La reacción de las Naciones Unidas con respecto a Israel es, en todo punto, irrelevante. El gobierno de Israel tiene por política, desde la Resolución 3379 de 1975 (que consideraba racismo al sionismo) ignorar alegremente todas y cada una de las resoluciones que considere en su contra, o sea, prácticamente todas. Y como puede - hell, nosotros podríamos pasar de las resoluciones de la ONU y no pasaría nada - pues tampoco es importante.
La reacción que realmente importa es la que tome la Unión Europea - un socio comercial que, aunque no es en absoluto imprescindible (el mayor socio comercial de Israel son los Estados Unidos) es el segundo mayor importador y el mayor exportador a Israel. Dudo que la UE pueda llegar a algún acuerdo sobre el tema (el motivo de la elección de la baronesa Ashton como jefa de la diplomacia europea ejemplifica el enérgico compromiso europeo por la inactividad) pero, terriblemente, es quien más puede hacer la diferencia. Restringir, aun parcialmente, el comercio con Israel tendría un impacto relativamente pequeño en la economía europea - a nosotros nos vendría bien en tanto en cuanto los israelíes compiten con nosotros en verduras de invernadero y frutos secos - y serviría para paliar un poco el cabreo generalizado de la opinión pública contra Israel.
La reacción del gobierno israelí ha sido la de esperar: son terroristas que nos agredieron con barras de hierro y tirachinas, etcétera, etcétera. Lejos de mí pensar que los activistas que estaban en los barcos eran hermanitas de los pobres; pero de ahí a ametrallarlos por si aca ya hay un paso que las fuerzas especiales dieron con demasiada alegría. Y, vale, palos y piedras, pero considerando que en Turquía la gente va al fúmbo con bengalas navales y cuchillos jamoneros, dentro de lo que cabe estaban desarmados.
En todo caso Israel se ha dedicado enérgicamente a hacer lo que mejor sabe, a saber, propaganda, entusiásticamente respaldada por medios palmeros por doquier, puesto que en nuestro país, por ejemplo, ocupa La Razón (titular de La Razón de ayer: "Trágico final de la flotilla de Hamas". Tsc, tsc. Apoyando al judaísmo internacional. Ya no hay fachas como los de antes.).
Revisemos el argumentario israelí:
Primero: Ayudar a Gaza es ayudar a Hamas. Ya sabemos que éstos malditos palestinos hicieron mal uso de la democracia que graciosamente se les concedió votando a quienes no debían. Y como encima los ganadores de las elecciones tuvieron el mal vino de no asumir que en Palestina deberían seguir gobernando los que perdieron, pues naturalmente deben ser castigados. Pero en fin, recordemos que en Gaza hay aproximadamente un millón y medio de personas viviendo en una miseria inenarrable. Y algo me hace pensar que no todos son de Hamas.
Segundo: Si la flotilla no tuviese malas intenciones, aceptaría que la ayuda humanitaria fuese descargada en Israel y llevada a la franja de Gaza. Si precisamente uno de los objetivos de la flotilla es denunciar la bizantina definición de "ayuda humanitaria" que tiene Israel, que impide importar a la franja, por ejemplo, cemento, no vayan a reconstruir las casas; cuántos menos casas hayan, menos refugios tendrá Hamas. La gente dormirá al raso, pero bueno, todos son terroristas, de todas maneras: ese es el Consenso Sharon.
Tercero: Israel es la única democracia estable de la región, y quién se atreva a censurar la más mínima de nuestras decisiones es un genocida, un nazi y un terrorista, etcétera, etcétera, etcétera. Ciertamente Israel es muchísimo más democrática que Líbano, Egipto, Jordania y Siria, pero el problema es esa democracia se va debilitando poco a poco en nombre de la seguridad. Cada vez más decisiones dejan de ser tomadas por el Gobierno en pleno - como era preceptivo antaño - y cada vez más por el "Gobierno de Seguridad", donde solo están el primer ministro y los ministros de Defensa, Interior, Exteriores, Economía y Justicia, cuándo no por la "Cocinilla", una reunión informal de ministros y asesores de seguridad. Y en una Knesset donde se da por sentado que nadie puede ponerse de acuerdo, nunca, el país resulta estar efectivamente en manos de unas pocas personas. Hmmm.
Seguiremos informando.
La reacción que realmente importa es la que tome la Unión Europea - un socio comercial que, aunque no es en absoluto imprescindible (el mayor socio comercial de Israel son los Estados Unidos) es el segundo mayor importador y el mayor exportador a Israel. Dudo que la UE pueda llegar a algún acuerdo sobre el tema (el motivo de la elección de la baronesa Ashton como jefa de la diplomacia europea ejemplifica el enérgico compromiso europeo por la inactividad) pero, terriblemente, es quien más puede hacer la diferencia. Restringir, aun parcialmente, el comercio con Israel tendría un impacto relativamente pequeño en la economía europea - a nosotros nos vendría bien en tanto en cuanto los israelíes compiten con nosotros en verduras de invernadero y frutos secos - y serviría para paliar un poco el cabreo generalizado de la opinión pública contra Israel.
La reacción del gobierno israelí ha sido la de esperar: son terroristas que nos agredieron con barras de hierro y tirachinas, etcétera, etcétera. Lejos de mí pensar que los activistas que estaban en los barcos eran hermanitas de los pobres; pero de ahí a ametrallarlos por si aca ya hay un paso que las fuerzas especiales dieron con demasiada alegría. Y, vale, palos y piedras, pero considerando que en Turquía la gente va al fúmbo con bengalas navales y cuchillos jamoneros, dentro de lo que cabe estaban desarmados.
En todo caso Israel se ha dedicado enérgicamente a hacer lo que mejor sabe, a saber, propaganda, entusiásticamente respaldada por medios palmeros por doquier, puesto que en nuestro país, por ejemplo, ocupa La Razón (titular de La Razón de ayer: "Trágico final de la flotilla de Hamas". Tsc, tsc. Apoyando al judaísmo internacional. Ya no hay fachas como los de antes.).
Revisemos el argumentario israelí:
Primero: Ayudar a Gaza es ayudar a Hamas. Ya sabemos que éstos malditos palestinos hicieron mal uso de la democracia que graciosamente se les concedió votando a quienes no debían. Y como encima los ganadores de las elecciones tuvieron el mal vino de no asumir que en Palestina deberían seguir gobernando los que perdieron, pues naturalmente deben ser castigados. Pero en fin, recordemos que en Gaza hay aproximadamente un millón y medio de personas viviendo en una miseria inenarrable. Y algo me hace pensar que no todos son de Hamas.
Segundo: Si la flotilla no tuviese malas intenciones, aceptaría que la ayuda humanitaria fuese descargada en Israel y llevada a la franja de Gaza. Si precisamente uno de los objetivos de la flotilla es denunciar la bizantina definición de "ayuda humanitaria" que tiene Israel, que impide importar a la franja, por ejemplo, cemento, no vayan a reconstruir las casas; cuántos menos casas hayan, menos refugios tendrá Hamas. La gente dormirá al raso, pero bueno, todos son terroristas, de todas maneras: ese es el Consenso Sharon.
Tercero: Israel es la única democracia estable de la región, y quién se atreva a censurar la más mínima de nuestras decisiones es un genocida, un nazi y un terrorista, etcétera, etcétera, etcétera. Ciertamente Israel es muchísimo más democrática que Líbano, Egipto, Jordania y Siria, pero el problema es esa democracia se va debilitando poco a poco en nombre de la seguridad. Cada vez más decisiones dejan de ser tomadas por el Gobierno en pleno - como era preceptivo antaño - y cada vez más por el "Gobierno de Seguridad", donde solo están el primer ministro y los ministros de Defensa, Interior, Exteriores, Economía y Justicia, cuándo no por la "Cocinilla", una reunión informal de ministros y asesores de seguridad. Y en una Knesset donde se da por sentado que nadie puede ponerse de acuerdo, nunca, el país resulta estar efectivamente en manos de unas pocas personas. Hmmm.
Seguiremos informando.
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