Llueve abundantemente en el Sudoeste de Europa, lo que, para variar, nos incluye. A los productores de informativos les encanta poner a sus reporteros en katiuskas, con el agua hasta los tobillos, a grabar a enlutadas señoras de negro a quién la riada se les ha llevado las fotos de boda. Los telediarios se llenan de éstas historias de familias que construyeron las casas en plena rambla - lo cuál no se controla por razones que escapan a mi entendimiento pero seguro que tienen que ver con sobres de papel kraft con euros dentro - y que lo han perdido todo, enterrado bajo toneladas de lodo.
También es noticia la isla de Madeira, donde las riadas han llenado de piedras y lodo el centro de la capital, Funchal, y han dejado aislados a municipios enteros. Madeira es famosa por su vino dulce, sus empinadas cuestas, sus frondosos bosques y, para un friki politólogo como yo, por su folclórico presidente autonómico, Alberto João Jardim, una especie de Fraga pero con mala educación. Jardim parecía haber tratado la tragedia con ponderación, pero ya ha vuelto a hacer de las suyas: según publica hoy la prensa lusitana, a pesar de los cuarenta muertos y de toda la infraestructura perdida, Jardim se niega a pedir la declaración de zona catastrófica - según sus palabras, "para no asustar el turismo".
Sin embargo, he tenido que enterarme por la Wikipedia de otra gran tragedia por las lluvias. El viernes, en Mequínez (Meknes, en árabe), un sitio que, a vuelo de pájaro, está tan lejos de Sevilla como Sevilla está de Madrid, un minarete de tapial (una especie de adobe) reblandecido por las lluvias se vino abajo cuándo estaba a punto de empezar la oración. Murieron 41 personas. No sé por qué, pero me temo que para Mequínez no habrá gol de Cristiano Ronaldo, ni reporteros en katiuskas, ni generosas subvenciones de la Unión Europea.
Pero la lluvia es la misma para todos.
Seguiremos informando.
También es noticia la isla de Madeira, donde las riadas han llenado de piedras y lodo el centro de la capital, Funchal, y han dejado aislados a municipios enteros. Madeira es famosa por su vino dulce, sus empinadas cuestas, sus frondosos bosques y, para un friki politólogo como yo, por su folclórico presidente autonómico, Alberto João Jardim, una especie de Fraga pero con mala educación. Jardim parecía haber tratado la tragedia con ponderación, pero ya ha vuelto a hacer de las suyas: según publica hoy la prensa lusitana, a pesar de los cuarenta muertos y de toda la infraestructura perdida, Jardim se niega a pedir la declaración de zona catastrófica - según sus palabras, "para no asustar el turismo".
Sin embargo, he tenido que enterarme por la Wikipedia de otra gran tragedia por las lluvias. El viernes, en Mequínez (Meknes, en árabe), un sitio que, a vuelo de pájaro, está tan lejos de Sevilla como Sevilla está de Madrid, un minarete de tapial (una especie de adobe) reblandecido por las lluvias se vino abajo cuándo estaba a punto de empezar la oración. Murieron 41 personas. No sé por qué, pero me temo que para Mequínez no habrá gol de Cristiano Ronaldo, ni reporteros en katiuskas, ni generosas subvenciones de la Unión Europea.
Pero la lluvia es la misma para todos.
Seguiremos informando.
1 comentario:
En Montreal también va a llover esta semana. En pleno febrero. Pero no tanto.
Soy yo, o este año estamos teniendo demasiadas catástrofes naturales?
Un abrazo ...
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