viernes, 30 de noviembre de 2007

El heavy-folk quebequense y los neo-palurdos

Ésta mañana la lectura del periódico me ha dejado medio tieso. Es viernes y no hay ninguna noticia así buena a la que le pueda sacar punta. Eso sí, si han leído mi artículo anterior: ¿alguno de ustedes ha visto a la anciana ésta de la ley divina por televisión? ¿Se expresa tal como (más o menos) profeticé? Ansío por sus respuestas.

Pues, como ya decía, hoy es viernes y uno quiere hablar de temas más ligeritos. Mis lectores y amigos fieles saben que puedo llegar a ser cargante con cualquier cosa, así que intentaré ser lo más ameno posible.

Hasta hace relativamente poco, la opinión del francés medio acerca de los quebequenses era la de que Voltaire había expresado en el Cándido: "quelques arpents de neige", unas cuantas varas de nieve. Era una especie de lugar palurdo donde la gente hablaba raro, nevaba diez meses al año y no había ni vida cultural ni nada que se le pareciera. Y si la hubiera, no podría compararse con la francesa.

Pero como Fargo nos enseñó, ser palurdo de vez en cuándo mola. (Si no la han visto (maaaal)véanla en versión original). Y poco a poco, empezó a correr el rumor de gente que había ido a Montreal y no lo había pasado mal del todo, que aunque la cerveza era una mierda salía tirada de precio, y a pesar de que seguía haciendo un frío del carajo y la gente seguía hablando raro ("normando borracho" es la definición más próxima) la vida nocturna era muy buena y se podía vivir bien gastando relativamente poco dinero, al menos para los estándares franceses.

Llegó el euro en billetes y monedas, la cotización de la moneda única respecto al dólar canadiense empezó a aumentar y a aumentar, y poco a poco, cada vez más universitarios franceses marchaban a Quebec a pasar un año. Y volvían diciendo que sí, que la vida nocturna era muy buena, que aunque las cervezas embotelladas tipo Molson o Labatt eran efectivamente pis amargo había cervezas locales que estaban bastante bien, que había teatros, conciertos y que eran más baratos que en París. Quebec, de repente, se había puesto de moda.

Y entonces apareció la Mula.


Y entre los círculos perroflautas de las capitales francesas empezaron a oírse canciones en un acento raro, que sonaban como una mezcla entre un cantautor político y el Combo Musical de los Apalaches de Pa Johnston. Habían llegado los Cowboys Fringants.


Es una introducción muy larga para uno de mis grupos favoritos, pero qué demonios, soy así de complicado hablando y ya saben que tengo el gusto musical en los pies. Manden a la mierda a los Arcade Fire, amigos, los Cowboys are the real thing.


Éstos tarados (deben ser unos doce o así) hacen música que no puedo definir sino como heavy-folk. Mi favorita (y que constaba en mi celebrada lista de mis cinco peores canciones favoritas) sigue siendo Camping Sainte-Germaine, una descacharrante historia de dos lumpen-quebequenses que se van de luna de miel al camping epónimo. Eso acaba destruyendo el matrimonio, dado que el novio dedica más tiempo a las diferentes actividades lúdicas del entorno (escopetas de feria, torneos de petanca, beber cerveza) que a su joven esposa.

Otros temas, cuyos videoclips pueden encontrar en el YouTube, como Les etoiles filantes, Mon chum Remi o Plus Rien, son más educados.

Y eso sí, en directo son la leche. De ahí que hayan llenado locales (para su sorpresa) en casi todas las ciudades francesas a las que han ido.

Y bueno, sí, es neo-palurdismo. Pero a mí me mola.

Seguiremos informando.

jueves, 29 de noviembre de 2007

¿Y a Dios, quién le ha votado?

La Radio María polaca era uno de los pilares mediáticos del ya fenecido gobierno conjunto de Pili y Mili Kaczynski. Es una emisora destinada a un publico mayoritariamente anciano y rústico y que emite programas fuertemente arraigados en la tradición polaca: es decir, conspirativos, ultracatólicos y antisemitas. Épico fue aquél programa en el que afirmaron que la oposición y fundamentalistas islámicos se reunieron en un pueblo cercano a Varsovia para intercambiarse ántrax (lo juro). El grado de chunguez de tal emisora era tanto que la Conferencia Episcopal Polaca (que no puede presumir de ser precisamente progresista) se sintió obligada a crear una emisora (propiamente, Radio José) un poco más ponderada.

La Radio María española es esa emisora que siempre acaba apareciendo en el dial del coche cuándo estás buscando M80 (o, si estás en un día folclórico, Radiolé) y que, aparte de esos oyentes accidentales solo escuchan gentes a los que la COPE les resulta o demasiado política o demasiado tibia; en todo caso, gente compleja.

Y ha sido una de las pertenecientes al cast de dicha emisora, una encantadora dama galaica llamada Carmen Areoso, la que ha denunciado a cuatro científicos investigadores sobre células madre ante un tribunal de Granada acusándoles de "atentado a la vida". Aún no he visto a ésta señora por televisión (ni sé si ha aparecido) pero estoy absolutamente convencido que escucharla hablar debe de ser una experiencia acojonante/hilarante Tojeiro-style.

Lo más fascinante de todo es que, cuándo se le recordó que, no una, sino dos leyes (una del Parlamento andaluz y otra de las Cortes generales) ampara la investigación con células madre, la fermosa septuagenaria se salió con ésta (y cito literalmente del diario): "El trabajo es legal porque hay unos señores que han hecho esa ley, pero eso va contra la ley divina" Olé ahí.

Respecto al debate sobre qué es la vida humana yo tengo una opinión muy precisa: es un ser humano lo que puede sobrevivir fuera del vientre de la madre, con o sin ayuda; y doña Carmen puede decir lo que quiera, pero si me preguntan si un aglomerado de treinta y dos células madre es un ser humano he de decir que no. Y si encima esas treinta y dos células pueden ayudar a salvar otras vidas humanas, la pregunta ni se plantea.

Pero el punto del debate no es ese. Que una señora vaya a un juzgado y diga literalmente "aquí hay unos señores que cumplen la ley humana pero incumplen la de Dios" y que alguien le de oídos ya es de traca. Hay gente que se queja de que sea admitido a trámite; no estoy de acuerdo, pues uno de los objetivos de nuestro sistema legal es clarificar la ley. Pero eso sí; si el juez dice cualquier otra cosa que no sea "váyase a su casa y deje trabajar a la gente", ahí sí me verán cabreado. Porque mis leyes las hacen personas, personas a las que elijo en unas elecciones. A Dios no le ha votado nadie.

Seguiremos informando.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Por muchos que debiera ser pacido

Éste fin de semana tuve una suerte de momento místico personal en el que me reforcé en mi pasión por ésta mi ciudad, Madrid (el hecho de que viva en Villalba es una anomalía que me ocuparé de corregir a su debido tiempo)

Y justo ahora se presenta el proyecto de reforma del Paseo del Prado; más bien, el cuarto proyecto corregido para la reforma del Paseo del Prado (y Siza Vieira, cobrando).

Nuestra ínclita municipalidad se ve obligada por las pasiones populares (si es que consideramos "pueblo" a Tita Cervera) a reducir su entusiasmo por el hacha arboricida, que ha convertido a muchas plazas y vías públicas de Madrid en explanadas de acero y granito (la Gran Vía me viene a la mente) y para encajar los frondosos y copudos árboles del histórico Prado y las grandes aceras laterales que se quieren introducir, se han de reducir carriles de tráfico rodado.

Y ésto es anatema para el gobierno de la esperanzada Esperanza, que sostiene una política de transporte donde el utomóvil es soberano. Y ya ha venido a decir que a no ser que se construya un túnel para poder llevar el coche (¿cómo que un carril de subida sólo para autobuses?) no va a dar la aprobación que el proyecto necesita.

Wunderbar. La primera vez en doce años que el ayuntamiento de Madrid decide no construir un túnel y viene la Comunidad e insiste en que hay que hacerlo de todas maneras. Como dijo Danny de Vito, el día en el que encontremos el tesoro, tenemos que montar la fiesta del siglo.

Seguiremos informando.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Administrar la anomalía australiana

Éste fin de semana fueron las elecciones australianas, donde el Partido Liberal australiano ha recibido un centro-chut del electorado que le ha dejado bastante tieso, perdiendo casi un millón de votos (de diez millones).
El resultado electoral no sólo deja sin puesto al Líder Político Que Me Daba Más Miedo, John Howard (con su sempiterna sonrisa de "te voy a despellejar vivo y luego me comeré la piel") sino que además, si las proyecciones se cumplen, le puede dejar sin escaño.
¿Y a quién caraglio le importan las elecciones australianas?, declararán sectores bien informados de entre nuestros lectores. Hombre, Australia es un país tal que grande, así que es dificil no prestarle atención. El gobierno Howard ha sido, posiblemente, el gobierno que ha llevado a su país a Irak con más entusiasmo (sí, creánnos, con más entusiasmo que Bush), lo cuál es motivo para que desde aquí caiga mal.
Australia es un país anómalo. Al igual que Nueva Zelanda, es un transplante de Inglaterra en el otro lado del mundo. Y dado que su seña de identidad nacional es precisamente esa (qué rayos, tienen la Union Flag en la bandera) han intentado conservarse así de todas las maneras posibles e imaginables. En consecuencia, Australia es uno de los países más abiertamente racistas del mundo.
De ahí la política White Australia, que prohibió la inmigración de chinos hasta los años 70 (y de griegos hasta los años 50); de ahí la absoluta e integral marginación de los aborígenes, de ahí un montón de cosas más.
Pero el mundo se empequeñece, y llegar a Australia ya no tarda catorce meses, ni catorce semanas: ya tarda catorce horas. Y por todo el Índico y el Pacífico, Australia refulge como un faro de prosperidad: malayos, polinesios, melanesios, tailandeses, birmanos, cingaleses, indios y pakistaníes, todos quieren ir a Australia.
El gobierno Howard se ha mantenido en el poder catorce años en gran medida jugando con los temores de la clase media australiana de verse invadidos por la inmigración. Los atentados de Bali de 2002 (en los que murieron más australianos que balineses) dieron más combustible al Partido Liberal (y a su CSU rural, el Partido Nacional) para alentar ese miedo y combinarlo con la flotante amenaza del "terror". Sumemos a todo eso que tres cuartas partes de los medios de comunicación australianos son propiedad de Rupert Murdoch (es australiano, no lo olviden) y ya tenemos un cóctel de paranoia que a veces explota, como en los disturbios de hace un par de años.
Pero Australia ya no puede ir más lejos con ésta política. Asia se ha revelado como mejor negocio que América (más consumidores) y la población australiana envejece con progresivo vigor, vigor éste alentado por el hecho de que muchos jóvenes australianos de clase media se van a EE.UU. y a Europa; asfixiados por la presión de un país cada vez más patriotero, racista y olvidado. Y la paranoia terrorista se deshace por las propias bartolinadas de los que la intentan imponer: hace dos semanas detuvieron a un par de miembros del Partido Liberal por hacer panfletos en los que un grupo musulmán (sic) agradecía al Partido Laborista su apoyo a la inmigración y a la liberación de los terroristas de Bali.
En fin. Esperemos que a partir de ahora, las cosas vayan un poco mejor.
Seguiremos informando.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Un poquito de coherencia, por favor

Saben que si hay algo que afecta a éste corresponsal es Eurovisión.
Cierto es que yo soy un tipo raro y considero que buenos eran los tiempos de antaño, donde todo el mundo estaba obligado a cantar en su idioma y con orquesta en directo, y se llegaban a ver grandes momentos, como el director de orquesta de los Dschinghis Khan sudando más que todo el grupo junto, o unos pobres patanes intentando hacer un remedo de los Backstreet Boys en húngaro. Momentos épicos.
Y ahora Austria anuncia que no va a participar más en Eurovisión, porque, según ellos, ha perdido su "valor artístico" para convertirse en un "acto político". "Valor artístico". Habló la cadena de televisión que mandó a un glorioso jombre (Alf Poier, desde siempre en nuestra lista de héroes) a cantar (quicir) "La vaquita hace mú" en estirio.
Lo que emisoras como la ORF resienten es que vayan siendo relegadas año tras año a la fase de clasificación, mientras que países como Serbia, Estonia o Ucrania ganen el festival. Opinan que el hecho de que los países del Este se voten a sí mismos les da una ventaja injusta. Y no sólo se votan a sí mismos: gracias al televoto SMS, España le ha dado los doce puntos a Rumanía durante los últimos tres años de forma invariable. En suma, que los países del Este ganan porque son más.
Mentira y gorda. Los países del Este ganan porque son mejores, y si son mejores es porque a los países del Este Eurovisión les importa de verdad. Solemos olvidar que hace menos de veinte años veían Eurovisión con ojos golosos mientras sus propias televisiones públicas emitían fascinantes reportajes sobre factorías colectivizadas de yogur. Para los estonios, serbios o ucranianos, participar en Eurovisión es un símbolo de que pertenecen a la Europa capitalista, y ganar es ún símbolo de que son tan buenos o más que los países de Europa occidental que muchas veces les desprecian.
Nosotros pasamos de Eurovisión, lo consideramos una horterada y mandamos a las Ketchup. ¿Y luego vamos y nos quejamos? Un poquito de coherencia, por favor.
Seguiremos informando.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Un no se qué que qué sé yo

Creo que ésto ya se estaba volviendo demasiado sesudo.

¿Leen ustedes "Vicisitud y Sordidez"? ¿No? Pues deberían. Éste blog creado y mantenido por cuatro onvres (para utilizar su propia terminología), tres de ellos residentes en Galicia, hacen de éste templo cultural una de las cosas más grandes que ha dado Galicia tras José Tojeiro, y empatados con el pulpo a feira.

Algunos de los lectores de éste su blog (al menos los que dan señales de vida) podrán dar fe de la gloriosa sapiencia de "Vicisitud y Sordidez". Artículos como "El post épico en tres partes sobre Franco Battiato", "Los diez momentos más gay de la historia del metal", "Gibraltar para sórdidos" o "El fan fatal de Pimpinela", no sólo dan muestra de lo friki que puede llegar a ser el blog, sino que provocan tanto convulsiones de risa como la progresiva incorporación al propio vocabulario de numerosas palabras, entre ellas "onvre", "bigotón" y las infinitas variedades del vocablo "carallo".

Así que estaba bastante claro que si tendría que seguir un meme sería el de éstos grandes señores.

En el artículo en cuestión (que deben leer antes de seguir) cada uno de los autores lista cinco mujeres que, aunque uno no admiraría como símbolo erótico a primera vista, provocan lo que en V&S llaman perversión y lo que mi amigo el Mech denomina "un no se qué que qué sé yo"

No podía sino sentirme tentado. Con ésta perversión que tengo yo por las puritanas cerebrito y las que se esconden por los rincones en las fiestas (así me va en la vida) mi lista salta prácticamente de forma utomática. De hecho, lo difícil ha sido elegir entre todas, y que además no repitiese con la lista de los sórdidos (me habéis quitado a Judy Davis, malvados...) así que ahí va:

5. Emily Mortimer

Woody Allen dijo (y creo que lo puso gráficamente en una pinícula, pero no la he visto): "Desde pequeño me enamoraba de la mujer equivocada. Cuándo fui a ver Blancanieves y los Siete Enanitos, todos mis amigos se enamoraron de la princesa. Yo me enamoré de la reina."

Pues bien, algo parecido debía estar pensando yo cuándo salí de ver Match Point (a.k.a. Delitos Faltas 2: at London), del mismo Woody. Que sí, que bien, que la Scarlett es un mo-nu-men-to, pero primero: ya ha perdido su encanto de niña con voz cazalla (que me volvió enfermo en la nunca suficientemente valorada El Hombre que no estuvo allí) y se ha aputadonado de forma hercúlea; y segundo, ¿por qué tiene el protagonista que meterse en camisa de once varas si tiene al lado una moza mona, rica y suficientemente lista?

Emily Mortimer está absolutamente encantadora en esa película. No sé si será mi educación o algo así, pero en éstos triángulos amorosos siempre me quedo con la fea (en Lo que el Viento se Llevó soy Melania-fans absoluto) Sumamos a eso mi inherente anglofilia y ya desde el minuto 30 de película prefiero cien veces vivir la vida über-burguesa de club de campo, oporto y Covent Garden que me ofrece Emily que liarme con el pendón de la Escarlata.

4. Allison Janney

Que no se engañe nadie: el verdadero mito erótico de The West Wing es C.J. Cregg. Ningún otro de los personajes femeninos de la serie (cierto es que hay pocos) cumple con todos los requisitos de inteligencia, humor y porte. Añadimos a ésto mi sincera convicción de que el traje de chaqueta es el vestido más erógeno para una dama y se completa el cóctel. Y si tienen alguna duda, vean el episodio en el que interpreta The Jackal.

Nota bene: sólo he visto cuatro (las cuatro primeras) temporadas de la serie. Si le pasa algo (sobre todo, si al fin se lía con Danny Concannon) no lo quiero saber. Insisto.

3. Samantha Morton

Ya lo he dicho, soy un anglófilo contumaz. Y ésta muchacha parece estar condenada por su intenso acento de Nottinghamshire a hacer papeles o en los que hace de extranjera (como María Estuardo en la secuela de Elisabeth o de improbable española en Código 46) o en los que directamente no habla (como de muda en Acordes y Desacuerdos o de moza que se pasa el día en una piscina en la taradez ésta de Minority Report)

Fue precisamente en el flim de Woody en el que me fijé en la moza, como no, por ser la fea en un triángulo amoroso (del otro lado, Uma Thurman). Y, bueno, en éste caso uno nunca se esperaba nada bueno para Sam (de Sean Penn nunca se puede esperar gran cosa)

No he visto los otros flims en los que habla (quicir) pero si en ellos está tan mona como en la de Woody, seguirá subiendo puestos en mi top 5.

2. Charlotte Gainsbourg

Vi a ésta muchacha por primera vez en una de las cienes y cienes de adaptaciones de Jane Eyre (los ingleses al parecer nunca se cansan de la novela decimonónica y sus subproductos), donde (¡siempre igual!) hacía de fea del triángulo amoroso (su rival era Elle Macpherson)

Ya de familia tiene un punto positivo: es hija de Serge Gainsbourg, el gambitero más famoso de los 60, famoso por pillarse a muchachas de 16/17 años (entre ellas Brigitte Bardot y Jane Birkin, la mamá de Charlotte), tirárselas y luego convertirlas en superestrellas.

La última vez que la vi fue en la por lo demás infumable La Ciencia del Sueño, donde conseguía el asombroso hecho (sobre todo para un ojo tan entrenado como el mío) de parecer más joven que el Gael García-Bernal, que tendrá cara de niño toda su vida, a pesar de que Charlotte ya tiene unos respetables 36 años.

1. Jennifer Jason-Leigh

Claro que sí. Pequeñita pero matona, ésta señora ya está desde hace tiempo en lo alto de mi lista.

Aunque empezó haciendo pelis para adolescentes, los frikis como un servidor la recuerdan haciendo de princesa de armas tomar en Los Señores del Acero (esa película donde Rutger Hauer habla inglés con el inconfundible acentazo neerlandés), y posteriormente en otros flims como El Gran Salto (una de los Coen que me falta por ver de nuevo), Existenz (vale, sí, es muy comercial, pero es Cronemberg al fin y al cabo, diablos) y un breve cameo haciendo de Ma Hanks en Camino a (la) Perdición.

Y en todas ellas, no solo muestra que como actriz vale un potosí, además de darme un morbo muy serio.

En fin, que ahí queda eso. Aquí del refrán, aunque sea fea la moza, si a ti te gusta, retoza.

Seguiremos informando.

martes, 20 de noviembre de 2007

Pato cojo y purpurado

En la jerga política estadounidense, un "pato cojo" es aquél político que, al estar al final de su mandato, no tiene ninguna ambición (ni, en consecuencia, ninguna restricción) y, por lo tanto, se puede dedicar a hacer lo que le pide el cuerpo.
Ricardo Blázquez es un pato cojo. La sorda lucha (recordemos que, cuándo se trata de sotanas, todo va entre bambalinas) entre los sectores progresista y conservador de la Iglesia Católica hispana se decanta claramente hacia la esquina fachólica, amparada por el inapelable peso del Roma locuta. La próxima elección de presidente de la Conferencia Episcopal se decantará naturalmente hacia alguno de los carcandidatos amparados por los pesos pesados, Rouco y Cañizares, así que Blázquez ha decidido que es hora de hacer ciertos gestos.
Es difícil, para un profano, estimar el peso que tiene para la Iglesia Católica el decir "en algunas cosas hemos cometido ciertos errores", que viene a ser lo que, en resumen, dijo el cardenal. Peso porque el "sostenella y no enmendalla" es fundamental para la aspiración última de la Iglesia española: ser una referencia política y social en un país que cada vez ignora más a sus curas (nota bene: el envejecimiento de la población española refrena ésta tendencia, pero no la detiene)
Peso porque la hipótesis oficial de Cruzada sigue más viva que nunca, tanto en las beatificaciones masivas de "mártires", como en los templos a su martirio que empiezan a brotar por doquier.
Peso porque en el momento en el que el franquismo empieza a ser reconocido como lo que fue, es decir, una terrible dictadura donde la Iglesia fue la segunda pata del trípode Ejército-Iglesia-Burocracia, pueden empezar a pedirse responsabilidades.
Quizás poniendo la venda antes de la herida, a través de un pato cojo cuyas palabras no reflejarán el verdadero sentir de la Iglesia española en seis meses, crea la Conferencia Episcopal que no se le pedirán cuentas por las patochadas de la presentación de obispos, Franco bajo palo y caídos por Dios y por España, presentes.
Pero no es suficiente. El día en el que Rouco pida perdón, me lo creo más.
Seguiremos informando.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Total Bigotista Show

Fin de semana movido en la capital, lo que originó que algunos semovientes prefiriesen quedarse en casa en lugar de disfrutar de la espléndida fiesta que organizamos el Jaime y yo. Hubo un cuentacuentos en el que interpreté el papel de Ahmed, el Narrador Torpe y Tartamudo, no sin antes una épica actuación del Trío Calaveras interpretando el etérneo clásico de los Tres Fabulosos Paraguayos titulado, how else, "Paraguay, Paraguay".
Hubo regalos, tarta, y hasta el "Cumpleaños Feliz" (con rubor). A la vuelta, el Mech, Marta y un servidor pudimos comprobar en vivo y en directo la actuación del Über-Dispositivo Policial: para una riña al parecer poco importante (hasta ahora no he tenido mayor noticia) no menos de veinte patrullas tanto de Nacional como de Municipal y una ambulancia del SAMUR.
Al final la sangre no llegó al río en las calles, pero en la rave capitalina del bigotismo hubo de todo menos cariño.
En primer lugar, ese experimento de convertir al naranja en el color oficial del partido se ha mandado definitivamente al traste: el azul clásico predominaba por doquier en la cartelería (por cierto, ¿no podrían haberle sacado otra foto a Rajoy? Es que hasta parece que en algún momento le va a escurrir la baba por las comisuras de la boca)
En segundo, algunas cosas nunca cambian, y la Gruntling Brigade (o Brigada del Gruñido) compuesta por los projombres tipo Acebes, ha vuelto a demostrar que el único argumento electoral así como importante del PP es el terrorismo en su variante con txapela. Que si el Gobierno ha negociado con ETA (pues sí, como todo gobierno) que puede volverlo a hacer (pues sí, como todo gobierno) y las mismas lindezas con las que nos torturan desde hace años.
Luego lo de las Guarderidas Gratis. Dentro del concepto educativo del bigotismo, suponemos que será entregarles un cheque a los padres para que con él paguen a un cura para que cuide de los niños. Lo de una red de guarderías públicas y gratuitas no sólo es anatema para la derecha, sino además competencia de las comunidades autónomas.
Y al final, como traca, la Gran Falacia Fiscal Bigotista®: vamos a hacer que los españoles que cobren menos de 16.000 euros no paguen IRPF. ¿Qué entiende Rajoy por no "pagar IRPF"? Si lo entiende como "no hacer la declaración", recordemos que eso no implica no pagar IRPF. A mí me retienen IRPF con mi salario, aunque no tenga que declararlo. Y es poco, pero es el IRPF. Si implica "que no te retengan IRPF" abrimos la puerta a un fraude fiscal de proporciones épicas que es lo último que necesita el Tesoro Público ahora mismo.
En fin, show must go on. Esperen nuevas entregas.
Seguiremos informando.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Días de Cine: "Deus e o Diabo na terra do sol"

Por si no estaban enterados, tengo un nuevo trabajo. Y, por primera vez desde 2002, trabajo por las mañanas. Y aunque aún me faltan semanas para ver el dinero, pasta, parné, presidentes muertos, Michael Jackson... ya me permito ciertos lujos de cultureta vespertino.

La Embajada de Brasil ha organizado un ciclo de cine brasileño (sorprendiendo a su corresponsal, que no tenía noticias de que la embajada de Brasil hiciera nada) que terminaba hoy; así que aprovechando que mañana puedo quedarme dormido hasta tarde (pero no muy tarde, tengo un par de tartas que hacer) decidí pasarme a ver un clásico del cine brasileño, "Deus e o Diabo na Terra do Sol", de Glauber Rocha.

Entre el público estaba la notablemente atractiva nieta de Glauber, que lleva una fundación que se dedica a resguardar la memoria del director, y que agradeció tímidamente en el espantoso portuñol que chapurrea el brasileño medio la presencia de espectadores en la Sala Palafox.

Cuándo la película se estrenó, en 1964, al salir de la sala el caricaturista y humorista Jaguar dijo una frase memorable: "La película es una mierda, pero el director es genial." Saliendo hoy del cine, me di cuenta que Jaguar tenía razón.

Me explico: Glauber Rocha era una fuerza de la naturaleza. Tenía una inequívoca vocación y talento para el cine, y quería mostrar el verdadero Brasil a los brasileños y al mundo, en un lenguaje cargado de símbolos. El hecho de que hacer cine en Brasil fuese ya de por si complicado, y que hacer cine experimental era (y es) algo casi imposible, no le consiguió contener en su voluntad.

"Deus e o Diabo na terra do sol" es eso: una historia cargada de fuerza simbólica, dónde los símbolos de la religión, la política y la pasión se mezclan en el explosivo calderón del semidesértico Noreste de Brasil. Imágenes, complementadas por la música del gran genio de la música clásica brasileña, Heitor Villa-Lobos, que saltan a la vista del espectador, cargadas de fuerza y significado.

El problema es que el espectador, y más el espectador moderno, debe conseguir obviar la absoluta precariedad técnica y, seamos francos, interpretativa, para poder apreciar qué era lo que Glauber Rocha estaba intentando hacer. Desde un punto de vista meramente técnico (fotografía, montaje, sonoplastia) la película sólo está un escalón por encima de Ed Wood, cosa que un sector del público no pudo dejar de notar y señalar con risitas. Lo que me sorprendió de mí mismo es que conseguí obviar las deficiencias de la película y descubrirla como lo que es: una obra que con un poco más de dinero y tiempo se podría haber convertido en un clásico de todos los tiempos.

Seguiremos informando.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Cartel en pruebas

Gran pompa y boato del bigotismo para celebrar su "Conferencia Política", lo que implica carteles de Rajoy en las autopistas, a ver qué tal sale la foto en los carteles.

"Conferencia Política" es un nombre que le han dado para evitar celebrar una "convención", que aunque dentro del ideario bigotista viene a ser más o menos lo mismo (quicir, aplaudir al jefe a rabiar y luego jamón y vino español) según los estatutos del PP (pffff) implicaría un discurso de Aznar y otro de Fraga.

Y tan desesperados están en el PP para darle una imagen a Rajoy como candidato (porque se van dando cuenta que ni como líder ni como gestor su imagen consigue despegar) que le han hecho un show a su medida, sólo para él, sin que nadie le pueda hacer sombra.

Grandes aclamaciones al Querido Líder. Por ese lado, nada nuevo bajo el sol.

Por otro lado, Miguel Bosé dice que sólo volverá a cantar en Venezuela si Hugo Chávez no es reelegido.

En éste momento doy gracias por no ser venezolano, porque si he de elegir entre Miguel Bosé y Hugo Chávez, la verdad, preferiría ahogarme en el Lago de Maracaibo.

Seguiremos informando.

martes, 13 de noviembre de 2007

¿Y el príncipe? ¿Se sabe defender solito?

Prensa y público son unánimes: en Santiago de Chile el rey de España se ha portado como se portaría cualquier español en similares circunstancias, y, por ello, ha sido vigorosamente aplaudido.

Ya sabemos, por tanto, que el Carlangas tiene la capacidad de resolver una discusión a su favor a través del reconocido Spanish Assertiveness Method®, es decir, hablar más alto y/o decir algo más burro que tu rival, y, si imprescindible, hacerle un frac de hostias.

Al mismo tiempo, en Madrid, se celebra el juicio contra los dos integrantes de la plantilla de El Jueves que cometieron el grave delito de publicar una portada que mostraba al príncipe y a la princesa de Asturias en el acto carnal. El hecho de que en éste país haya programas de televisión donde unas imágenes sacadas con una cutre-cámara de visión nocturna de alguien mesándose la frente ya son prueba (quicir) de alcoholismo galopante y delirium tremens no ha sido inconveniente para que la Fiscalía General del Estado se haya tomado ésto bastante en serio.

Cada vez más tengo la sensación de que todo ésto ha sido un calentón de alguien (no quiero saber de quién). Espero por el bien de todos que éstos muchachos salgan a la rue libres de multas y cargos.

Actualizaré cuándo vuelva del trabajo, opinando sobre el veredicto.

Seguiremos informando.

Actualizo: tres mil euros es lo que cuesta hacer un chiste sobre el Príncipe de Asturias. Cuándo los tribunales cuantifican el honor de uno, uno deja de valer lo que vale y empieza a valer lo que cuesta.

Seguiremos informando.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Mato al que me tire de las orejas

Éste miércoles que viene su corresponsal aquí cumple veintiséis años. Dado que esa misma semana mi amigo Jaime también cumple sus años, hemos decidido hacer una fiesta juntos, en compló, buscando dinero.

La fiesta se celebrará el sábado 17, en el antro "Zaratustra, o el eterno retorno", sito en la Costanilla de los Desamparados, 13. La costanilla de los Desamparados está entre Huertas, 57 y Atocha, 80. El metro es Antón Martín: la boca de Atocha, impares es la que está mejor situada, pero cierra a las 21h30. De la boca de la plaza de Antón Martín bajen por Atocha o Moratín hasta encontrar la Costanilla de los Desamparados.

Todo ésto en Madrid. Por si acaso.

Para ir calentando el ambiente (quicir) habrá cuentacuentos a partir de las 21h30. Quién quiera contar cuento tendrá que llegar a tiempo: el que a las 21h35 no esté ya en el Zaratustra, llega, se guarda su cuento en el bolsillo, se agencia una gaseosa aromatizada y se ríe con el resto. Los que no quieran contar cuentos, pueden ir llegando conforme avanza la noche. Pero ojo: pretendemos estar hasta el cierre, más o menos hasta las 3h30 de la mañana.

Están invitados tanto mis amigos como mis enemigos, aunque voy avisando desde ya que para mis enemigos no hay tarta.

Para más informaciones contacten con Jaime o conmigo.

Seguiremos informando.

P.D. Para los lectores de Ruina Imponente que tienen la mala suerte de estar fuera de Madrid, éste su corresponsal les pide:

a) Que nos escriban a menudo, porque, a pesar de que lo hemos dicho varias veces, a veces cuesta que la gente se de cuenta de que nos gusta que nos escriban.

b) Y que no se olviden de traernos un regalo de donde rayos estén.

Y, sí, a mí también me alegra tener noticias tuyas.








No le interrumpan la siesta al Rey

Va a ser duro aguantar a la caterva de perroflautas pro-bolivarianos quejarse de la "agresión" por parte del king al profeta venezolano. Igualmente duro va a ser aguantar a la derecha canina que acusará a Zapatero (dentro de su habitual política) de "haber dejado" que el Rey pierda la compostura en plena Cumbre Iberoamericana.

Pero mucho más duro es aguantar a Hugo Chávez, así que difícilmente podría reprocharle al Carlangas el que se haya puesto como se puso con el presentador de televisión, cantante de rancheras, pelotero de béisbol, y ocasionalmente, presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías. El jombre de Miraflores ha demostrado sobradamente su capacidad de largar como un predicador (con el mismo tono de voz, además) y convertirse para la Cumbre Iberoamericana en el equivalente del cuñado bakala en una celebración familiar.

Y es que es eso: la Cumbre Iberoamericana es normalmente la excusa que tiene el King para comer platos típicos, hincharse a catar licores locales y dormir la siesta mientras que los licenciados presidentes latinoamericanos desfilan uno a uno por la tribuna de oradores para soltar sus ampulosas parrafadas sobre la solidaridad y unidad interiberoamericanas. Que venga Hugo Chávez y le interrumpa la siesta para soltar sus diatribas y, encima, meterse con España (porque no sólo fue Aznar el objetivo de sus dardos, ni mucho menos), le debe haber tocado sus reales sensibilidades cosa mala.

Por otra parte, Aznar no es un fascista. Quizás lo fuese en 1977, pero no lo es ahora. Y sí, es un cretino, ególatra, autoritario y creído, pero a pesar de esas cualidades, y (sigh) puede que por causa de ellas, fue elegido dos veces presidente del Gobierno.

Y, sí, presidente Chávez, en su programa de la tele puede decir usted lo que le venga en gana. Pero si le sacan por ahí y le invitan a langosta de Chiloé y Concha y Toro reserva, lo mínimo que puede hacer es subir a la tribuna y decir muy despacio que la América hispana es un prodigio mundial de solidaridad y cooperación. Y dejar dormir al Rey.

Seguiremos informando.



sábado, 10 de noviembre de 2007

Días de Cine: "Persépolis"

Éste mes de agosto estuve con mi familia en Portugal, y dado que mi familia es de São Paulo y la playa del paulista es el centro comercial, acabamos todos una tarde en el centro comercial más grande de Lisboa (y si me apuran y mis cálculos no se equivocan, el más grande de la Península Ibérica) En él había una FNAC, y como ustedes saben yo ante éstas cosas no tengo ni Dios ni libre albedrío. Después de llevarme algunos sustos (¡¡75 euros por la cuarta temporada de "The West Wing"!!) encontré en la sección de comics un libro que llevaba tiempo queriendo leer: una historia de una muchacha iraní y sus vivencias con la revolución islámica de 1979. Me esperaba encontrar una historia de semovientes barbudos y sus ansias de sangre, un "No sin mi hija" en versión comic; en lugar de eso me encontré una historia muy bien contada, humana, tierna, y lo que para un cínico como yo es más importante: sin maniqueísmos. No solté el comic hasta que me di cuenta que llevaba una hora y media leyéndomelo.

Y lo que se puede decir del comic se puede decir de la película "Persépolis", que fui a ver ayer con mi amiga Ruth y ese melenudo bohemio con barbas que suele ir con ella. Sorprenden dos cosas: primero, que en un tema tan delicado y que puede dar origen a riadas de gore, todo sea tratado de forma tan sensible, y al mismo tiempo tan directa; segundo, y posiblemente lo más importante: que sea tan fácil para nosotros identificar (e incluso identificarnos) a los personajes de la obra. Familias burguesas, progresistas y cosmopolitas como la de la protagonista de la obra las hay en todas partes. Incluso en Irán, y eso es algo sorprendente y que obliga a muchos a replantearse sus propios tópicos.

Estéticamente, la película es fiel al comic, aunque en mi opinión abusa de la estructura de capítulos. Como no soy un esteta (gracias a Dios) eso no implica que no sea una gran película.

Hay más, pero lo quiero comentar con ustedes. Vayan a verla.

Seguiremos informando.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Las cosas que Aznar no sabe

José María Aznar López, a.k.a. Bigotus Máximus y Líder Mundial, está sobrado. Ahora que ha escrito un nuevo linvro, titulado "Cartas a un Joven Español", en los que explica a un supuesto "Santiago" su cosmovisión política y económica (ejem), y dado que está en plena apoteosis de su labor como Profeta Bíblico de la grey bigotista, es profusamente solicitado para entrevistas tipo "me alegra que me hagas precisamente esa pregunta" en los medios afines.

Ayer estuvo en "La Mañana" de la COPE, también llamada cariñosamente Los Ciento Ochenta Minutos de Odio (Orwell was right). Fedeguico, que a pesar de ser un lameculos es un lameculos organizado, intentó que el Querido Líder no se ensuciara la boca con la sentencia del 11-M y lo esquivó rápidamente con un "supongo que no habrá tenido tiempo de leerse la sentencia", así que lo llevó a temas más amenos y divertidos. El Gran Bigote dijo sentirse "humillado" por el hecho de que Sarkozy "hubiera salvado" a los españoles de Chad mientras que nuestro Ministerio de Exteriores no hacía nada.

Si ustedes han leído éste blog con atención, recordarán que la intención del über-corrupto gobierno de Chad era recibir un jugoso cheque del Elíseo. Nuestro ministerio de Relaciones Exteriores ha hecho exactamente lo que tenía que hacer; callarse la boca mientras que los franceses se ocupaban del tinglado y de la factura. Pero ésto Aznar no lo sabe.

En principio todos se prometían muy felices. Pero el gobierno de Chad se ha dado cuenta demasiado tarde que ellos no son Libia. Y ésta es la hora de recordar una característica de la política francesa con respecto a sus ex-colonias. De las grandes ex-potencias coloniales, la que peor ha llevado lo de la descolonización ha sido Francia. Recordemos que durante la descolonización africana, el que cortaba la morue en Francia era el general De Gaulle, el cuál no era muy amigo de abandonar tierra conquistada precisamente. Así que la política africana de Francia, que se trazó ya por aquella época, se basaba y se basa en una sencilla premisa: los negros que hagan como que gobiernan, pero el que se limpie el culo sin consultar con París comete un pecado très grave. Y para evitar que los gobernantes africanos (quicir) se olviden de ésta simple premisa, nada mejor que tener guarniciones de paracaidistas franceses a la puerta de cada palacio presidencial desde Dakar hasta Bangui. Ésta política exterior del pie en pared, cuyas dramáticas consecuencias pueden verse con claridad en el devastador libro Le estreché la mano al diablo, del general canadiense Roméo Dallaire (que Aznar no ha podido leer porque, incomprensiblemente, no está traducido al castellano), genera odio anti-francés por donde pasa, además de costarle a las arcas francesas miles de millones de jeuros. Pero ésto Aznar tampoco lo sabe.

Y si supiera, tampoco le importaría. Como tan bien sabemos, Aznar es de la opinión de que qué son miles de millones de euros y comportarte como un matón a nivel internacional con tal de dejarte bien ante los líderes del mundo.

Eso sí es humillante. Pero eso Aznar no lo sabe.

Seguiremos informando.

martes, 6 de noviembre de 2007

Por no estorbar

Siempre cuento ésta historia.

Cuándo tenía dieciséis años vi Martín (Hache). Para quién no haya visto la película, trata de un chaval argentino llamado Martín (Juan Diego Botto), residente en Buenos Aires y de padres divorciados. La vida de excesos y drojas en la capital argentina le llevan a un mal estado y se va a vivir con su padre, también llamado Martín (Federico Luppi) un director teatral que vive en Madrid. La película trata del daño que hacemos a las personas que nos quieren y queremos: Martín hijo (o "hache", de ahí el título de la película) hacía daño a los demás poniendo en peligro su propia vida de forma irresponsable; Martín padre hacía daño a los demás desde su terrible torre de marfil, construida a base de contención y orgullo, desde la cuál obviaba toda sensibilidad y se dedicaba a destruir a las personas que aún le dedicaban atención.

Algunos amigos míos me han contado que, al ver la película, se sentían identificados con Martín hijo. Yo, con dieciséis años, me sentí identificado con Martín padre. Y no me gustó lo que vi. Me propuse a mí mismo no convertirme en lo que Martín padre era: un hombre que, alzado en su poderío intelectual y la ególatra autosatisfacción que le proporcionaba, se quedaba cada vez más solo y destruía la vida de los que les rodeaba. Durante diez años pensé que había tenido éxito.

Hasta hoy.

Desde que volví de Rotterdam, en mi cabeza estaba la idea de irme de casa; un trabajo de nueve a cinco, de lunes a viernes, amigos los fines de semana, en fin, la vida sencilla del burgués acomodado. Sabía qué quería hacer, y tenía una vaga idea de como hacerlo. Discutiendo ésta noche con mis padres (que al contrario de lo que es usual no le ven tanta urgencia al irme de casa), de lo que me he dado cuenta hoy es por qué realmente quería hacerlo.

Y era para convertirme en Martín Echenique.

Ha sido una catarsis terrible y he llorado como hacía tiempo que no lo hacía. Me he dado cuenta de que me he convertido en la persona que no quería ser; un tipo que oculta sus sentimientos y se pone como excusa el no querer estorbar, pero en realidad no quiere entrar en la vida de los demás y que los demás no entren en la suya; interesado (al menos públicamente) sólo en sus frikismos, su música y su conocimiento enciclopédico. Un hombre que no quiere sentir porque no quiere dejar en su vida espacio para lo incontrolable. Y no lo quiere hacer porque le tiene miedo a lo incontrolable. Un miedo atroz.

Hay gente que no resuelve éstos problemas nunca. Viven vidas aparentemente productivas y pueden llegar a contener su frustración de manera tan efectiva que pueden hasta creerse que no tienen éste problema.

Pero no quiero vivir así, apartándome de lo que no puedo controlar por miedo a equivocarme, a fracasar, a perder el rumbo. No quiero, pero no conozco otra cosa, y me da mucho, muchísimo miedo cambiar.

Estoy muy perdido.

Seguiremos informando.




Hoy, de consolas

Es la hora de ponerse geek. Y no será la última vez.

De entre las historias más interesantes del siglo XX está la historia de la electrónica de consumo. Es injusto que no suelan llegar a nosotros (dentro de la habitual estulticia de nuestras distribuidoras cinematográficas) los estupendos documentales que hacen en Estados Unidos sobre la historia de la informática. Son anécdotas y más anécdotas contadas por nerds del averno cincuentones con camisas hawaianas; para éste su corresponsal, horas de diversión. Y entre las mejores historias que da la electrónica de consumo están las guerras de formatos. VHS contra Beta, PC contra Mac, Windows contra Linux, la lista es larga y cada una de ellas da para libros y libros. Son guerras que generan filias y fobias, mellan amistades y separan familias.

Para mí, como supongo que para muchos de ustedes, la guerra más memorable fue la de las consolas de 16 bits: Super Nintendo contra Mega Drive. La consola blanca contra la consola negra; Mario contra Sonic; Nintendo destacaba en juegos de rol y plataformas; Sega prefería los deportes y los mamporros. Yo era un nintendero orgulloso de serlo. Compartía la Super Nintendo con mi hermano el Mat, que entonces, como ahora, juega mejor que yo. Para nosotros, chavales de trece y once años, la Super Nintendo era el gran invento de nuestra era. La guerra de las consolas la acabó ganando Sony, cuándo lanzó lo que básicamente era una Super Nintendo con CD: la primera PlayStation. Pero para entonces, yo ya tenía ordenador; las consolas habían pasado para mí.

Hay una lección que todavía no se ha aprendido dentro del mundo de la electrónica de consumo, y es de lo que trata éste artículo (¡ya era hora!): una consola es un ordenador que se utiliza para jugar. Única y exclusivamente para jugar. Para todo lo demás existe Master... perdón, existen los ordenadores de verdad; más baratos y más adaptables. La entrada de Philips en el mercado de los videojuegos fue un desastre, porque su engendro, el CD-i, tenía un propósito más educativo que lúdico, y fue prestamente olvidado (no sin antes llevar al mundo los peores juegos que hayan llevado el sacrosanto nombre de Zelda, que son para Shigeru Miyamoto lo que el Especial de Acción de Gracias de Star Wars es para George Lucas)

Y, a pesar de tantos intentos fallidos, Sony, que había sido salvada de la quema por sus videoconsolas, decide lanzar su PlayStation 3 como un "centro multimedia familiar". Mis huevos. Lo que la gente vio fue una consola de 700 euros, y, naturalmente, se ha ido a la competencia. Ahora están intentando salvar los muebles bajando precios; pero éstas cosas cuándo mal empiezan, mal acaban.

Quizás el tiempo me quite la razón. Quizás no.

Pero, mientras tanto, seguiremos informando.







lunes, 5 de noviembre de 2007

Bajarse al moro

Fascina el hecho de que algunos prohombres de España opinen que, aunque Gibraltar haya estado en manos británicas durante los últimos 304 años, sigue siendo parte inalienable de nuestro territorio nacional, mientras que el hecho de que Ceuta y Melilla formen parte de nuestra gran nación desde hace 510 años las convierte en tan españolas como Toledo o Burgos.

Pero éstas pequeñas paradojas no son el objetivo de éste artículo. Todas éstas parideiras sobre Ceuta y Melilla, impulsadas de forma entusiasta por el gobierno marroquí, son un intento de recuperar un poco el orgullo patrio y la fidelidad institucional hacia un rey y un gobierno que lleva diez años prometiendo reformas que no se producen, más que nada porque el pueblo marroquí es perfectamente consciente que en Rabat se piensa que ésto de la democracia está muy bien, siempre y cuándo no coarte el sagrado derecho del Rey y Comendador de los Creyentes de hacer lo que le salga de los huevos, derecho que ejerce muy a menudo. Y, claro, no es una perspectiva demasiado alentadora para cualquier demócrata.

Marruecos es un país sin objetivos. Las personas más capaces del país sueñan con usar sus conocimientos para salir por piernas. Y los que quedan son los más ignorantes y atrasados, carne de populismos de toda clase.

Ceuta y Melilla, por otra parte, se enfrentan a un desafío cada vez mayor: una población musulmana de nacionalidad española, que por simple aritmética demográfica avanza a pasos cada vez más agigantados hacia convertirse en la mayoría de la población en ambas ciudades. Son gente que vive hacinada en guetos como Benzú y Príncipe Alfonso, donde ni la Guardia Civil se atreve a entrar; gente que posiblemente no vaya a sacudir banderas y gritar "vivaspaña". Su integración política y social es un hecho inevitable que crea obvias tensiones en un mundo donde la extrema derecha tiene un peso importante y donde el GIL llegó a ganar las elecciones.

Pero ojo, que los ceutíes y melillenses musulmanes no se sientan aceptados por la sociedad española no les convierte en quintacolumnistas del Reino de Marruecos. Aunque, dentro de nuestra habitual de sensibilidad cultural, para el español medio todo ciudadano de allende el Estrecho reciba la sencilla etiqueta de "moro", hay que recordar que históricamente existe una tensión racial importantísima dentro de Marruecos.

Para entenderla hay que recordar la historia: en el siglo VII de nuestra era, montados sobre la combinación de Islam y testarudez beduina, los árabes salieron de su península y se expandieron por todo el Norte de África. Cuándo llegaron al actual Marruecos, no lo encontraron despoblado; en él vivían los bereberes, de cultura y religión muy distinta.

Desde entonces, existe una tensión racial muy importante entre las élites de origen árabe, que hablan y entienden el árabe clásico y el francés, y una población bereber, localizada sobre todo en el Norte, de habla amazigh. Ésta población se siente tanto o más discriminada por los árabes de la Gran Llanura que por los españoles, y ante ésta situación, pesan más las ventajas económicas de nuestro país.

Si al final la visita se resume a salir por la ciudad española, saludar y luego inaugurar un polideportivo o algo, sinceramente, mucho ruido y pocas nueces. Si realmente la monarquía española sirve para algo, si en serio quisiera tener un propósito de integración nacional, debería ir a hablar con esos españoles más morenos, en esos barrios sin agua corriente, para mostrarles que, en efecto, el país donde viven es España y España es la que les sacará del hoyo.

Pero sé que estoy hablando solo.

Seguiremos informando.




Usted secuestre, la France payera

Hay una nueva forma de ganar dinero en África, y con los kalashnikovs cada vez más caros es obvio que su popularidad no puede sino crecer.

Lo que abrió la veda fue el caso de las enfermeras búlgaras. Si no recuerdan el caso, yo se lo explico: imagínense la sanidad pública de Libia. Si no pueden, imagínense la sanidad pública italiana y adáptenla a las condiciones del tercer mundo. ¿Ya se lo imaginan?

Pues bien, en el sistema de donación de sangre de un hospital infantil se infiltra (dada la nula existencia de controles) el virus del SIDA. Se infectan cientos de niños.

Como es obvio que nuestro amigo (ahora es nuestro amigo, recuerden, Aznar le regaló un caballo) Muammar el-Gaddafi no va a asumir responsabilidades por la desgracia, se le ocurre una peregrina idea: acusar al médico responsable de la unidad de donación de sangre (un palestino) y a sus enfermeras (búlgaras) de conspirar para infectar voluntariamente a los niñitos, en un maligno intento de destruir a la juventud libia.

Nadie sabe como, pero las familias de los niños se lo creen, y exigen el paredón. Aliviado, Muammar ordena a los tribunales de justicia libios (pfff) que satisfaga a los exaltados parientes.

Entra en escena el gobierno búlgaro, no muy favorable a la idea de ver a sus compatriotas en tal trance. Intenta todo lo que puede, pero la importancia geoestratégica de Bulgaria no es allá gran cosa.

Y, de repente, suena la Cabalgata de las Valkirias. Francia siempre ha resentido la influencia norteamericana en el Este europeo (La política exterior francesa se basa mayoritariamente en Francia resintiendo cosas) y ve en ésto la oportunidad de presumir de poder.

Hablan con Gaddafi, le ofrecen millones de jeuros, y Muammar, que aunque ha llegado a salir en televisión con una toalla en la cabeza es todo menos estúpido, pone a las enfermeras en un Airbus francés rumbo a Sofía.

Lecciones aprendidas: si metes suficiente presión a los gabachos, empiezan a soltar pasta.

Pasamos al país de al lado: Chad. Chad ha pasado en guerra con Libia, tanto oficial como extraoficialmente, gran parte de los últimos veinte años. Su problema es el de la mayoría de países saharianos: de un lado del desierto hay árabes, del otro hay negros. Y se llevan a la perra.

Y dado que Nicolas Sarkozy ha decidido equipar a los árabes con diñeiro y armas, nada más lógico que el presidente chadiano se pregunte: "¿Y de lo mío, qué?"

Así pues, capturamos a una de las organizaciones de tráfico de niños que operan por aquí (cuya connivencia con las otoridades se sobreentiende), pillamos a un grupo de hispanos a ver si tenemos ración extra y a esperar el cheque de París.

Y aquí estamos.

Seguiremos informando.

Por qué me cambié de periódico

Mi amigo el Gentleman tiene, entre otras cualidades, un humor muy sutil y un compromiso político un poco peculiar, definido por la inmortal frase: "¿Hay gobierno? Entonces estoy en contra." (Por desgracia la frase no es suya, pero creo que la abrazaría sin mayor problema.)

Como yo soy un semoviente en principio comprometido políticamente, solemos tener algunas peloteras sin mayor transcendencia, en las que se enfrentan, en una esquina del ring, mi pragmatismo templado de optimismo cuasi-utópico, y en la otra, Muhammad Ali, es decir, un cinismo elitista fuck-all que no tiene por qué ser incorrecto per se. Pero como soy de natural contrario a la confrontación (no me hice hare-krishna porque la comida macrobiótica está definitivamente en contra de mi filosofía vital) la sangre no suele llegar al río y desviamos el tema hasta puntos donde coincidimos, como las damas, el teatro barroco y Los Gandules.

Pero el otro día tuvimos una pelotera debida a la prensa diaria. Sustento la opinión de que, al menos en Madrid, la gente no compra prensa como medio de información, sino como instrumento de identificación ideológica. Entrar en la oficina, en el autobús o en la peluquería con el periódico bajo el brazo puede suponer toda la diferencia del mundo dependiendo de la cabecera que traigas.

Yo estaba muy quemado con El País. Primero, por la obvia decadencia de su calidad periodística; las piezas de agencia se traducían mal, se dejaban al azar detalles sobre las noticias y, en una maniobra que nadie entendió, se puso a Santiago Segurola, que posiblemente sea la persona que mejor escribe de júrgo en éste país, como jefe de la sección de Cultura. Pero lo que me fastidió del todo fue la progresiva verticalización del periódico en la estructura del grupo Prisa. El viejo Polanco era un señor más listo que el hambre que descubrió que: a) uno puede tener un periódico y no hacer que sus editoriales reflejen tus propias ideas; y b) que eso da mucho más dinero. Pero el viejo Polanco enfermó, tomaron las riendas sus hijos, que se creían y creen esas mandangas de "el grupo multimedia global". Así pues, no hubo número de El País donde se nos recordase que el grupo Prisa era una apuesta segura y de futuro. Y, a partir de entonces, no hubo más televisión que Cuatro, ni más radio que la SER, ni más libros que los de Alfaguara y Taurus, ni más revistas que El País Semanal y Claves. La gota que colmó el vaso fue la insistencia, incluida en los antaño sacrosantos editoriales, en la estúpida pugna por los derechos del júrgo. Se insistía, página tras página, que lo que era bueno para Prisa era bueno para España.

Y yo no estoy de acuerdo.

Por otro lado, llevo leyendo a la gente que escribe y dirige Público desde antes de irme a Rotterdam. (De hecho, el director de Público, Ignacio Escolar, llegó a enlazar en su blog Baked Beans are Off, hecho que mi estimado amigo Hidalgo no deja de envidiarme.) Estuve en una conferencia que el actual director de Internacional, Iñigo Sáenz de Ugarte, dio en la facultad, e hice unas preguntas bastante competentes que el tipo no supo responder muy bien (cierto es que mi retórica en público, que combina equilibradamente a Demóstenes y a Cantinflas, no ayuda mucho a hacerme comprensible). En todo caso, me gusta como escribe.

Cierto es que gráficamente, Público es como ADN con esteroides. Pero tiene una doble página sobre videojuegos los domingos; ha publicado más sobre comic en dos meses que El País en los diez años que lo llevaba leyendo; la sección de deportes es bastante menos júrgocéntrica que lo habitual...

En fin, que me gustó y me gusta.

Y viene el Gentleman a informarme de una delirante conspiranoia informando que el diario es nada más y nada menos que una fachada de corta duración destinada a quitarle lectores a El País y a acabar con el grupo Prisa. Citaba él a un "amigo suyo" destinado en el diario como fuente del scoop.

Una cosa es cierta: por lo que he visto por la calle, el próximo EGM hará más por las vesículas seminales de Pedro J. Ramírez que los corpiños colorados: probablemente la cantidad de gente que se ha pasado a Público haga que El Mundo venda más que El País por primera vez desde 1994.

Y, a pesar de lo que diga mi amigo el Gentleman, eso no es necesariamente malo.

La propaganda de la derecha ha imbricado tanto la relación entre la izquierda española y el grupo Polanco que se ha llegado a creer que son imprescindibles el uno al otro. Y no es así. Si El País se convirtió en el portavoz del progresismo español era porque su línea editorial así lo aprobaba. Pero ya no es lo mismo. El proyecto de un periódico de izquierda no sectaria y humanista que fundó El País en 1976 ha desaparecido para convertirse en un cementerio de viejos elefantes y una herramienta de política de empresa. España sigue adelante mientras que El País ya tiene un patrimonio que defender.

Putadas de las izquierdas. El universo siempre supera los límites que nos trazamos.

Seguiremos informando.

Tres

Hay gente que conserva el viejo blog toda la vida. Son los que se convertirán en líderes de masas y al final de los tiempos dominarán el mundo, porque fueron dotados por el Ser Supremo del don de la constancia.

Yo, por desgracia, no tengo ese don.

Ruina Imponente piensa ser lo que Baked Beans are Off fue y lo que Casco Oscuro nunca llegó a ser; un blog personal, una vitrina del pensamiento de éste su corresponsal (si es que piensa alguna vez).

Su intención es, a corto plazo, recuperar los lectores que tuve en tiempos mejores. A largo plazo, convertirse en referencia intelectual de una generación y, como en todas partes, la dominación mundial.

Pero como todos los blogs que tuve y tendré, Ruina Imponente se alimenta de las contribuciones intelectuales de sus lectores. La gente me grita por las calles "¡escribe en el blog!" como si las ideas me fluyesen como un inmenso río cerebroide. A pesar de lo que pueda llegar a parecer, la imagen que tengo de mí mismo como escritor es bastante pobre. Mi intención es crear debate, no predicar; siempre he sido más de tertulia que de púlpito. Puedo escribir el pugnetero discurso fúnebre de Péricles, pero si nadie comenta, si no genero un debate entre mis lectores, tendré la sensación de que he fracasado.

Así que aquí quedan abiertos los comentarios. Dejen enlaces, ideas, comenten y hablen. Ruina Imponente es mío, pero también es suyo.

Seguiremos informando.