Es dudoso que la tan mentada cumbre del G-20 haya servido para algo per se. Como bien se sabe, en el sistema internacional no son los grandes líderes los que toman las grandes decisiones, sino las aburridas conferencias multilaterales, tras meses y años de extensísimas reuniones en varios continentes, inacabables discursos en birmano y toneladas de papel, tóner y botellines de agua mineral.
La pregunta era si la cumbre de Washington daría los pasos necesarios para que una conferencia de éste tipo se produjese. La respuesta es no, pero eso se daba por sentado. Quizás en cumbres posteriores se decidan a dejar las cosas en manos de los burócratas. Mientras tanto, el primer paso puede darse ya mismo.
Una cosa, para mí, queda clara desde el principio: el capitalismo, como sistema económico, es el mejor, siempre y cuándo sus fallos sean controlados y compensados por un estado democrático. Así pues, el primer paso es recuperar, en las economías desarrolladas, los frenos y contrapesos aplicados al mercado que tan alegremente fueron tajados en los días de gloria del neoliberalismo reaganista. Y ya, a posteriori, tras la última reunión y el último discurso y el último botellín de agua, montar una institución internacional que intervenga en los mercados globales evitando desastres como los que acabamos de ver.
Soy un optimista, lo sé. Pero es que las alternativas son mucho peores. Los populismos autoritarios crecen como setas en condiciones como éstas. Y ahora no hay URSS para compensar el nacionalismo neofascista. Tengan miedo. O no.
Seguiremos informando.
La pregunta era si la cumbre de Washington daría los pasos necesarios para que una conferencia de éste tipo se produjese. La respuesta es no, pero eso se daba por sentado. Quizás en cumbres posteriores se decidan a dejar las cosas en manos de los burócratas. Mientras tanto, el primer paso puede darse ya mismo.
Una cosa, para mí, queda clara desde el principio: el capitalismo, como sistema económico, es el mejor, siempre y cuándo sus fallos sean controlados y compensados por un estado democrático. Así pues, el primer paso es recuperar, en las economías desarrolladas, los frenos y contrapesos aplicados al mercado que tan alegremente fueron tajados en los días de gloria del neoliberalismo reaganista. Y ya, a posteriori, tras la última reunión y el último discurso y el último botellín de agua, montar una institución internacional que intervenga en los mercados globales evitando desastres como los que acabamos de ver.
Soy un optimista, lo sé. Pero es que las alternativas son mucho peores. Los populismos autoritarios crecen como setas en condiciones como éstas. Y ahora no hay URSS para compensar el nacionalismo neofascista. Tengan miedo. O no.
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1 comentario:
Chee Visente, el noi nos ha suspendido Sitisenchip
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