Mi nunca suficientemente ponderada madame Lunatrix me escribe desde las lejanas tierras del Norte echando humo negro por la nariz. Me solicita (muy amablemente) que de mi opinión sobre ésta noticia, a saber, que los dos partidos mayoritarios están negociando quitarle el voto a los emigrantes y residentes en el extranjero en las elecciones municipales, autonómicas y para el Congreso de los Diputados, haciendo que el voto en el exterior únicamente elija los cuatro senadores de una circunscripción única.
La comunidad de expatriados (N. del T.: un expatriado es lo mismo que un inmigrante, solo que con dinero), por supuesto, ha puesto el grito en el cielo, indicando que ésto es un abuso, que quitan a los emigrantes el derecho a elegir a sus representantes, etcétera, etcétera.
Siento muchísimo hacerle el feo a mi amiga, pero es que estoy de acuerdo con la reforma. Estoy de acuerdo porque responde a una necesidad imperativa, que es evitar que el voto de los residentes ausentes (es el nombre oficial) se convierta en un sindios aún más de lo que es.
El sistema actual funciona de ésta manera: existe un registro centralizado de los electores residentes en el exterior: el Censo Electoral de Residentes Ausentes, o CERA. El CERA recibe las inscripciones de todos los residentes ausentes registrados en los respectivos consulados de España en el extranjero. Ésto es ya de por sí complicado conociendo el habitualmente parcimonioso proceder del Ministerio de Relaciones Exteriores, derivado, fundamentalmente, de que el MREyC generalmente nunca tiene mucho dinero para agilizar los trámites administrativos. Luego el CERA tiene que comunicar a todas y cada una de las 52 juntas electorales provinciales el número de residentes ausentes. Y son éstas juntas provinciales las que se deben encargar de ver en qué mesa electoral vota el elector ausente y, posteriormente, enviarle su sobre grande de papel kraft con su sobre y sus papeletas.
La reforma viene porque la Ley de Memoria Histórica ha dado la nacionalidad española a casi 200.000 personas, descendientes de emigrantes que tuvieron que huir durante o tras la Guerra Civil. Y ésto complica mucho (más) las cosas. Imaginemos que Don Manolo Goreiro, natural de Cachafeiro del Carballo (Pontevedra) emigrase a Argentina en 1938 y tuviese once hijos allí. Pongamos que de los descendientes de don Manolo, 30 o 40 de ellos tuviesen derecho a optar por la nacionalidad española, y, que de ellos, 25 lo hiciesen (no es una cifra descabellada). Pongamos igualmente que Cachafeiro del Carballo tenga, ahora mismo, 20 habitantes (tampoco es una cifra descabellada). Eso significa que los hijos y nietos de don Manolo, que muy probablemente no hayan estado en Cachafeiro del Carballo en la vida y prefieran sobradamente el mate dulce al orujo con hierbas, tendrían la posibilidad de elegir, unilateralmente, al alcalde de un sitio en el que no han estado jamás. Las posibilidades de fraude son infinitas y por eso ambos partidos, PP y PSOE depositan litros de dinero en Sudamérica durante las campañas electorales, sobre todo las gallegas. (Me temo que uno de los objetivos del pacto es permitir a ambos partidos cortar gastos por ahí)
La creación de una circunscripción específica para el voto ausente es, en consecuencia, una forma de ahorrar dinero, recortar papeleo y evitar el fraude. ¿Que no vas a poder elegir al alcalde de Granada? Pues, sinceramente, lo siento, pero es que ya no vives allí. En mi opinión, es más importante que el nigeriano que lleva nueve años en Madrid, en una calle llena de baches , pueda echar a patadas al incompetente de su alcalde. Y, en tu caso, que tú puedas echar a patadas a Mofletitos Tremblay y puedas sumar un voto más para Projet Montréal.
Seguiremos informando.
La comunidad de expatriados (N. del T.: un expatriado es lo mismo que un inmigrante, solo que con dinero), por supuesto, ha puesto el grito en el cielo, indicando que ésto es un abuso, que quitan a los emigrantes el derecho a elegir a sus representantes, etcétera, etcétera.
Siento muchísimo hacerle el feo a mi amiga, pero es que estoy de acuerdo con la reforma. Estoy de acuerdo porque responde a una necesidad imperativa, que es evitar que el voto de los residentes ausentes (es el nombre oficial) se convierta en un sindios aún más de lo que es.
El sistema actual funciona de ésta manera: existe un registro centralizado de los electores residentes en el exterior: el Censo Electoral de Residentes Ausentes, o CERA. El CERA recibe las inscripciones de todos los residentes ausentes registrados en los respectivos consulados de España en el extranjero. Ésto es ya de por sí complicado conociendo el habitualmente parcimonioso proceder del Ministerio de Relaciones Exteriores, derivado, fundamentalmente, de que el MREyC generalmente nunca tiene mucho dinero para agilizar los trámites administrativos. Luego el CERA tiene que comunicar a todas y cada una de las 52 juntas electorales provinciales el número de residentes ausentes. Y son éstas juntas provinciales las que se deben encargar de ver en qué mesa electoral vota el elector ausente y, posteriormente, enviarle su sobre grande de papel kraft con su sobre y sus papeletas.
La reforma viene porque la Ley de Memoria Histórica ha dado la nacionalidad española a casi 200.000 personas, descendientes de emigrantes que tuvieron que huir durante o tras la Guerra Civil. Y ésto complica mucho (más) las cosas. Imaginemos que Don Manolo Goreiro, natural de Cachafeiro del Carballo (Pontevedra) emigrase a Argentina en 1938 y tuviese once hijos allí. Pongamos que de los descendientes de don Manolo, 30 o 40 de ellos tuviesen derecho a optar por la nacionalidad española, y, que de ellos, 25 lo hiciesen (no es una cifra descabellada). Pongamos igualmente que Cachafeiro del Carballo tenga, ahora mismo, 20 habitantes (tampoco es una cifra descabellada). Eso significa que los hijos y nietos de don Manolo, que muy probablemente no hayan estado en Cachafeiro del Carballo en la vida y prefieran sobradamente el mate dulce al orujo con hierbas, tendrían la posibilidad de elegir, unilateralmente, al alcalde de un sitio en el que no han estado jamás. Las posibilidades de fraude son infinitas y por eso ambos partidos, PP y PSOE depositan litros de dinero en Sudamérica durante las campañas electorales, sobre todo las gallegas. (Me temo que uno de los objetivos del pacto es permitir a ambos partidos cortar gastos por ahí)
La creación de una circunscripción específica para el voto ausente es, en consecuencia, una forma de ahorrar dinero, recortar papeleo y evitar el fraude. ¿Que no vas a poder elegir al alcalde de Granada? Pues, sinceramente, lo siento, pero es que ya no vives allí. En mi opinión, es más importante que el nigeriano que lleva nueve años en Madrid, en una calle llena de baches , pueda echar a patadas al incompetente de su alcalde. Y, en tu caso, que tú puedas echar a patadas a Mofletitos Tremblay y puedas sumar un voto más para Projet Montréal.
Seguiremos informando.
8 comentarios:
Pásese, si tiene un momento, por http://www.socialistasenred.com, que yo creo que le gustará. Ya me dirá. Yo voy a proponer su blog a la Asamblea, para que le inviten formalmente, si eso, o informalmente, si aquello.
Gracias Thiago. Yo no tengo ningún interés en votar al alcalde de Granada, pero al Congreso sí. Y me pregunto cuántos de los registrados en el CERA son los famosos beneficiarios de la ley de la memoria histórica y cuántos son gente que se ha ido fuera ya adultos y esperan poder volver tarde o temprano. Sabes que estoy de acuerdo con el voto inmigrante, pero por ahora no parece que vayan a agilizar los procesos de adquisición de la nacionalidad para extranjeros residentes en España y la abstención es altísima, entonces quién elige a los que gobiernan el país? Ellos mismos?
Por otra parte, me han dicho que ésta sólo es una pequeña parte de una reforma que se queda muy corta.
Escribes muy bien Thiago, y si te leyera sin haberme informado estaría de acuerdo contigo. Pero creo que el árbol no te deja ver el bosque. Lo de la Ley de la Memoria histórica es una pantalla de humo; lo de recortar los gastos está bien pero ... entonces también podríamos meterle mano a muchas otras instituciones que hacen de España un país democrático.
No tengas duda de que pediré la nacionalidad canadiense dentro de dos años para poder morderle los ojos a los políticos de aquí, que en todas partes cuecen habas (o guisantes!).
Gracias y un abrazo, L.
No estoy de acuerdo con tu punto de vista.
Obviamente los nietos de don Manolo Goreiro, que nunca han puesto un pie en España, no tienen por qué opinar sobre la política del país. Nunca han estado en España, nunca han recibido educación ni ningún otro servicio en España, y a todos los efectos, son ciudadanos extranjeros aunque tengan pasaporte español. Me parece correcto que estas personas no puedan votar.
Pero otra gran parte somos españoles que nos hemos ido al extranjero. Hemos vivido en España toda la vida pero por circunstancias del destino, ya no estamos allí. ¿Por qué no vamos a tener derecho a voto en nuestro país? ¿Por qué no iba a haber nadie en el Congreso de los Diputados que nos representase?
Saludos desde UK.
España ha sido generosa en la concesión de la nacionalidad a los hijos de emigrados, sea por razones políticas o económicas. Hay gente que considera que detrás de esto hay escusas razones políticas; puede ser, pero en mi opinión lo hemos hecho porque podemos: porque ya hemos logrado ser un país lo suficientemente próspero como para permitir e incentivar el regreso de los que se marcharon buscando una vida mejor.
La intención de la reforma, por mucho que se aúlle en grupos de Facebook sin fin, no es retirar a los residentes ausentes su derecho al voto: es atenuar la repercusión política de ese voto hasta igualarla con la importancia real de los residentes ausentes en la vida política nacional. Que es - y, si hemos de ser justos, debe de ser - mínima.
Generalmente no soy tan tajante y me expreso con términos más diplomáticos, pero es que el hecho de que yo sea un español por elección personal - no tengo la excusa de no haberlo podido evitar - me hace tenerlo tan claro que no puedo expresarlo en términos más ponderados: quién quiera que su voto cuente, quién quiera que su opinión sea importante para decidir de qué manera debemos llevar éste país hacia adelante, no tiene más que una opción: volverse y apoquinar con éste país que tenemos, con sus maravillas y sus defectos, y darle de martillazos hasta hacerlo como uno sueña.
Que ver los toros desde la barrera es facilísimo.
Muy bien Thiago, esa es tu opinión. Y ahora, yendo a la legislación del país, no crees que quitarle a los emigrantes el derecho a votar el congreso es algo así como irregular? Y oye, ya que estamos con la reforma de la ley electoral (perdón, proceso electoral, para que no se queje nadie), no te parece que habría que cambiar un par de cosillas más que vendrían al pelo? Aparte de persona opinante no eras tú politólogo o algo de eso?? ;o)
Sigo buscando el texto que se está discutiendo y no lo encuentro, demonios.
Estamos de acuerdo en las municipales, hasta ahí bien. Pero no sé de qué barrera me hablas, sinceramente. Aquí en lo que según tú son las gradas son muchos los que siguen pagando impuestos, los que vuelven siempre que pueden, los que ven la tele, leen los periódicos y cubren total o parcialmente los gastos de los familiares que quedaron allí. No estamos de vacaciones y además, todos (o casi todos) planeamos nuestro futuro con la idea de volver en algún momento. No estamos al otro lado de la barrera sino a horcajadas sobre ella.
Y si quieres te dejo ya en paz, que bastante te he incordiado. Gracias!
Me parece muy bien la reforma, sobre todo atendiendo al ejemplo de Galicia, donde coinciden mucha emigración y concentrada en un país -Argentina- lo que pone muy fácil las cosas para influir mucho en las elecciones municipales y autonómicas. Se me quedaría una cara muy rara si en mi ciudad el voto de los no residentes fuera el que determinase quién es el alcalde: podría decidir gastar el presupuesto en viajes gratis para los que emigraron, en lugar de en arreglar las calles.
Si se crea una circunscripción única no se les deja sin derecho al voto, sólo que eligen sus cuatro diputados sin asociarlos a ninguna provincia particular.
Y ya que estamos, se podría decidir el número de diputados de cada circunscripción de forma proporcional al censo, aunque mucho me temo que esto no lo veremos...
... bueno Miguel, dejarnos sin voto en el Congreso es casi equivalente a dejarnos sin voto, porque el Senado ya ves cómo anda (por cierto, a ése sí que le tenían que haber metido mano).
Repito: con lo de los alcaldes no me meto, mi problema es que nos quiten el voto en el congreso que es lo que parece que va a pasar.
Problemas de 'leer en diagonal': pensé que la circunscripción única era para el Congreso. Cambio entonces mi postura: una circunscripción única para el Congreso con un número de diputados de acuerdo al número de españoles residiendo en el extranjero sería lo propio, porque el Senado ya sabemos para qué sirve.
En las administraciones locales creo que habría que andarse con más cuidado, por lo dicho anteriormente.
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