lunes, 7 de febrero de 2011

El dilema que no debería ser

Ya saben mi opinión acerca de la Ley de Partidos y de la ilegalización de Batasuna, y si no la saben den un repaso a mis artículos anteriores, que siempre es entretenido.

El Gobierno no debería tener un dilema. Se trata de que el Ministerio del Interior debe coger la Ley de Partidos y leérsela. Ese, y no otro, ha de ser el parámetro que ha de seguir el Gobierno ante los nuevos estatutos de Batasuna. Si no me la leí mal en su día, con los nuevos estatutos Batasuna puede obtener su registro. Y si puede, se le debe conceder, y si no, no: es la ley. Y si la ley no se cumple por la conveniencia política de algunos - como indican algunos autores, no sé si como justificación - pues apaga y vámonos. Aquí no hay espacio para la voluntad política: se trata de una Ley Orgánica que desarrolla un principio fundamental de la Constitución, no decidir el color de los autobuses. Si un partido político que no tiene motivos para ser ilegal pasa a serlo por la voluntad subjetiva del Consejo de Ministros - que es lo que pide el bigotismo y sus secuaces a voz en cuello - nos encontramos ante una degradación sustantiva de la calidad de la democracia española.

Hay que recordar que, en 1977, existía un debate serio sobre si era conveniente o no legalizar al Partido Comunista de España. A quien menos le convenía electoralmente, en el espectro político español, era al Partido Socialista: la existencia del PCE fragmentaba la izquierda y abría camino para la victoria de Suárez, que se acabó produciendo. Pero en su día el PSOE prefirió defender la democracia en toda su pureza, una democracia íntegra, antes que ganar unas elecciones que quizás hubiesen ganado si hubiesen hecho trampa. Y finalmente, el pueblo español llevó a los socialistas a la Moncloa de todas maneras.

Es eso lo que tengo que decir a los que prefieren justificar su cobardía con el argumento de que legalizar Batasuna puede apear al PSE de Ajuria Enea. Lo que necesitamos, ahora y siempre, solo son dos cosas muy sencillas: un compromiso con la democracia y confianza en la sabiduría del pueblo español. Todo lo demás vendrá por añadidura.

Seguiremos informando.

2 comentarios:

Dlanikov Rubianovich dijo...

"pero en su día el PSOE prefirió defender la democracia en toda su pureza, una democracia íntegra"

Thiago? has empezado con las drogas?

Citoyen dijo...

Sigue mi razonamiento:

1. La democracia es un buen sistema de gobierno porque es un procedimiento que bajo ciertas condiciones produce resultados (outcomes) que valoramos como buenos. En mi caso, la valoración tiene que ver alguna función de bienestar a mitad de camino entre Rawls y Harsanyi además de algunos principios de orden estético que considero básicos.
2. Los procedimientos -y todos los "principios fundamentales" que no son juicios de valor "puros", sino apoyados en alguna hipótesis de hecho- son secundarios, aunque son importantes si uno tiene en cuenta a) Argumentos de pendiente resbaladiza y b) Que pueden ser una pieza para salvaguardar el apoyo hacia otras piezas importantes (ejemplo hipotético, en una coalición que una a cristianos y socialistas, el principio de prohibición del aborto puede ser importante para soportar el principio de igualdad).
3. La interpretación de las leyes es flexible. Y la interpretación de las leyes políticas basadas lo es aún más.

Dicho esto, desde mi punto de vista, demorar un poco más la legalización de Batasuna -o condicionarlo no es necesariamente un problema si eso contribuye a que cuando se legalice, lleven una desventaja considerable o termine de ahogarse por falta de infraestructura. Ahora mismo, la gente independentista en el país vasco tiene una opción política a la que votar (Aralar), completamente desvinculada de ETA, así que la importancia de la restricción de opciones políticas es relativamente menor.