jueves, 15 de octubre de 2009

Cuándo la inacción se hace imposible

Un friki concienciado, de los que hay muchos, me ha informado del Blog Action Day de éste año y me ha sugerido (con truculentas artes) que me una.

Siempre he sido reticente a participar con Ruina Imponente en actividades de éste tipo. Primero, porque siempre he dudado de la capacidad de influir que puedan llegar a tener éstas mal trazadas líneas. Segundo, porque siempre he sido un cínico redomado y nunca he creído demasiado en éstas iniciativas. Tercero, porque siempre he sido celoso de la independencia de éste blog, entendiendo como tal el hecho de que casi nunca estoy 100% de acuerdo con nada. Y cuarto, porque, truth is, soy más vago que la Bernarda.

Pero es que lo que está en juego aquí, el motivo que me lleva a mí y a otros miles de blogueros a tomar partido ésta mañana, hace imposible e inmoral cualquier excusa.

Hoy, quince de octubre, la previsión es de 25 grados centígrados en Madrid, y 32 en Sevilla. Si en algún momento llegó a ser fuera de lo común, va a serlo cada vez menos. No nos engañemos, el clima ya ha cambiado. Hemos dañado a nuestra atmósfera hasta tal punto que ya es imposible que se regenere por sus propios medios, así que tendremos que vivir, sí o sí, con las consecuencias de nuestra ignorancia primero, y desidia después.

La acción que debemos tomar, en consecuencia, se bifurca en una doble línea de acción: primero, tomar las medidas necesarias para que el cambio climático afecte a las personas de la forma menos dañina posible (y eso no debe incluir únicamente a quienes se encuentran dentro de nuestras fronteras) y segundo, hablando en plata, no seguir jodiendo lo que ya está jodido.

Para España, el primer paso incluye, sobre todo, actuar contra la desertificación, que supone el problema más urgente. Eso incluye el tema, a largo plazo, más candente del país, y las palabras que, desde hace décadas, están sumergidas en el lodo del conflicto político, más concretamente (y para beneficio de las sardinas de ciertos pescadores) en el siempre fructífera hoguera de los resentimientos interterritoriales: a saber, gestión integral Y sostenible del agua. Y ahí he de ser políticamente incorrecto. Estoy totalmente a favor del Estado de las autonomías, y más: soy un federalista convencido. Y como federalista convencido tengo clarísimo que las competencias sobre cuencas hidrográficas que ocupen más de una comunidad autónoma competen exclusivamente al Estado: es la manera más brutalmente sencilla de evitar guerras inanes por quítame allá esa charca. Hay otras maneras mejores, pero esas serán para cuándo seamos suizos.

En el segundo punto, está el tema de la energía, del que he hablado en el blog más de una vez (desde aquí exijo monopolio y nacionalización lo antes posible), y la necesidad de insistir en el transporte de cargas por ferrocarril, más ecológicamente eficiente, cosa que es especialidad del señor Senserrich. Donde más podemos mejorar es en emisiones no derivadas del transporte - total, ya no tenemos tanta industria.

Pero en todo caso, el objetivo fundamental, políticamente hablando, es inculcar en la ciudadanía la importancia y urgencia de actuar lo antes posible para paliar los efectos del cambio climático. Y, aunque parezca (y sea) el chocolate del loro, vivir de forma más sostenible.

Seguiremos informando.


1 comentario:

la reina del hielo dijo...

A mí me parece de puta madre lo del cambio climático, playa en Albacete!

De todos modos, en Castilla la Mancha no veo guerra del agua, ya vereis cómo va a salir el PP, por mucho que haya trasvase y los del gobierno ya firmaron ese trasvase, que "beneficia" a los que venden los derechos del agua, que les sale "mejor" (económicamente, no ecológicamente) vender esos derechos que cultivar la tierra.