1. m. En el juego del mus, envite del resto.
(Del diario El País, 28 de abril de 2011)
2. m. El PNV supedita el apoyo a los Presupuestos a que Bildu concurra a las urnas.
Se nota que el mus es un juego vasco.
El PNV ha decidido que sí se puede nadar y guardar la ropa al mismo tiempo. Por una parte son los máximos beneficiados de que no haya un partido abertzale que les pueda arañar votos por la izquierda - amén de que les tienen unas ganas locas de acabar de una vez con Eusko Alkartasuna, esos doblemente traidores - pero por el otro son conscientes que dejar pasar ésta aplicación estrepitosamente brutal de la Ley de Partidos y votar los presupuestos es un acto electoralmente suicida a largo plazo.
Me temía que ocurriese algo así: los nacionalistas no iban a abandonar al Gobierno hasta ocurriesen dos cosas: que recuperasen el poder en sus respectivas autonomías Y que el PP no sacaría mayoría absoluta en las elecciones subsiguientes. La segunda parte, al menos para ellos, parece que ya está: las encuestas siguen dando la victoria al PP, pero asumen que con el nuevo candidato la distancia entre unos y otros pasará a ser políticamente favorable (para ellos). Y con CiU ya aferrada al sillón en Sant Jaume, solo quedaba el PNV. Y el PNV sabe que apoyar al Gobierno con la Ley de Partidos es garantizarse problemas, quién sabe una escisión (es lo que tienen los nacionalismos catch-all). Los cálculos son complicados, pero el riesgo es menor: para un partido nacionalista, estar en la oposición es políticamente rentable - permite tener un discurso victimista. Así que le han pasado TODO el muerto al PSOE, que tiene ahora un brete del tamaño de un camión tráiler. El PSE ya ha visto el tamaño del muerto y también ha empezado a quitárselo de encima antes que le hunda del todo, como en 1999.
Lo que me fastidia sobremanera de todo éste tema es que todo el mundo parece dar por sentado que el Tribunal Supremo decidirá lo que le diga el Gobierno. Y me fastidia porque, pase lo que pase, es una vulneración de la normalidad democrática. Porque si es así, ¿qué hace el gobierno ordenando al Poder Judicial lo que tiene que hacer? Y si no lo es, ¿qué hace el Poder Judicial tomando decisiones intrínsecamente políticas sin preguntarle a nadie? (Aclaración: porque esa responsabilidad se la da la Ley de Partidos. Y no debería.)
Ésta Ley de Partidos es un remolino diabólico que va recortando, como un salami, las libertades políticas de ciudadanos españoles. Es necesario encontrar otra manera de cortarle el grifo a ETA, y una vez encontrada y aplicada, acabar de una vez con éste cáncer.
La democracia española así lo requiere.
Seguiremos informando.
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