Cuándo escribo dos artículos en el mismo día, o es por un evento importante, o es porque me pongo autobiográfico. Y ya oigo mascullar en el fondo de la sala, pero ésto es lo que hay: si algún día deciden contarle a una hermosa dama / gentil mancebo como su amigo Thiago escribe bien (sort of) tendrán que sacar del cajón artículos como éste. No soy un literato; no tengo la santa paciencia de sentarme, día tras día, y sacarle punta a los adjetivos, intentando que no se repitan. Verbalmente soy torpón, pero por escrito soy directo; para qué contarlo en diez líneas si lo puedo explicar en cinco. Y de hecho, ya tardo demasiado con las introducciones.
Me jacto (de la manera que puede jactarse alguien que presume de las cosas equivocadas en los momentos inadecuados) de ser un friki cultureta. Mentira, naturalmente; a los diez minutos de conversación queda claro que el hecho que conozca los libros, películas y discos de los que me hablan no quiere decir que los haya leído, visto o escuchado. Lo que no quiere decir falta de interés, por supuesto, más bien una mezcla entre falta de dinero, vicios interminables al OpenTTD o a lo que se le parezca y un desagradable conformismo con las sinopsis superficiales.
Pero claro, ahora soy parte de las masas proletarias y mi absurdamente bien pagado trabajo me permite ciertos vicios como el de hoy: salir del trabajo e ir a la FNAC a comprar. Como siempre, entré con la decidida intención de aumentar mi colección de DVD-ses, pero como de costumbre, al no tener lo que tenía precisamente en la mente (a saber, "Jesús de Montreal", "El Hombre sin Pasado" de Kaurismaki y "Al Filo de la Noticia", ésta por una extraña tendencia masoquista que ya explicaré más adelante) me acabé dirigiendo a la sección de libros en inglés.
Puede parecer pedantería comprar los libros en inglés, y así lo consideraba yo hasta hace poco, pero dos razones me justifican: que en los libros, como en las películas, en su versión original existen giros, expresiones, frases hechas y chistes, que en la inmensa mayoría de los casos hacen mucho más interesante el libro en cuestión, y que valen los tres o cuatro euros que cuesta de más; segundo, y más importante, que existe numerosa literatura, buena literatura, que nuestras editoriales jamás (y cuándo digo jamás lo digo en serio) publicarían en bolsillo, estando demasiado ocupadas en sacar sucesivas reimpresiones de "Los Pilares de la Tierra". Y me refiero sobre todo al ensayo: una de mis mejores compras fue "Le he estrechado la mano al diablo", del general Roméo Dallaire (que después interpretaría Nick Nolte en "Hotel Ruanda", sin consultarle) que es, y sin ningún afán publicitario aquí, el libro que más me ha enseñado sobre África y sobre las Naciones Unidas. Así que, en realidad, estoy ahorrando dinero.
Así que me dirigí a la sección de literatura internacional y me llevé a casa tres libros: dos de Bill Bryson y "Alta Fidelidad", de Nick Hornby.
Bill Bryson es un tipo que nació en Estados Unidos, vivió veinticinco años en Gran Bretaña y se volvió, haciéndolo un autor perfecto para uno de los tipos de literatura que más me gusta: la literatura de viajes. Y cuándo me refiero a literatura de viajes no me refiero a esa literatura de viajes de la escuela francesa, poblada de aburridas digresiones filosóficas tipo "Y en medio de la llanura de Ahaggar, viendo como la bruma del desierto se entremezclaba con la noche cercana, al extenderme Ahmed mi taza de té, ardiente pero dulce, pude comprender como la vida del Tuareg era realmente una intercomunicación entre el cielo y el desierto." (Me lo acabo de inventar, pero seguro que hay un libro así. Búsquenlo.) Cierto es que entre Balzac y Proust el realismo francés es un monolito tan grande que nadie se atreve a tocarlo, pero por el amor de Dios, es un ensayo, en alguna parte tiene que venir el olor a mierda de camello, sudor y arena...
Bill Bryson no es así. Son libros de anécdota tras anécdota, contándote historietas sobre pequeñas costumbres absurdas, que abundan en todo el mundo. Éste hombre es famoso por haber publicado "Una breve historia de casi todo", un libro de divulgación científica (me gustan esos libros) que, sin embargo, te deja un mal sabor de boca, porque un tipo ateo y racionalista busca la ciencia como certidumbre de la estabilidad de nuestro universo, y ese libro te hace ver que si estoy aquí escribiendo ésto es por una serie de probabilidades infinitesimales (y realmente infinitesimales) lo cuál hace un plato lleno para personalidades woodyallenescas como la mía.
Pero aún no he tocado esos libros.
Quién me conoce sabe que me encanta la peli de "Alta Fidelidad". La tengo en DVD y la he visto varias veces. Y me encanta porque es una peli que va de frikis, va de música, y va de problemas con las mujeres, y de las tres cosas puedo opinar con un cierto conocimiento de causa. Pues, como no, el libro es mejor. Y no sólo mejor: mucho mejor.
Mejor porque dice más que la película, y tiene más listas "Top Five" que la película (Mi favorita es la de Las Cinco Bandas o Músicos Que Deben Morir Una Vez Llegada La Revolución Musical: Simple Minds, Michael Bolton, U2, Bryan Adams y (a partir de aquí cito textualmente del libro) [...]"(sorpresa, sorpresa) Genesis. Barry quería matar a los Beatles, pero le recordé que alguien ya se había ocupado de ello." [...]
Pero si es mejor por algo es porque es inglés. Y si es inglés no tiene que preocuparse a quién va a ofender o no, y habla de la forma que sólo un inglés puede hacerlo, y sobre todo, porque mientras que la película transcurre en una ciudad estándar norteamericana (que es Chicago, pero puede ser cualquier otra), el libro transcurre en Londres, y es profundamente londinense, lo que implica que los personajes tienen otros gustos allende la música: Barry es un fan de Terry Pratchett, Rob va a ver películas extranjeras en versión original (en Camden) de vez en cuándo, etcétera.
Si tengo que explicarles quién es Rob y quién es Barry, ya están tardando en ver la película o, mejor, leerse el libro. Pueden verla conmigo si quieren; no me importa.
Seguiremos informando.
Me jacto (de la manera que puede jactarse alguien que presume de las cosas equivocadas en los momentos inadecuados) de ser un friki cultureta. Mentira, naturalmente; a los diez minutos de conversación queda claro que el hecho que conozca los libros, películas y discos de los que me hablan no quiere decir que los haya leído, visto o escuchado. Lo que no quiere decir falta de interés, por supuesto, más bien una mezcla entre falta de dinero, vicios interminables al OpenTTD o a lo que se le parezca y un desagradable conformismo con las sinopsis superficiales.
Pero claro, ahora soy parte de las masas proletarias y mi absurdamente bien pagado trabajo me permite ciertos vicios como el de hoy: salir del trabajo e ir a la FNAC a comprar. Como siempre, entré con la decidida intención de aumentar mi colección de DVD-ses, pero como de costumbre, al no tener lo que tenía precisamente en la mente (a saber, "Jesús de Montreal", "El Hombre sin Pasado" de Kaurismaki y "Al Filo de la Noticia", ésta por una extraña tendencia masoquista que ya explicaré más adelante) me acabé dirigiendo a la sección de libros en inglés.
Puede parecer pedantería comprar los libros en inglés, y así lo consideraba yo hasta hace poco, pero dos razones me justifican: que en los libros, como en las películas, en su versión original existen giros, expresiones, frases hechas y chistes, que en la inmensa mayoría de los casos hacen mucho más interesante el libro en cuestión, y que valen los tres o cuatro euros que cuesta de más; segundo, y más importante, que existe numerosa literatura, buena literatura, que nuestras editoriales jamás (y cuándo digo jamás lo digo en serio) publicarían en bolsillo, estando demasiado ocupadas en sacar sucesivas reimpresiones de "Los Pilares de la Tierra". Y me refiero sobre todo al ensayo: una de mis mejores compras fue "Le he estrechado la mano al diablo", del general Roméo Dallaire (que después interpretaría Nick Nolte en "Hotel Ruanda", sin consultarle) que es, y sin ningún afán publicitario aquí, el libro que más me ha enseñado sobre África y sobre las Naciones Unidas. Así que, en realidad, estoy ahorrando dinero.
Así que me dirigí a la sección de literatura internacional y me llevé a casa tres libros: dos de Bill Bryson y "Alta Fidelidad", de Nick Hornby.
Bill Bryson es un tipo que nació en Estados Unidos, vivió veinticinco años en Gran Bretaña y se volvió, haciéndolo un autor perfecto para uno de los tipos de literatura que más me gusta: la literatura de viajes. Y cuándo me refiero a literatura de viajes no me refiero a esa literatura de viajes de la escuela francesa, poblada de aburridas digresiones filosóficas tipo "Y en medio de la llanura de Ahaggar, viendo como la bruma del desierto se entremezclaba con la noche cercana, al extenderme Ahmed mi taza de té, ardiente pero dulce, pude comprender como la vida del Tuareg era realmente una intercomunicación entre el cielo y el desierto." (Me lo acabo de inventar, pero seguro que hay un libro así. Búsquenlo.) Cierto es que entre Balzac y Proust el realismo francés es un monolito tan grande que nadie se atreve a tocarlo, pero por el amor de Dios, es un ensayo, en alguna parte tiene que venir el olor a mierda de camello, sudor y arena...
Bill Bryson no es así. Son libros de anécdota tras anécdota, contándote historietas sobre pequeñas costumbres absurdas, que abundan en todo el mundo. Éste hombre es famoso por haber publicado "Una breve historia de casi todo", un libro de divulgación científica (me gustan esos libros) que, sin embargo, te deja un mal sabor de boca, porque un tipo ateo y racionalista busca la ciencia como certidumbre de la estabilidad de nuestro universo, y ese libro te hace ver que si estoy aquí escribiendo ésto es por una serie de probabilidades infinitesimales (y realmente infinitesimales) lo cuál hace un plato lleno para personalidades woodyallenescas como la mía.
Pero aún no he tocado esos libros.
Quién me conoce sabe que me encanta la peli de "Alta Fidelidad". La tengo en DVD y la he visto varias veces. Y me encanta porque es una peli que va de frikis, va de música, y va de problemas con las mujeres, y de las tres cosas puedo opinar con un cierto conocimiento de causa. Pues, como no, el libro es mejor. Y no sólo mejor: mucho mejor.
Mejor porque dice más que la película, y tiene más listas "Top Five" que la película (Mi favorita es la de Las Cinco Bandas o Músicos Que Deben Morir Una Vez Llegada La Revolución Musical: Simple Minds, Michael Bolton, U2, Bryan Adams y (a partir de aquí cito textualmente del libro) [...]"(sorpresa, sorpresa) Genesis. Barry quería matar a los Beatles, pero le recordé que alguien ya se había ocupado de ello." [...]
Pero si es mejor por algo es porque es inglés. Y si es inglés no tiene que preocuparse a quién va a ofender o no, y habla de la forma que sólo un inglés puede hacerlo, y sobre todo, porque mientras que la película transcurre en una ciudad estándar norteamericana (que es Chicago, pero puede ser cualquier otra), el libro transcurre en Londres, y es profundamente londinense, lo que implica que los personajes tienen otros gustos allende la música: Barry es un fan de Terry Pratchett, Rob va a ver películas extranjeras en versión original (en Camden) de vez en cuándo, etcétera.
Si tengo que explicarles quién es Rob y quién es Barry, ya están tardando en ver la película o, mejor, leerse el libro. Pueden verla conmigo si quieren; no me importa.
Seguiremos informando.
2 comentarios:
Qué buena pinta tiene el libro, sí señor! dan ganas de decir "lo sabía!" cuando te dicen que Alta Fidelidad es más friki que en la peli (que aun así es ultra friki)
BIEEEEEEEEN, otro idntificado con Alta Fidelidad... Dios querido Cardenal, tambien es parte de mi vida, aunque compartido con "School of Rock", pelis que me he visto mil millones de veces solo por onanismo cinematografico personal... ¡¡¡¡Bieeeen, pongamos ya nuestra tienda de no vender discos, amigo!!!!
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