Empecemos con el hecho de que los irlandeses, por mucho que diga su fama, son gente que sabe manejar su amor a la jarana con coherencia: qué es eso de contar votos toda la noche, hombre... se cierran las urnas, se guardan y ya por la mañana se empieza a contar. Muchos ciudadanos de nuestro país aplaudirían esa forma de hacer las cosas, sobre todo si han estado en una mesa electoral éstas elecciones.
El referéndum de ayer fue el único a celebrarse sobre el Tratado de Lisboa, lo que demuestra empíricamente el pánico que la Unión Europea ha adquirido a la democracia. Si los referendos se hacen y se pierden, pues, naturalmente, se dejan de convocar referendos y santas pascuas.
Desgraciadamente para la UE la Constitución irlandesa de 1937 exige convocar un referéndum para cualquier modificación constitucional, incluidos los tratados internacionales que afectan a los poderes del Estado constitucionalmente reservados.
Y por un referéndum que se hace, va y se pierde: aún no hay resultados claros, pero las estimaciones preven una victoria del "no" por poco.
Que Irlanda, que debe casi integralmente a su pertenencia a las Comunidades Europeas su paso de ser una economía basada en la turba y las patatas a su situación económica hoy, se muestre respecto a la UE todo lo reticente que nosotros no somos, dice bastante a favor de la gente del islote ese.
La historia económica de Irlanda, de hecho, tiene mucho que ver con la nuestra: de una economía atrasada y agrícola ha pasado a una economía basada en el sector servicios, sostenida en la mejora en infraestructuras y los fondos de cohesión. El reverso de la medalla, naturalmente, es el mismo que el nuestro: ese über-crecimiento se ha basado en el empleo precario, la nueva riqueza da pie a corruptelas de toda clase... vamos, nada que no sepamos ya.
Pero la diferencia está en que los irlandeses están suficientemente informados (o en todo caso, suficientemente desinformados como para mostrar cautela) del hecho de que la UE no sólo incentiva ese status quo de mileurismo eterno y triunfo sempiterno del Dios Mercado, sino que lo quiere hacer aún más grave y aún más extensivo. Los últimos ejemplos, el más destacado el de la ampliación de la jornada laboral máxima a las 65 horas semanales, dejan claro quién lleva los pantalones en Berlaymont.
Cierto es que hay cosas que también pesan: Irlanda es constitucionalmente un país neutral y teme ser obligada a participar en iniciativas militares chungas; hay un temor entre los muchos ultracatólicos que la UE obligue a abrir la mano en el tema del aborto...
Pero en todo caso, está claro que ésta nueva derrota obliga a una revisión a fondo del modelo gradual de integración europea. Un modelo más abierto, más participativo y que defienda el modelo de economía social de mercado, que puede que no sea el más eficiente desde un punto de vista puramente económico, pero que definitivamente es el más satisfactorio. Irlanda es el enésimo aviso. Hay que empezar de nuevo y hacerlo de otra forma.
Seguiremos informando.
El referéndum de ayer fue el único a celebrarse sobre el Tratado de Lisboa, lo que demuestra empíricamente el pánico que la Unión Europea ha adquirido a la democracia. Si los referendos se hacen y se pierden, pues, naturalmente, se dejan de convocar referendos y santas pascuas.
Desgraciadamente para la UE la Constitución irlandesa de 1937 exige convocar un referéndum para cualquier modificación constitucional, incluidos los tratados internacionales que afectan a los poderes del Estado constitucionalmente reservados.
Y por un referéndum que se hace, va y se pierde: aún no hay resultados claros, pero las estimaciones preven una victoria del "no" por poco.
Que Irlanda, que debe casi integralmente a su pertenencia a las Comunidades Europeas su paso de ser una economía basada en la turba y las patatas a su situación económica hoy, se muestre respecto a la UE todo lo reticente que nosotros no somos, dice bastante a favor de la gente del islote ese.
La historia económica de Irlanda, de hecho, tiene mucho que ver con la nuestra: de una economía atrasada y agrícola ha pasado a una economía basada en el sector servicios, sostenida en la mejora en infraestructuras y los fondos de cohesión. El reverso de la medalla, naturalmente, es el mismo que el nuestro: ese über-crecimiento se ha basado en el empleo precario, la nueva riqueza da pie a corruptelas de toda clase... vamos, nada que no sepamos ya.
Pero la diferencia está en que los irlandeses están suficientemente informados (o en todo caso, suficientemente desinformados como para mostrar cautela) del hecho de que la UE no sólo incentiva ese status quo de mileurismo eterno y triunfo sempiterno del Dios Mercado, sino que lo quiere hacer aún más grave y aún más extensivo. Los últimos ejemplos, el más destacado el de la ampliación de la jornada laboral máxima a las 65 horas semanales, dejan claro quién lleva los pantalones en Berlaymont.
Cierto es que hay cosas que también pesan: Irlanda es constitucionalmente un país neutral y teme ser obligada a participar en iniciativas militares chungas; hay un temor entre los muchos ultracatólicos que la UE obligue a abrir la mano en el tema del aborto...
Pero en todo caso, está claro que ésta nueva derrota obliga a una revisión a fondo del modelo gradual de integración europea. Un modelo más abierto, más participativo y que defienda el modelo de economía social de mercado, que puede que no sea el más eficiente desde un punto de vista puramente económico, pero que definitivamente es el más satisfactorio. Irlanda es el enésimo aviso. Hay que empezar de nuevo y hacerlo de otra forma.
Seguiremos informando.
3 comentarios:
¡¡VIVA IRLANDA, COPÓN YA!!
¡Que ganas tenía de escribir esto desde que me he enterado de la noticia! Ahora, con las pulsiones más satisfechas, volvamos al logos...
Pues sí, pues sí. Aunque muchos no lo creáis, ante casi todas las cuestiones políticas intento ser muy cauteloso en mis opiniones, escuchando todas las posturas (el miércoles mismo estuve escuchando dos opiniones bien fundadas sobre la huelga de camioneros, una reaccionaria y otra izquierdista) y pronunciándome en muy pocas ocasiones. Pero lo de Europa...
Lo de Europa ha tenido muy dividido mi corazoncito hasta hace unos días. Por una parte, soy europeísta a muerte, occidental orgulloso (en el plano de las ideas, que no en el histórico, ojo) y muy germanófilo. Pero, por otra parte, es evidente que la Unión Europea tiene como motor único y exclusivo la agilización, continentalización y desnacionalización de las operaciones empresariales y económicas, y prácticamente ninguna intención cultural o social. Encima, nos lo vendieron como si fuéramos a fundar la "macro-polis" del amor. Sí sí, y presidida por la momia de Pericles, no te jode... Por esto, no sabía como pronunciarme con respecto al proyecto europeo; adaptando a Morrisey, "european blood, suspicious mind" (¿acaso no es la teoría de la sospecha la más legítima hija de nuestra civilización? Ya hablaremos de eso otro día...).
Pero se acabaron mis dudas. Antes que ninguna otra afinidad emocional, la defensa de los trabajadores es una prioridad absoluta. Y unos cuantos hijosdelagrandísimaputa se han soltado la melena y propuesto una jornada laboral de 65 horas. Pues ya está todo hablado. El enemigo ya tiene rostro, y no es más que el mismo de siempre.
Con el buenrollismo este entre patronal y sindicatos del Estado del Bienestar, parece que se había terminado la lucha de clases, pero va a ser que vamos a tener que desenterrar nuestras hoces y martillos, porque a los neo-liberales se les está cayendo el neo- de encima, y nadie parece dispuestoa plantarles cara. ¡Marx santísimo, como se me calienta la boca cuando estoy cabreao!
Y dejo ya de divagar. Vivan los huevos y las tetas de los y las irlandeses e irlandesas. Exijamos que la política regule al mercado, y no al revés (y que la ética regule a la política, ya que estamos puestos a pedir...). ¡Y persigamos de una vez el verdadero ideal occidental: el individuo autónomo y crítico, y no el pulgón este en que nos hemos convertido, rebosante de narcisismo y mediocridad!
Y ya está. Que empiece el jaleo...
En fin...
Muy bien dicho Thiago!!
Vamonos de la Unión Europea YA.
Después de lo de las 65 horas semanales de currelo y lo de poder meter en campos de concentración a los inmigrantes durante un año y medio. YO me quiero salir ya. Es un retroceso en todo.
Ah, y ya se ha visto que el PSOE es el PSOE de siempre, el de Felipe que han apoyado la ley para poder retener a los inmigrantes 18 meses... que izquierda más molona. Ya esta legislatura a la cabeza de la izquierda más de derechas de europa.
Hasta ahora nos ha molado mucho la unión europea por aquello de "dame pan y llámame tonto" pero en 2012 se acaba eso del derecho a veto en los fondos de cohesión y se acaba el chollo.
Sálgamonos. Que nos han intentado meter un tratado de caracter constitucional sin referendum. Por la gloria de la Baader-MeinHoff que como sigan así volveremos a lo de antes. Que esto del pistolerismo del XIX a mi me encanta, y si empezamos con las políticas sociales del XIX, habrá que empezar con la respuesta social del XIX.
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