lunes, 10 de noviembre de 2008

Cascotes (VIII)

Las decisiones que no se quieren tomar

Mientras algunos se preguntan ¿qué hacemos con Afganistán?, otros se preguntan ¿qué hacemos en Afganistán?. La intención manifiesta, en 2001, era pillar a Bin Laden, pero ahora mismo el mandato de la ISAF es una difusa componenda destinada a conservar a algunos jefes tribales en detrimento de otros jefes tribales, mientras el opio fluye y los Kalashnikovs también. Y la solución, como siempre, es la misma: si queremos imponer la paz y la democracia en Afganistán hacen falta más soldados, más equipamiento, y, sobre todo, que en Occidente se entienda que no se puede imponer un sistema político en un entorno directamente hostil sin cadáveres. La otra opción es dejar a Afganistán en manos de los afganos para que se sigan matando entre sí y para que conviertan el país en un parque temático con casino y huríes. Lo peor de todo es que, siendo brutalmente cínicos, para la mentalidad de los países de la ISAF, incluido el nuestro, la situación es la que se quiere mantener: a cambio de unos cuántos muertos al año, se conserva la buena consciencia de que se hace algo por Afganistán, cuándo en realidad, la democracia sigue lejos y la paz es una falacia. ¿Alternativas?

Las decisiones que no se deben cuestionar

Aprovechando que el Sacramento pasa por California el cardenal-arzobispo de la diócesis capitalina ha soltado unas deliciosas declaraciones solicitando un referéndum respecto a los matrimonios homosexuales. En algunos sectores ha sorprendido el súbito amor por la democracia de una Iglesia que nunca le ha sido muy favorable, pero rompamos una lanza por los curas, caramba: en vez de mandar a Rouco directamente al peo, recordémosle que el matrimonio homosexual ya ha sido refrendado en las urnas. Dos veces. En 2004, porque el matrimonio gay estaba en el programa del PSOE, que, recordemos, ganó, y, en 2008, la suma de partidos políticos en pro del matrimonio gay sacó más votos que la suma de partidos políticos en contra. Pero hay más. En opinión de éste su corresponsal, los derechos civiles, como el derecho al voto, la libertad de cultos o el derecho a formar una familia (que es de lo que estamos hablando) no deben ponerse en consideración política, salvo para su amejoramiento. Las generaciones futuras jamás pueden tener menos derechos que nosotros. Lo contrario es populismo filodictatorial y demagógico. Y aquí nos acercamos más a la tradición religiosa hispana.

Las decisiones que deben tomarse pronto

Que David Horsey nos ponga en antecedentes:

Sí, amigos, Vladimir Vladimirovich Putin y sus muñecos le han hecho una pregunta al nuevo presidente Obama de forma muy gráfica: ¿van a seguir los Estados Unidos jugando con fuego en el hinterland ruso? Seamos claros: es francamente dudoso que Rusia vaya a democratizarse en el corto y medio plazo: ocho años de Yeltsin y ocho de Putin han convencido a los rusos de que la dictadura es mejor (imagínense como fue) y, lo que es peor, las nuevas generaciones han preferido y prefieren votar con los pies y emigrar antes que trabajar por una Rusia mejor y más democrática. Así pues, no se hagan ilusiones: la intención rusa es crear un cinturón de seguridad bajo la férula rusa. Y después de lo de Georgia, queda claro que los EE.UU no van a mover un pelo. Medvedev quiere que ésto siga siendo así. Creo que será atendido.

Seguiremos informando.

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