Todos habrán leído en los periódicos el caso del payaso Tiririca. Tiririca se hizo famoso hace unos diez años por una canción llamada "Florentina", la clase de tema musical compuesta para matar el aburrimiento a través del probar la paciencia tanto del cantante como de sus oyentes (un equivalente ibérico sería la inmortal "Un elefante se balanceaba"). El domingo pasado Tiririca, con el slogan "Pior que tá não fica" (traducido literalmente "Peor de lo que está no se va a poner") fue elegido miembro de la Cámara brasileña de Diputados por São Paulo por asombrosos 1.300.000 votos y será sometido a una prueba de alfabetización para poder asumir su cargo. Éste caso, como el de Romario, nos hace ver que los brasileños no se toman demasiado en serio las elecciones al Congreso, pero, ¿por qué se presenta ésta clase de gente a las elecciones?
Empezamos a encontrar la respuesta al ver la adscripción partidaria de los candidatos. Uno se esperaría que Tiririca se hubiese presentado como independiente, o como máximo, por un supuesto Partido Payasista Brasileño. Sin embargo, Tiririca se ha presentado por el pequeño Partido de la República, miembro, muy menor, de la coalición de Gobierno. Igualmente Romario se ha presentado por el relativamente serio Partido Socialista Brasileño (miembro, igualmente, de la coalición de gobierno) y no por el Partido de la Farra Futbolera. Igualmente, ni Tiririca ni Romario han podido presentarse como independientes porque esa figura no existe en la legislación electoral brasileña: todos los candidatos deben serlo de un partido.
Y aquí empieza una parrafada friki-politológica.
La explicación deriva del sistema electoral brasileño: es un sistema proporcional D'Hondt, como el español, pero con listas abiertas. Lo que significa que los votos pueden ir al candidato, pero, al igual que aquí, los escaños van al partido. El procedimiento es éste: al terminar el recuento se suman todos los votos de todos los candidatos de un partido o coalición. Esas cifras son las que asignan los escaños que le corresponden a cada partido o coalición. Una vez asignados los escaños, los diputados que ocuparán esos escaños se asignan conforme al número de votos obtenidos.
Ésto hace que, si uno presenta un candidato con tirón suficiente, éste puede obtener suficientes votos como para "tirar" de la lista del partido o de la coalición como para elegir cuatro o cinco diputados más, sobre todo en una circunscripción grande como São Paulo.
Por ejemplo, el candidato Vanderlei Macris obtuvo 111.530 votos por São Paulo, pero no fue elegido. Cuatro diputados de la coalición de Tiririca obtuvieron menos votos que él (el que menos, 93.300, casi 20.000 votos menos) y, sin embargo, fueron elegidos. Paulinho da Força, uno de los líderes del sindicato de derechas más importante (Força Sindical) obtuvo 267.000 votos, los suficientes para que un candidato de su lista, que obtuvo míseros 42.000 (casi un tercio de los votos de Macris) se quedase con el último escaño en liza.
La presentación de candidatos famosillos al Congreso no responde únicamente, por lo tanto, a un deseo de épater, sino a una estudiada estrategia electoral. Pena de los que crean que votando a Tiririca denuncian al sistema...pues sólo contribuyen a su preservación.
Seguiremos informando.
Empezamos a encontrar la respuesta al ver la adscripción partidaria de los candidatos. Uno se esperaría que Tiririca se hubiese presentado como independiente, o como máximo, por un supuesto Partido Payasista Brasileño. Sin embargo, Tiririca se ha presentado por el pequeño Partido de la República, miembro, muy menor, de la coalición de Gobierno. Igualmente Romario se ha presentado por el relativamente serio Partido Socialista Brasileño (miembro, igualmente, de la coalición de gobierno) y no por el Partido de la Farra Futbolera. Igualmente, ni Tiririca ni Romario han podido presentarse como independientes porque esa figura no existe en la legislación electoral brasileña: todos los candidatos deben serlo de un partido.
Y aquí empieza una parrafada friki-politológica.
La explicación deriva del sistema electoral brasileño: es un sistema proporcional D'Hondt, como el español, pero con listas abiertas. Lo que significa que los votos pueden ir al candidato, pero, al igual que aquí, los escaños van al partido. El procedimiento es éste: al terminar el recuento se suman todos los votos de todos los candidatos de un partido o coalición. Esas cifras son las que asignan los escaños que le corresponden a cada partido o coalición. Una vez asignados los escaños, los diputados que ocuparán esos escaños se asignan conforme al número de votos obtenidos.
Ésto hace que, si uno presenta un candidato con tirón suficiente, éste puede obtener suficientes votos como para "tirar" de la lista del partido o de la coalición como para elegir cuatro o cinco diputados más, sobre todo en una circunscripción grande como São Paulo.
Por ejemplo, el candidato Vanderlei Macris obtuvo 111.530 votos por São Paulo, pero no fue elegido. Cuatro diputados de la coalición de Tiririca obtuvieron menos votos que él (el que menos, 93.300, casi 20.000 votos menos) y, sin embargo, fueron elegidos. Paulinho da Força, uno de los líderes del sindicato de derechas más importante (Força Sindical) obtuvo 267.000 votos, los suficientes para que un candidato de su lista, que obtuvo míseros 42.000 (casi un tercio de los votos de Macris) se quedase con el último escaño en liza.
La presentación de candidatos famosillos al Congreso no responde únicamente, por lo tanto, a un deseo de épater, sino a una estudiada estrategia electoral. Pena de los que crean que votando a Tiririca denuncian al sistema...pues sólo contribuyen a su preservación.
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