Sinceramente, me esperaba que Rubiano escribiese algo en el blog acerca de la (ya frustrada) lista electoral del inefable Partido de la Libertad para las europeas. Al fin y al cabo, la iniciativa del Amado Silvio consistía en, directamente, aceptar y celebrar la inutilidad del Parlamento Europeo, de las elecciones y, por extensión, de la democracia, para sustituirla por un show business de segunda, ilustrado por la frase "lo que la gente quiere de verdad son tías buenas". Hace mucho tiempo que no veo a mi amigo Daniel: quisiera saber su opinión sobre tal declaración de amor por la democracia.
Y tal es la credibilidad del Parlamento Europeo en los tiempos que corren: unas elecciones inútiles, unos vagos que no van sino a perder el tiempo, un cementerio de elefantes para políticos incompetentes, viejos o que puedan hacerle sombra al Líder (que un gañán certificado como Jaime Mayor Oreja pueda aspirar al liderazgo del bigotismo deja claro el nibel (sic) que se gastan en Génova)
Lo que cuenta no es el Parlamento Europeo: las elecciones europeas son y serán, para el PP, una prueba que certificará su reconversión en una máquina de ganar elecciones, por obra y gracia de la nueva moderación de Rajoy. Mentira y gorda, naturalmente: simplemente con la participación que suele tener las elecciones europeas (en las últimas por poco se me olvida ir a votar: ¡a mí!) la derecha sale con ventaja.
En todo caso, por malas que sean las perspectivas en España, queda el consuelo de que, si la tendencia en Europa se confirma, puede que, por primera vez desde 1989, la izquierda se lleve el Parlamento Europeo. Y eso, por mucho que a Berlusconi le pese, afectaría positivamente al conjunto de los europeos. Y eso le incluye a usted, señora.
Pero eso puede no ocurrir si usted no contribuye con su voto. Así que, éstas europeas, salga a votar.
Seguiremos informando.
Y tal es la credibilidad del Parlamento Europeo en los tiempos que corren: unas elecciones inútiles, unos vagos que no van sino a perder el tiempo, un cementerio de elefantes para políticos incompetentes, viejos o que puedan hacerle sombra al Líder (que un gañán certificado como Jaime Mayor Oreja pueda aspirar al liderazgo del bigotismo deja claro el nibel (sic) que se gastan en Génova)
Lo que cuenta no es el Parlamento Europeo: las elecciones europeas son y serán, para el PP, una prueba que certificará su reconversión en una máquina de ganar elecciones, por obra y gracia de la nueva moderación de Rajoy. Mentira y gorda, naturalmente: simplemente con la participación que suele tener las elecciones europeas (en las últimas por poco se me olvida ir a votar: ¡a mí!) la derecha sale con ventaja.
En todo caso, por malas que sean las perspectivas en España, queda el consuelo de que, si la tendencia en Europa se confirma, puede que, por primera vez desde 1989, la izquierda se lleve el Parlamento Europeo. Y eso, por mucho que a Berlusconi le pese, afectaría positivamente al conjunto de los europeos. Y eso le incluye a usted, señora.
Pero eso puede no ocurrir si usted no contribuye con su voto. Así que, éstas europeas, salga a votar.
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