La Audiencia Nacional cierra el caso Egunkaria, siete años después, absolviendo a todo el mundo. Termina así de forma surrealista y triste, el proceso contra la víctima más evidente de la ofensiva del bigotismo contra el nacionalismo vasco en general, consecuencia directa de la hubris bigotista tras la mayoría absoluta.
Recordemos: tras la ruptura de la tregua el bigotismo establece como paradigma máximo de la política antiterrorista el principio monolítico: o estás con el PP - o estás con ETA. Eran los tiempos en los que el PNV (y, por descontado, el PSOE) era acusado, cuándo menos, de connivencia con los terroristas, cuándo no directamente de terrorismo, con el respaldo, entonces valioso, de las asociaciones de víctimas del terrorismo.
El pecado mortal que acabó con Egunkaria fue el hecho de estar escrito íntegramente en euskera. Si la alienidad de las lenguas regionales ya de por sí aterra - y por lo tanto provoca un rechazo visceral - en las derechas hispanas de toda la vida (de ésta gente que no entiende por qué en París se habla francés pudiendo hablar castellano) en el caso del euskera ese sentimiento está aún más acentuado porque el euskera, al contrario que el catalán o el gallego, no puede ser entendido de primeras por el castellanohablante.
En consecuencia, si en gran parte de la población hay una reacción visceral que considera hostil a todo aquél que hable en catalán o gallego pudiendo hablar otra cosa (qué gente más desconsiderada) imagínense hablar en euskera, máxime con la losa de desprestigio que el terrorismo impone al nacionalismo vasco en general.
Eso hizo que en el momento que alguien, en unos papeles incautados a ETA, leyó que la organización apreciaba favorablemente la existencia de Egunkaria, fue la ficha de dominó que se necesitaba para convertir automáticamente a todo aquél involucrado con el periódico en un peligroso terrorista. Qué coño: si hasta Egin (y después Gara), órganos oficiales de la izquierda abertzale, se escribían y se escriben en su mayor parte en castellano, ¿qué de excluyente y sectario sería un periódico únicamente en lengua vasca? ¡Terroristas! ¡Al trullo!
Partamos de la base que en una organización que, en su delirio, considera que Euskal Herria, ahora mismo, debe ser una sociedad monolingüe - el que dos tercios de los vascos no sepa ni "bai" de euskera es un detalle que no se considera, pero sabemos muy bien que ésta muchachada no deja que esa maketa realidad se interponga en el camino de su proyecto - no puede sino mirar con buenos ojos la existencia de un periódico íntegramente en euskera.
Pero la muchachada de Egunkaria, salvo excepciones, era de esa rara gente (aunque cada vez son más) de extrema izquierda que quiere la independencia del País Vasco pero que no está a favor de lograrlo vía bombazo. Si algo, el cierre de Egunkaria benefició a ETA - dejando la exclusiva de la prensa en euskera a Gara, ésta sí, abiertamente proetarra.
Siete años después, con el periódico ya cerrado - ya de por sí con problemas económicos (como casi toda la prensa en lenguas regionales en España), prohibido de circular, con la dirección en prisión preventiva, no duró demasiado como empresa publicadora - ahora la Audiencia Nacional reconoce que se dejó llevar por el entusiasmo impuesto por "Mr. Plácido" Mayor Oreja, a la sazón candidato a las europeas, que quería irse a Estrasburgo montado en la burra de "yo soy el peor enemigo de ETA" (iniciativa en la que tuvo notable éxito, tanto que sigue en la burra cuándo ya no le cree ni Rajoy)
Todo ésto es miel sobre hojuelas para los que siguen manteniendo la falacia de que éste país es un estado policial sin derechos. Gracias, don Jaime. (Largo y penoso suspiro.)
Seguiremos informando.
Recordemos: tras la ruptura de la tregua el bigotismo establece como paradigma máximo de la política antiterrorista el principio monolítico: o estás con el PP - o estás con ETA. Eran los tiempos en los que el PNV (y, por descontado, el PSOE) era acusado, cuándo menos, de connivencia con los terroristas, cuándo no directamente de terrorismo, con el respaldo, entonces valioso, de las asociaciones de víctimas del terrorismo.
El pecado mortal que acabó con Egunkaria fue el hecho de estar escrito íntegramente en euskera. Si la alienidad de las lenguas regionales ya de por sí aterra - y por lo tanto provoca un rechazo visceral - en las derechas hispanas de toda la vida (de ésta gente que no entiende por qué en París se habla francés pudiendo hablar castellano) en el caso del euskera ese sentimiento está aún más acentuado porque el euskera, al contrario que el catalán o el gallego, no puede ser entendido de primeras por el castellanohablante.
En consecuencia, si en gran parte de la población hay una reacción visceral que considera hostil a todo aquél que hable en catalán o gallego pudiendo hablar otra cosa (qué gente más desconsiderada) imagínense hablar en euskera, máxime con la losa de desprestigio que el terrorismo impone al nacionalismo vasco en general.
Eso hizo que en el momento que alguien, en unos papeles incautados a ETA, leyó que la organización apreciaba favorablemente la existencia de Egunkaria, fue la ficha de dominó que se necesitaba para convertir automáticamente a todo aquél involucrado con el periódico en un peligroso terrorista. Qué coño: si hasta Egin (y después Gara), órganos oficiales de la izquierda abertzale, se escribían y se escriben en su mayor parte en castellano, ¿qué de excluyente y sectario sería un periódico únicamente en lengua vasca? ¡Terroristas! ¡Al trullo!
Partamos de la base que en una organización que, en su delirio, considera que Euskal Herria, ahora mismo, debe ser una sociedad monolingüe - el que dos tercios de los vascos no sepa ni "bai" de euskera es un detalle que no se considera, pero sabemos muy bien que ésta muchachada no deja que esa maketa realidad se interponga en el camino de su proyecto - no puede sino mirar con buenos ojos la existencia de un periódico íntegramente en euskera.
Pero la muchachada de Egunkaria, salvo excepciones, era de esa rara gente (aunque cada vez son más) de extrema izquierda que quiere la independencia del País Vasco pero que no está a favor de lograrlo vía bombazo. Si algo, el cierre de Egunkaria benefició a ETA - dejando la exclusiva de la prensa en euskera a Gara, ésta sí, abiertamente proetarra.
Siete años después, con el periódico ya cerrado - ya de por sí con problemas económicos (como casi toda la prensa en lenguas regionales en España), prohibido de circular, con la dirección en prisión preventiva, no duró demasiado como empresa publicadora - ahora la Audiencia Nacional reconoce que se dejó llevar por el entusiasmo impuesto por "Mr. Plácido" Mayor Oreja, a la sazón candidato a las europeas, que quería irse a Estrasburgo montado en la burra de "yo soy el peor enemigo de ETA" (iniciativa en la que tuvo notable éxito, tanto que sigue en la burra cuándo ya no le cree ni Rajoy)
Todo ésto es miel sobre hojuelas para los que siguen manteniendo la falacia de que éste país es un estado policial sin derechos. Gracias, don Jaime. (Largo y penoso suspiro.)
Seguiremos informando.
2 comentarios:
Bueno, sobre lo que comentas de que se desea una sociedad monolingüe, no estoy de acuerdo. Pero lo que no quieren (queremos) es ver desaparecer nuestra lengua. Si algune se ha leído la sentencia sobre egunkaria, en su página 16 dice cláramente que la acusación de Dignidad y Justicia manifiesta que la lengua vasca y la difución de la cultura vasca son constitutivas de delito. Terroristas. Así de claro. http://www.gara.net/agiriak/20100412_sent_egunk.pdf Y de todas formas, el objetivo se cumplió: Cerrar el periódico, que era lo que se quería.
Los socialistas no dijeron ni mu de Egunkaria recuerda. Y no se hizo en ofensiva del bigotismo, sino en el marco de un pacto pp-psoe.
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