Como ha indicado Undry (gracias) en los comentarios al artículo anterior, el motivo de muchos de los "desperdicios" de votos es debido a la división en provincias de nuestras bellas tierras. El actual sistema electoral da dos escaños a cada provincia, independientemente de su tamaño. Eso hace que Castilla y León (con sus nueve provincias), tenga nueve escaños más que Galicia (con sus cuatro) a pesar de que Galicia tiene 400.000 habitantes más, y cuatro menos que Madrid, que está casi tres veces más poblado. Obviamente el sistema está diseñado para primar el voto rural, más conservador.
Hay voces que recomiendan prescindir de las circunscripciones y elegir a los diputados en una gran única lista nacional. Yo, por razones sentimentales, no estoy de acuerdo. Admiro terriblemente el sistema uninominal inglés en el cuál el diputado, en muchos casos, tiene que ir, casa por casa, detrás de su voto; hacerse conocer, conocer su distrito y a sus electores. Creo que genera una ligazón entre el electorado, que su representante en el Parlamento tiene nombre y apellidos y le conoce; y es un tipo genial, o un aburrido, o un gilipollas.
En la práctica, naturalmente, sé que no funciona así. Un sistema uninominal en España sería impracticable por dos motivos:
Primero, porque no podríamos dar una respuesta satisfactoria a las preguntas de como trazar las lindes de los distritos uninominales. En países como Inglaterra o Canadá existen comisiones de aburridos estadísticos que analizan constantemente los límites demográficos y trazan circunscripciones de similar tamaño: en España sería complicadísimo evitar la politización de tales comisiones. Y en Estados Unidos se da el fenómeno opuesto: las circunscripciones se trazan específicamente para favorecer a un partido concreto: en éste caso, las plumas y las reglas votan por las personas, lo cuál es democráticamente inaceptable.
Y segundo, porque se fomentaría el personalismo, al poner en primer plano al candidato y sus cualidades dejando en segundo plano las ideas políticas en juego, y alimentaría la existencia de caciques, que tienen distritos "seguros". En España, tanto Ceuta como Melilla son, en la práctica, circunscripciones uninominales al Congreso: en ellas, el voto está sumamente polarizado (PP y PSOE suman más del 96% de los votos) y la participación es, en consecuencia, mínima (aunque otros factores tienen igualmente que ver)
La provincia es una circunscripción adecuada en tanto en cuanto es indiscutida (al menos fuera de Cataluña) y los criterios políticos que pudiesen haber influido en su trazado dejaron de tener importancia hace mucho.
Habrá una siguiente parte. Seguiremos informando.
Hay voces que recomiendan prescindir de las circunscripciones y elegir a los diputados en una gran única lista nacional. Yo, por razones sentimentales, no estoy de acuerdo. Admiro terriblemente el sistema uninominal inglés en el cuál el diputado, en muchos casos, tiene que ir, casa por casa, detrás de su voto; hacerse conocer, conocer su distrito y a sus electores. Creo que genera una ligazón entre el electorado, que su representante en el Parlamento tiene nombre y apellidos y le conoce; y es un tipo genial, o un aburrido, o un gilipollas.
En la práctica, naturalmente, sé que no funciona así. Un sistema uninominal en España sería impracticable por dos motivos:
Primero, porque no podríamos dar una respuesta satisfactoria a las preguntas de como trazar las lindes de los distritos uninominales. En países como Inglaterra o Canadá existen comisiones de aburridos estadísticos que analizan constantemente los límites demográficos y trazan circunscripciones de similar tamaño: en España sería complicadísimo evitar la politización de tales comisiones. Y en Estados Unidos se da el fenómeno opuesto: las circunscripciones se trazan específicamente para favorecer a un partido concreto: en éste caso, las plumas y las reglas votan por las personas, lo cuál es democráticamente inaceptable.
Y segundo, porque se fomentaría el personalismo, al poner en primer plano al candidato y sus cualidades dejando en segundo plano las ideas políticas en juego, y alimentaría la existencia de caciques, que tienen distritos "seguros". En España, tanto Ceuta como Melilla son, en la práctica, circunscripciones uninominales al Congreso: en ellas, el voto está sumamente polarizado (PP y PSOE suman más del 96% de los votos) y la participación es, en consecuencia, mínima (aunque otros factores tienen igualmente que ver)
La provincia es una circunscripción adecuada en tanto en cuanto es indiscutida (al menos fuera de Cataluña) y los criterios políticos que pudiesen haber influido en su trazado dejaron de tener importancia hace mucho.
Habrá una siguiente parte. Seguiremos informando.
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