El problema del Parlamento Europeo es que nadie le hace caso. La ciudadanía sabe bien poco sobre su funcionamiento e utilidad, y los partidos políticos en general siguen teniéndolo como una suerte de cementerio de elefantes donde enviar a la gente muy ambiciosa/anciana/impresentable/friki (táchese lo que corresponda) lo cuál quizás fuese una idea razonable en 1979 (o, en nuestro caso, en 1986) pero que, conforme el PE va adquiriendo poder y atribuciones (cosa que, a trancas y barrancas, se va haciendo) se convierte en un insulto o, en el mejor de los casos, una temeridad.
Así pues, hasta que no se tome consciencia de éste hecho, en éste hermoso país de Dios las elecciones europeas se convierten en una suerte de sondeo electoral a lo burro, destinado a dar alas a los partidos de derecha que aspiran al poder. ¿Y por qué a los de derecha? Porque debido a que nadie sabe exactamente para qué sirven las elecciones al Parlamento Europeo, siempre hay algo mejor que hacer un domingo que ir al colegio electoral. Con lo que los únicos que quedan para ir a votar son los ancianos y los fanáticos, cuyas preferencias electorales (salvo honrosas excepciones) son más que conocidas.
El bigotismo sabe perfectamente de éste hecho y va a lo que va: incapaz de ganar las elecciones por su cuenta, va directamente a hacer que el PSOE las pierda (lo que posiblemente conseguirá), a través de la misma política que lleva haciendo los últimos cinco años: diciendo necedades a gritos para asquear al electorado de centro, sacando un escándalo mayúsculo de donde no lo hay una vez por semana (siendo apoyado estrepitosamente por la prensa afín) y sin presentar una única propuesta constructiva salvo la de permitir a los padres que prohíban a sus hijos saber catalán.
¿Y como responde mi partido, el PSOE, a ésto? Pues, naturalmente, mal: entrando a saco en la crispación y la confrontación, haciendo una campaña absurdamente confrontacionista y populista, siguiendo el paradigma tan hispano de que si no te metes en la pelea es por eres un cobarde y/o vas a perder. El motivo de todo ésto es obvio: las elecciones europeas sólo pueden ser ganadas por la izquierda en caso de una alta participación, y nada moviliza más a la izquierda (opinan los estrategas de Ferraz) que el miedo a la derecha.
Pero el voto del miedo tiene un límite: y si gastamos balas gritando "que viene el lobo" todo el día llegará el momento en el que éste mensaje dejará de ser escuchado. Si tan entusiasmados están en Ferraz con Barack Obama, hay que tomar ejemplo en lo que posiblemente sea la razón fundamental de la popularidad del presidente de los Estados Unidos: el hecho de que, a pesar de que cosas como la NASCAR o el Ovillo De Cuerda Más Grande Del Mundo hagan pensar lo contrario, la gente en general no es idiota: hay que explicarles las cosas bien, con detalle y a la cara; en una palabra: convencer. Y convencer bien.
Pero no: en lugar de explicarnos bien, ser didácticos y convencer a los españoles de que, para salir de la crisis sin dejar a media Europa en la indigencia, es importantísimo tener una mayoría de izquierdas en el Parlamento Europeo, preferimos hacer el Enjuto Mojamuto bigotista porque la gente se ríe más y eso. Es, en mi opinión, un desprecio a la inteligencia de los ciudadanos. Y perder, vamos a perder igual.
Los qué más sufren, pobres, son los de Izquierda Unida. Por simple matemática electoral, las elecciones europeas son las que pueden irle mejor a IU: la circunscripción única les permite mostrar su poder electoral real, sin las distorsiones de nuestro heroico sistema proporcional. Sin embargo, diez años seguidos de hacer el simio ha acabado con su credibilidad y, lo que es peor, han conseguido lo que parecía prácticamente imposible: desmovilizar al electorado comunista. Héroes.
¿Y el cuarto partido nacional, UPyDance? Rosita la Pastelera ha conseguido mantener sus altos niveles de popularidad a través del reconocido método de no hacer absolutamente nada (si no haces nada, nada te pueden reprochar) Dos años tras su formación, el partido ha dejado claro su electorado objetivo: los cínicos asqueados, que ya no creen en nada ni en nadie y que votan en contra de todos, no a favor de nadie. Técnicamente, existen cínicos asqueados tanto de izquierdas como de derechas, pero, para desgracia de Rosita y su adláter con pajarita, los de izquierda prefieren quedarse en casa viendo Roland Garros en lugar de ir a votarle a ella. Con lo cuál resulta que, para horror de la prensa de derechas que la alabó como la salvadora de la patria en peligror, a quién está quitando votos es al PP, no al PSOE. Y de ahí que nadie, absolutamente nadie, le haga ni caso en los medios de comunicación.
En fin, seguiremos informando.
Así pues, hasta que no se tome consciencia de éste hecho, en éste hermoso país de Dios las elecciones europeas se convierten en una suerte de sondeo electoral a lo burro, destinado a dar alas a los partidos de derecha que aspiran al poder. ¿Y por qué a los de derecha? Porque debido a que nadie sabe exactamente para qué sirven las elecciones al Parlamento Europeo, siempre hay algo mejor que hacer un domingo que ir al colegio electoral. Con lo que los únicos que quedan para ir a votar son los ancianos y los fanáticos, cuyas preferencias electorales (salvo honrosas excepciones) son más que conocidas.
El bigotismo sabe perfectamente de éste hecho y va a lo que va: incapaz de ganar las elecciones por su cuenta, va directamente a hacer que el PSOE las pierda (lo que posiblemente conseguirá), a través de la misma política que lleva haciendo los últimos cinco años: diciendo necedades a gritos para asquear al electorado de centro, sacando un escándalo mayúsculo de donde no lo hay una vez por semana (siendo apoyado estrepitosamente por la prensa afín) y sin presentar una única propuesta constructiva salvo la de permitir a los padres que prohíban a sus hijos saber catalán.
¿Y como responde mi partido, el PSOE, a ésto? Pues, naturalmente, mal: entrando a saco en la crispación y la confrontación, haciendo una campaña absurdamente confrontacionista y populista, siguiendo el paradigma tan hispano de que si no te metes en la pelea es por eres un cobarde y/o vas a perder. El motivo de todo ésto es obvio: las elecciones europeas sólo pueden ser ganadas por la izquierda en caso de una alta participación, y nada moviliza más a la izquierda (opinan los estrategas de Ferraz) que el miedo a la derecha.
Pero el voto del miedo tiene un límite: y si gastamos balas gritando "que viene el lobo" todo el día llegará el momento en el que éste mensaje dejará de ser escuchado. Si tan entusiasmados están en Ferraz con Barack Obama, hay que tomar ejemplo en lo que posiblemente sea la razón fundamental de la popularidad del presidente de los Estados Unidos: el hecho de que, a pesar de que cosas como la NASCAR o el Ovillo De Cuerda Más Grande Del Mundo hagan pensar lo contrario, la gente en general no es idiota: hay que explicarles las cosas bien, con detalle y a la cara; en una palabra: convencer. Y convencer bien.
Pero no: en lugar de explicarnos bien, ser didácticos y convencer a los españoles de que, para salir de la crisis sin dejar a media Europa en la indigencia, es importantísimo tener una mayoría de izquierdas en el Parlamento Europeo, preferimos hacer el Enjuto Mojamuto bigotista porque la gente se ríe más y eso. Es, en mi opinión, un desprecio a la inteligencia de los ciudadanos. Y perder, vamos a perder igual.
Los qué más sufren, pobres, son los de Izquierda Unida. Por simple matemática electoral, las elecciones europeas son las que pueden irle mejor a IU: la circunscripción única les permite mostrar su poder electoral real, sin las distorsiones de nuestro heroico sistema proporcional. Sin embargo, diez años seguidos de hacer el simio ha acabado con su credibilidad y, lo que es peor, han conseguido lo que parecía prácticamente imposible: desmovilizar al electorado comunista. Héroes.
¿Y el cuarto partido nacional, UPyDance? Rosita la Pastelera ha conseguido mantener sus altos niveles de popularidad a través del reconocido método de no hacer absolutamente nada (si no haces nada, nada te pueden reprochar) Dos años tras su formación, el partido ha dejado claro su electorado objetivo: los cínicos asqueados, que ya no creen en nada ni en nadie y que votan en contra de todos, no a favor de nadie. Técnicamente, existen cínicos asqueados tanto de izquierdas como de derechas, pero, para desgracia de Rosita y su adláter con pajarita, los de izquierda prefieren quedarse en casa viendo Roland Garros en lugar de ir a votarle a ella. Con lo cuál resulta que, para horror de la prensa de derechas que la alabó como la salvadora de la patria en peligror, a quién está quitando votos es al PP, no al PSOE. Y de ahí que nadie, absolutamente nadie, le haga ni caso en los medios de comunicación.
En fin, seguiremos informando.
2 comentarios:
"la gente en general no es idiota: hay que explicarles las cosas bien, con detalle y a la cara; en una palabra: convencer. Y convencer bien"
Muy hermosa esta idea, camarada.
Un abrazo. Cuervo Blanco.
"Sin embargo, diez años seguidos de hacer el simio ha acabado con su credibilidad..."
Ja, ja... Qué cabrón...
"...Y, lo que es peor, han conseguido lo que parecía prácticamente imposible: desmovilizar al electorado comunista. Héroes."
Joder, que hijos de puta...
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