Sí, tres días para los Juegos Olímpicos, y China no ha hecho nada de lo que prometió. Pekín sigue teniendo un aire irrespirable, los Juegos van a ser una fiesta para los que se la puedan pagar (bueno, como todos) y, por supuesto, el régimen chino sigue pegando hostias como panes (y tiros) a aquellos que se atreven a levantar un poco la voz. Como somos gente con amor a la democracia, nuestro Comité Olímpico ha avisado: el que abra la boca, se vuelve a casa.
En todo caso, lo del atentado no es demasiado preocupante: primero, porque nadie duda que los chinos estaban buscando (más) excusas para seguir apaleando uighures y un atentado de éste tipo es una excusa de puta madre; segundo, porque Xinjiang está a 2.800 (dos mil ochocientos) kilómetros de Pekín, lo que es un colchón de seguridad más que suficiente.
Así que volvemos a repetir la hermosa experiencia de Moscú '80, los últimos juegos olímpicos celebrados bajo una dictadura (aunque la Corea del Sur de 1988 estaba aún en plena transición): exaltación del espíritu deportivo, ballets de masas, y el que levante la cabeza se lleva una pedrada. De hecho, en las noticias de ayer (no sé si era en Telecinco), pusieron para "ilustrar" como sería la ceremonia de apertura de los juegos... ¡imágenes de uno de los festivales de masas en honor a Kim Jong-Il!
En fin, nada que no hayamos dicho ya. Que la fiesta del deporte no nos deje olvidar lo que pasa entre las bambalinas.
Y que las hordas de chinos enfebrecidos de fervor patriótico dejen dormir a mi amiga Celia, que allí las finales serán a las cinco de la mañana.
Seguiremos informando.
En todo caso, lo del atentado no es demasiado preocupante: primero, porque nadie duda que los chinos estaban buscando (más) excusas para seguir apaleando uighures y un atentado de éste tipo es una excusa de puta madre; segundo, porque Xinjiang está a 2.800 (dos mil ochocientos) kilómetros de Pekín, lo que es un colchón de seguridad más que suficiente.
Así que volvemos a repetir la hermosa experiencia de Moscú '80, los últimos juegos olímpicos celebrados bajo una dictadura (aunque la Corea del Sur de 1988 estaba aún en plena transición): exaltación del espíritu deportivo, ballets de masas, y el que levante la cabeza se lleva una pedrada. De hecho, en las noticias de ayer (no sé si era en Telecinco), pusieron para "ilustrar" como sería la ceremonia de apertura de los juegos... ¡imágenes de uno de los festivales de masas en honor a Kim Jong-Il!
En fin, nada que no hayamos dicho ya. Que la fiesta del deporte no nos deje olvidar lo que pasa entre las bambalinas.
Y que las hordas de chinos enfebrecidos de fervor patriótico dejen dormir a mi amiga Celia, que allí las finales serán a las cinco de la mañana.
Seguiremos informando.
2 comentarios:
Anda, pero si esa soy yo!! ^_^ Ya te contare que pasa (para quien no lo sepa, a Vancouver lo llaman Hong-couver y a la universidad [UBC] "University of the Billion Chinese" por algo...). Por ahora parece que la mayoria de los eventos seran en Richmond, que es donde viven todos los Chinos con pasta, pero me pasare por Chinatown este fin de semana a ver si puedo hacer de reportera dicharachera. Por lo pronto la semana pasada en los espectaculos de fuegos artificiales anuales China dio el cante queno veas: la crisis alimentaria mundial se podria haber superado con lo que se gastaron en petardos.
Propaganda? Nooooo...
Me imagino que es un poco offtopic, pero que no lo es dado el tono "desenfadado hablando de cosas graves del post": Hace poco estaba notando que China vuelve, en la ficción occidental, a ocupar el papel de terrible amenaza en la sombra que tuvo, para ser sustituída por Rusia... Pero ahora vuelve, vuelve.
¿Por cierto, para cuando tu artículo sobre cosechadoras de espinaca? Me muero de ganas de leerlo.
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