miércoles, 11 de febrero de 2009

Tutta una vita onora

La muerte de Eluana Englaro, muy a su pesar, no ha sido una muerte digna. Lo digno hubiera sido que, desde un principio, se hubiera respetado su decisión y la de su familia, y que, tranquilamente, sin alharaca alguna, se hubiesen desconectado las máquinas que la mantenían en una vida que no puede llamarse vida, para que todos, ella la primera, pudiesen descansar del dolor.

Pero no ha sido así. Las fuerzas católicas, con el Papa a la cabeza, adoptaron a la pobre Eluana para convertirla en la punta de lanza de la que ya podemos llamar sin tapujos Segunda Contrarreforma en Italia. Y, como no, el gobierno de Berlusconi, ya abiertamente fascista, ha abrazado la causa del "derecho a la vida" y la fe, llegando al insulto y a la agresión, pruebas del fanatismo inconsecuente, fundamentalismo católico que ocupa hoy los palacios Chigi y de Montecittorio.

Es de aplaudir, por lo tanto, la coherencia del viejo comunista que hoy ocupa el Quirinal. Ruina Imponente saluda al presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, y agradece el hecho de que a pesar de su edad y falta de poder no se deje avasallar por éste nuevo mussolini con implantes de cabello que recibe el nombre de Silvio Berlusconi.

Dice el viejo proverbio italiano que un bel morir tutta una vita onora. No ha sido hermoso, ni digno, pero es y será una llamada de atención. La fuerza de la Segunda Contrarreforma nos quiere quemar a Bruno, condenar a Galileo, acabar con la medicina y con la ciencia, destruir los logros sociales que tanto ha costado conseguir.

Resistan, amigos. Resistan.

Seguiremos informando.

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