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miércoles, 27 de agosto de 2008

Rusia se sobra

Pues me callo la boca. Yo decía que Rusia no iba a reconocer la independencia de Abjazia y de Osetia del Sur por miedo a dar ejemplo a los chechenos; pues ahí está: independencia reconocida.

Muestra ésto lo sobrada que va Rusia tras su aplastante (literal) victoria en la guerra contra Georgia. Igualmente muestra que donde las dan las toman, y si la independencia reconocida de Kosovo fue una patada en la boca a Serbia y por extensión a Rusia (la alianza ruso-serbia es tremendamente estable y, recordemos, provocó la I Guerra Mundial), Moscú ha dicho que, ya que estamos, dos países "liberados", dos. ¿Resultados prácticos? Ninguno, en realidad: Rusia ya reconocía a los países como independientes en todo menos en nombre, y, salvo quizás algún país de Asia Central, nadie se va a lanzar a reconocer a los paisuchos éstos.

Y, por supuesto, nadie va a mover algo más que la lengua: Rusia ha gruñido algo más fuerte de lo habitual y todo el mundo tiene demasiado que perder en una confrontación directa.

Problemático será si el tercero en discordia, la delirante y autoproclamada República de Transnistria (observen su bandera), el estado mafioso por excelencia, gobernado por un grupo empresarial de oscuras ramificaciones con el tranquilizador nombre de Sheriff, también decide ponerse farrucaire. Porque en éste caso el país del que sacar tajada no es otro sino Moldavia, que es el país mascota de Rumanía, en la OTAN y en la UE. Pero dado que Rusia no tiene frontera directa con Moldavia, no corre demasiada prisa.

En todo caso, Rusia está sobrada y nadie quiere tiene huevos de convencerle de lo contrario. Y en ésta redacción, sinceramente, deseamos que siga siendo así.

Seguiremos informando.

jueves, 21 de agosto de 2008

Polonia también quiere fiesta

Antes de nada, pedir perdón a quienes les parezca que el artículo de ayer fue excesivamente morboso o punki. Mi reacción habitual ante las malas noticias es la de seguir adelante sin perder tiempo en lamentarme, pero a lo mejor esa reacción resulta insensible para determinadas personas. En todo caso, si acaso hay alguno de mis lectores que haya perdido a alguien querido en el accidente, que sepa que cuenta con todo el sincero afecto y pobre apoyo que yo sea capaz de darle.

Vamos a lo nuestro: en el campeonato de Llevarnos Mal con los Rusos, si los georgianos son un equipo mediano de 2ª, los polacos son equipo de primera y varias veces campeón. Indiferentemente del color ideológico del gobierno en Varsovia, una convicción pervade la sociedad polaca: si vuelve a caer un Telón de Acero, ésta vez no nos vamos a quedar del lado ruso.

Todas las acciones del gobierno polaco desde 1989 han ido en esa dirección: ingreso en la OTAN, en la UE, embarcarse entusiásticamente en cualquier iniciativa militar de los Estados Unidos (Irak incluido) y, en suma, hacer lo que haga falta para que Estados Unidos te considere tu amiguito. Y, en gran medida, lo consiguió.

El problema es que esos entusiasmos anti-rusos no han caído precisamente bien en una Unión Europea que, de forma inteligente pero decididamente cobarde, ha decidido convertir a Rusia en un socio comercial preferente, capaz de vender petróleo y comprar coches, a cambio de hacer ojos y oídos sordos a cualquier iniciativa de Vladimir Vladimirovich en apoyo a la "democracia estilo ruso". Una pelotera estúpida acerca de las exportaciones de carne, defendida exclusivamente por los ínclitos Pili y Mili, mantuvo bloqueado durante meses un acuerdo comercial con Rusia que el resto de países exportadores (con Alemania a la cabeza) estaba loco por aprobar.

Y si lo de las exportaciones de carne cabreó al Kremlin, ¿qué decir de la instalación de misiles tácticos tierra-aire (llamarlo escudo anti-misiles es propaganda bastante engañosa) en Polonia, misiles que no pueden servir para otra cosa que para defenderse de los rusos? (si Irán fuese a lanzar un misil en dirección a Europa, ¿por qué Varsovia?) Aunque no es tan tremendamente estúpido como lo de Georgia (al fin y al cabo, Rusia no puede pegar collejas en un país que no es todo lo fronterizo que desearía) es seguir metiéndole el dedo en la nariz a una Rusia que, como ya tenemos más que visto, no está para broma alguna.

Pero eso en Varsovia da igual: da igual si nos manda a todos a la mierda en el camino; lo suyo, Polonia, ya lo ha conseguido.

Seguiremos informando.

lunes, 18 de agosto de 2008

Fool me twice

Bush y Sarkozy exigen la retirada de las tropas rusas; Angela Merkel dice que Georgia acabará entrando en la OTAN; Condoleezza Rice se las da de Woodrow Wilson y presenta un plan de seis puntos. Si después de lo que ha pasado el gobierno georgiano se cree todo eso, su puesto en el ránking de cretinos internacionales va a seguir subiendo como la espuma.

Da, tovarichii, porque Rusia ha vuelto a tener músculos, lo que no pilla de sorpresa a casi nadie. El Kremlin agradece a Dios la temeridad del gobierno georgiano: le ha dado la excusa perfecta para pegar un soplamocos de éstos que dejan recuerdo de forma relativamente justificable y definitivamente victoriosa. Aparentemente, la situación prácticamente ha vuelto al status quo ante; Osetia del Sur y Abjazia seguirán siendo protectorados rusos de facto y autonomías georgianas de jure (insistimos, sería un mal ejemplo para Chechenia) y Sajasvili sigue en su sillón en Tbilisi. En la práctica, todo cambia: aparte de que Georgia ya no tiene marina de guerra porque Rusia al marcharse ha volado la base naval con barcos y todo, Rusia ha demostrado empíricamente que, en sus fronteras, quién le levante la mano se lleva un leñazo bien dado. Y Occidente, que tiene plena capacidad de responder (las bases aéreas de la OTAN en Turquía bien que están) no va a mover ni una uña. Así pues, carta blanca para las dictaduras perpetuas en el Cáucaso y Asia Central (a.k.a. países Borat) siempre y cuándo obedezcan al mandato de Moscú. En fin, viva la libertad.

En otras noticias, ésta redacción, siguiendo la filosofía propugnada por Vicisitud y Sordidez, felicita la victoria olímpica de Michael Phelps pero deplora su gusto estético; porque preferimos a un onvre con bigotón que a un campeón sin él.

Seguiremos informando.

viernes, 8 de agosto de 2008

La que se está liando

Mientras el mundo (bueno, yo no) ve la ceremonia de apertura de las Olimpiadas, montada por Zhang Yimou, el director de Hero (si no ven chinos flotando en tiempo bala, siéntanse estafados) las cosas pintan mal en el Cáucaso.

Intentemos comprender: Georgia es uno de los estados caucásicos que se independizaron tras la ruptura de la URSS. En una de éstas matrioshkas étnicas que la Unión Soviética tenía tanto placer en crear, la República Socialista Soviética de Georgia tenía dos pequeñas subdivisiones políticamente autónomas: la República Socialista Soviética Autónoma de Abjazia, y la Provincia Autónoma de Osetia del Sur.

Nada más conseguida la independencia, Georgia se lanzó a una política nacionalista y anti-rusa a espuertas, lo cuál obligaba a las pequeñas repúblicas a hacerse georgianas, aunque fuese a fostias. Naturalmente (estamos hablando de gente peluda y cabreada: Stalin era de origen osetio) hubo guerra. ¿Y a quién llamaron los muchachos de Abjasia y Osetia del Sur? Naturalmente, a mamá Rusia, que no tuvo ningún problema en obligar a Georgia a frenarse en sus entusiasmos. El presidente de Georgia fue subsiguientemente muerto a tiros (en un golpe de estado malo y violento) y el nuevo presidente era, por decirlo de una forma suave, pro-ruso; de hecho fue el último ministro de Exteriores de la URSS. Abjasia y Osetia del Sur no consiguieron la independencia (intolerable para Rusia con la guerra de Chechenia a todo vapor) pero se les permitió un grado de autonomía que se quedaba a un paso de la independencia.

El problema fue que el presidente pro-ruso, Edvard Chevernadze, se dio demasiadas alegrías con el fraude electoral y el saqueo del erario público, por lo que en 2003 se le echó a patadas en una revolución incruenta, sustituyéndolo por un presidente (lo han adivinado) nacionalista y furibundamente pro-occidental.

Para esa época ya estaba en Rusia a todo gas el régimen del ínclito Vladimir Vladimirovich, así que el gobierno georgiano se limitó a hacer más crudo su lenguaje, pero no mucho, no fueran a cabrear mucho al Kremlin, que es el que garantiza el abastecimiento de petróleo.

Pero el gobierno georgiano le estaba buscando las cosquillas al Kremlin, y las encontró por partida doble: primero, promocionó la construcción de un oleoducto que les permitía obtener petróleo sin depender de Rusia, y segundo, Georgia pidió entrar en la OTAN y, George W., en una de sus habituales meteduras de pata, les dijo entusiásticamente que sí. Ya dije entonces que era mala idea, porque era darle esperanzas de ayuda a una gente muerta de ganas de tocarle las narices a los rusos, cosa que nadie en su sano juicio quiere hacer. Pero oye, es George. Ya sabemos como va.

En definitiva, que el gobierno georgiano ha decidido empezar por Osetia del Sur, que no ha tardado en pedir ayuda a mamá Rusia. Queda ahora ver si el órdago georgiano (es decir, guerra abierta full time) es apoyado por alguien en Occidente. Mi previsión es: ¿están de coña, no?

Seguiremos informando.



martes, 22 de julio de 2008

Serbia ya quiere ser Europa

Ésto sí que no me lo esperaba: han detenido a Radovan Karadzic, popularmente conocido como el Genocida con Tupé.

Karadzic fue ese señor divertido, psiquiatra de profesión, que decidió ponerse a la cabeza de los serbios de Bosnia en 1989 y les llevó a hacer perrerías varias a lo largo y ancho de su país.

La peor de todas ellas fue la matanza de Srebrenica, llevada a cabo por Ratko Mladic, su brazo armado, y que puede resumirse de forma sencilla y cruel: tenemos un pueblo (Srebrenica) lleno de bosnios musulmanes, algunos armados, sus mujeres y sus hijos. Alrededor del pueblo, un porrón de soldados serbobosnios, de muy mal café. Y entre unos y otros, una guarnición de cascos azules holandeses.

En 1995 la OTAN empieza a bombardear posiciones serbobosnias para levantar el sitio de Sarajevo; los serbobosnios, naturalmente, se cabrean: y Karadzic ordena acabar con los musulmanes de Srebrenica. Así que el 10 de julio de 1995 llega Mladic con un batallón de soldados serbios, con intenciones bastante evidentes. El comandante holandés llama a La Haya, informa de la situación y pregunta que si puede liarse a pegar tiros (cosa para la cuál necesita autorización de su gobierno). Y en La Haya le dicen que no, que no puede.

Así que el resultado es obvio.

- Hola, buenos días, qué veníamos a matar a todos éstos.
- No me diga. No me autorizan a responderle a tiros, así que intentaré convencerle de lo contrario. ¿Quiere un café?
- No, no, mire, órdenes son órdenes: voy a sacar a ésta gente del pueblo y fusilarla por ahí, por el monte. Pero venga ese café.

Fue la peor matanza en Europa tras la II Guerra Mundial: las estimaciones más conservadoras hablan de ocho mil muertos. Todavía se están desenterrando cuerpos.

¿Y qué se hizo con Karadzic y Mladic? Pues naturalmente, nada. El tratado de paz de Dayton fundamentalmente fragmentaba Bosnia y Herzegovina en dos entidades, la República Serbia de Bosnia y la República Croatomusulmana, y en la República Serbia Mladic era (y es) un héroe de guerra y Karadzic, reconocidamente, el padre de la patria.

Hay que recordar que el sentimiento fundamental que alimenta el nacionalismo serbio es el resentimiento, provocado por 700 años de llevarse leñazos por todos los lados (otomanos, austrohúngaros, americanos, etc.). En los diez años de guerra casi continua entre Serbia y todos los demás, Karadzic y Mladic fueron los únicos que pudieron cantar victoria. De ahí que estuviese más que claro que tanto Serbia como la República Sprska (el estado serbio de Bosnia, cuyo nombre debe pronunciarse como si uno fuese el gato Silvestre) iban a encubrir al Dúo Dinámico hasta el fin de sus malditos días.

Pero, visto lo visto, el gobierno serbio ha decidido tomarse en serio sus intenciones de acercarse a la Unión Europea. Vista la efectividad del otro posible gran amigo, Rusia, en lo de Kosovo (la solidaridad paneslava y todo eso queda muy bonito, pero si creían que Rusia iba a meterse en un jaleo por una causa en la práctica perdida eran muy ingenuos), Serbia ha decidido que quieren ser europeos de verdad y, por lo tanto, la cobertura de Karadzic, puf, ha reventado.

Aún quedan pasos: Mladic, por ejemplo, que sigue forajido; aunque será más complicado, porque posiblemente esté en Escupitajia (intenten pronunciar Sprska sin soltar saliva) y allí nadie le va a poner un dedo encima.

Pero son pasos. Y un genocida menos en las calles siempre es motivo de regocijo.

Seguiremos informando.

domingo, 25 de mayo de 2008

Notas tras una Eurovisión

Oh, oh, oh... Me he levantado demasiado pronto, porque la noche de gambiteo ha dado al resfriado radioactivo que llevaba incubando razón de ser, y me he levantado a las nueve y media de la mañana tras seis horas de sueño con un monstruo ectoplásmico en plenas narices.

Pero sí, amigos, fue la noche de risas y horteradas que estábamos todos esperando: he de agradecer vivamente a mademoiselle Fifí por acogerme (y acogernos) en su hogar: rodeado de gente alcoholizada soy bastante más creativo, y sólo gracias a los cosmopolitans y rusos blancos preparados por Mademoiselle pudimos pergeñar ideas como la del parque temático "Rocío Jurásico", con ejemplares clonados vivos de la Más Grande y atracciones como la piscina climatizada "Como una Ola" y otras fantásticas atracciones de las cuáles no puedo acordarme.

Pero vamos con lo que todos estábamos esperando:

Después de tres años de no pasar del vigésimo puesto, el 16º es una posición más que notable. Dije que mejor que los últimos años íbamos a quedar, y así ha sido: el Chiquilicuatre ha conseguido más puntos que Las Ketchup y Son de Sol sumadas. Y qué copón: con el pop-latino-lolailo que hemos mandado desde que Bisbal se hizo con nuestro mercado discográfico nunca jamás nos hemos comido un colín, y no lo haremos, por más que se insista en ello.

Nuestras quinielas, como no, se han ido al traste. Efectivamente, el bloque eslavo vota a su canción favorita, y para ver por qué Rusia hay que tener en cuenta la pasión por el dramón que abunda allende el Danubio: seguro que a más de una choni eslovaca se le han saltado las lágrimas por el pipiolín ruso arrodillado, el Violinista en el Tejado y la Barbie patinadora. La pasión por el dramón, además, salta fronteras y rivalidades regionales: sólo eso explica que el Monstruo del Pantano Negro (Rosa de Lisboa, que dijo alguien) que mandó Portugal sacase más puntos que nosotros. Y eso que mi favorito venía del bloque del Este: como no, hablamos del Tanguero Croata y de su Abuelo Rapero.

Pero recuerden, podíamos estar peor: los jevis fineses se han estrellado malamente (eso tiene cantar en un idioma como ese) y el modernuqui gabacho, por más que lo patrocinase Daft Punk, acabó peor que nosotros (lo que responde más o menos a la pregunta de cómo lo hubiese hecho La Casa Azul)

La conclusión es que si queremos ganar Eurovisión, tenemos dos alternativas:
  • Copiar descaradamente: Si el voto eslavo es el que va a ganar Eurovisión, hay que mandar expediciones a las Little Russia de los polígonos (Alcalá de Henares, Badalona, Orihuela), tomar nota de qué gusta a los proletarios de detrás del telón y fusilarlo de forma brutal e inconfundible. Posiblemente llegaremos a la conclusión que lo que gusta es el tecno-horterismo baladoncio lumpen: en ese caso, no nos andemos con medias tintas: Camela es la opción.
  • Balcanización de España: Tomar por culo, hombre: problemas desesperados requieren soluciones desesperadas. Salvo Cataluña, que se intercambiaría con Andorra los doce puntos siempre, dividir España en estados independientes garantiza una buena posición para nuestros artistas. Un poco de limpieza étnica no iría mal tampoco, para generar refugiados que esparcir por Europa para incrementar nuestras puntuaciones.

La gala de TVE, a su estilo: la Carrà siendo toreada por todas partes por todo el mundo, Loles León, saliendo de Dios sabe donde (mi teoría era que, dado que Massiel quiere matar a Íñigo y la sangre en el escenario es difícil de sacar, trajeron a alguien que diese el pego para el ojo poco entrenado) los ex-jóvenes VJs de los 40 Principales (no puedes trabajar en los 40 y luego darte de intelectual) y figuras que garanticen el concepto español de debate: una pequeña conversación moderada de diez minutos para que se sepa de cuál postura cada uno de los invitados NO va a moverse y luego todos gritan. Uribarri, por desgracia, ya está demasiado gagá: comentar los números conforme a la potencia de las mozas presentes ya es señal de que es hora de volverse a casa.

Pero si ODIO a TVE por algo es por una cosa muy sencilla: Eurovisión, entre las interpretaciones y las votaciones, siempre pone un número musical en el intermedio. En países donde la televisión pública lo es de verdad, se mantiene la conexión y se pone el número musical. TVE, como está en la ruina y además no tiene estilo, corta a publicidad y luego pone a la Carrà a decir paparruchadas. Que en Helsinki, el año pasado, nos perdiésemos a Apocaliptica, es jodido, pero cuándo me enteré que éste año la estrella del intermedio fue Goran Bregovic, el rey de uno de mis géneros musicales favoritos, el que yo vengo a llamar Yugoslavos con Tubas, maldecí a TVE de forma tan sonora que me tuvieron que sujetar.

Pero afortunadamente, yo no trabajo en TVE: así que les pongo a Goran para que sepan lo que se han perdido y porque me apetece:



Seguiremos informando.

martes, 20 de mayo de 2008

El triunfo del lápiz

Es una leyenda urbana, pero a mí me encanta la historia de que mientras los americanos en el espacio usaban carísimos bolígrafos presurizados, los soviéticos usaban lápices.

En todo caso, hay muchos ejemplos en nuestro mundo de como nuestra sociedad ha interiorizado de tal forma el ansia por la innovación tecnológica que solemos obviar que, a veces, las soluciones de baja tecnología son más sencillas, baratas y perfectamente útiles.

Y muchas veces, aún más difícil que imponer una nueva tecnología es que, una vez impuesta esa nueva tecnología, darse cuenta de que no funciona tan bien, reconocerlo y dar marcha atrás.

Todo ésto viene porque, según he leído en Barrapunto (sí, lo reconozco, despierta el geek que hay en mí) los Países Bajos abandonan su costosísimo y ya totalmente implantado sistema electrónico de votación y vuelven al sistema de papeleta y lápiz (rojo). Hombre, éstas noticias que no nos gustan a los politólogos frikis como un servidor...

Les conté en el otro blog que yo utilicé uno de esos, cuándo, para mi sorpresa, me incluyeron en las listas electorales de la municipalidad de Rotterdam, en 2006: era un gigantesco panel donde se ponía encima la papeleta (enorme, puesto que los Países Bajos utilizan un sistema de listas abiertas), se pulsaba sobre el nombre del/la candidato/a elegido/a, y una vez seleccionado, se pulsaba un gran botón rojo.

El problema del sistema neerlandés, ha sido, como siempre, la constancia física del voto. Si uno usa un aparato para votar, se quita el engorro de tener que contar papeletas: al final de la noche, uno le da al enter y sale quién a votado al Llamamiento Cristianodemócrata, quién al Partido del Trabajo y quién al Partido para los Animales (los holandeses son asín). Pero ahí reside el problema: si hay un corte de luz, o alguien rompe la máquina, o entra un virus en el sistema, ¿quién sabe cuántos han votado a quién? O peor, si se crea un listado de votos conforme la gente va votando, ¿quién sabe si se puede identificar quién ha votado a quién?

Desde la introducción de los stemcomputers (como los llaman allí) , hará unos años, mucha gente se ha hecho éstas preguntas. En algunos sitios, la protesta ha sido tal que en ciertos municipios se ha llegado a votar con papeleta y lápiz por decisión judicial.

Por fin, el ministerio del Interior neerlandés se ha rendido y ha dicho que no tiene como solventar esos problemas, y que buscar un sistema nuevo resulta, por el momento, demasiado caro. Así que desde las próximas municipales (previstas para 2010) vuelta al lápiz rojo otra vez.

Pues sí, amigos, para que veáis que la tecnología no lo resuelve todo. En todo caso, no implica que el sistema de papeletas y lápices sea perfecto: cuándo fui interventor de mesa electoral, llegué rápidamente a la conclusión de que el único consenso de los electores madrileños era que quién había diseñado esa papeleta del Senado, que no había forma humana de introducirla en el sobre sin dañar uno de ambos, era franca y decididamente un patán.

Seguiremos informando.

miércoles, 2 de abril de 2008

El último hurra de Bush

Ya saben ustedes qué es un lame duck, un pato cojo, y si no, se lo vuelvo a explicar: cuándo hay una limitación legal de mandatos (como en el caso del presidente de los Estados Unidos) un político que no puede ser reelegido y que ya no tiene nada que hacer sino esperar su jubilación se convierte en eso, en un pato cojo. Y los patos cojos pasean por el mundo, esperando obtener fuera la adulación que les suele faltar en casa.

Y en el caso de George W., más. Con su popularidad en los sondeos por debajo del 30% en su propio país y no demasiado superior en la mayoría de países del resto del mundo, Bush ha ido a que le hagan la pelota a su única fuente de adhesión incondicional en el mundo: los países del Este de Europa.

Si uno ha de considerar los cinco países más pro-americanos y más pro-Bush del mundo ahora mismo, la lista sería: Albania, Letonia, Ucrania, Georgia y (si cuenta) Kosovo. Son países que tienen algo en común: George Bush se ha empeñado en la defensa de su freedom (me dolería desperdiciar la palabra "libertad" en un concepto totalmente neo-con que es mejor definido con el anglicismo) contra el gran Oso Ruso y, en el caso albano-kosovar, ante su más querida hijita, la Osezna Serbia.

Y, como siempre que se trata de política exterior, Bush no sabe donde está metiendo los pies. En la cumbre de Bucarest que empieza hoy Bush intentará defender ante sus socios y ante el mismísimo Vladimir Vladimirovich que Ucrania y Georgia deben entrar en la OTAN.

Mala idea, naturalmente. Para empezar, Rusia considera a ambos países parte de su hinterland, y Estados Unidos no parece haberse dado cuenta que la adhesión irracional de ambos países son tentativas desesperadas de mantener una independencia ante Rusia que es políticamente imposible de mantener, no ya a largo plazo, sino incluso a medio.

En el caso de Ucrania, porque medio país (físicamente medio país) es fervientemente pro-ruso; miren éste divertido mapa sacado de la Wikipedia: en azul, victoria de los partidos pro-rusos; en amarillo, victoria de los partidos occidentales.

En el caso de Georgia es incluso más animal: casi el 15% de la superficie del país no está bajo el control del gobierno de Tbilisi, sino de dos repúblicas secesionistas y fervientemente pro-rusas: Abjasia y Osetia del Sur; naturalmente, si Georgia no se mete en una guerra abierta con ambas es porque Moscú mima a ambas republiquitas y les da petróleo.

El mismo petróleo y gas cuyo grifo controla Rusia a su antojo, pudiendo matar a los ucranianos y georgianos literalmente de frío cuándo su gobierno se porta mal; cosa que ya ha hecho más de una vez.

Es por eso que ambos países le lamen tanto las botas a Estados Unidos; pero por mucho que Bush se empeñe en garantizar su freedom, Washington queda demasiado lejos para ser un buen amigo; y la Unión Europea no piensa mover un dedo en contra de Rusia.

Es la última chorrada de un tipo desesperado por tener un lugar decente en la historia; esa misma historia que dará cuenta de la peligrosidad de éste último fracaso.

Y si no, al tiempo.

Seguiremos informando.

lunes, 3 de marzo de 2008

La dictadura voluntaria

Ach, da, camaradas. A éstas alturas ya queda claro que Vladimir Vladimirovich Putin ha concluido su tarea como Presidente de la Federación Rusa y se prepara para ser el primer ministro de la Federación Rusa, bajo la presidencia de su amigo Dmitri Anatolyevich Medvedev.

Ha habido fraude, naturalmente, pero aun sin él queda bastante claro que los rusos no habrían votado de otra forma. Salvo una minoría, importante, pero minoría al fin y al cabo, los rusos, en éste tiempo y hora, no confían en la democracia como forma de gobierno. ¿Por qué deberían hacerlo? Al fin y al cabo, la democracia les trajo una inflación del 1.000%, gente muriéndose de frío por las calles y un borracho reconocido como Presidente. Pero lo que más les dolió a los rusos fue la pérdida de importancia. La URSS era una superpotencia, un actor fundamental en la geopolítica internacional, el bueno (o el malo, dependiendo) de todas las películas sobre la guerra fría. La Rusia de Yeltsin era un país en la guardería, tratado con conmiseración por países que hasta hacía cero coma temblaban al recibir noticias de Moscú.

Putin es imagen. Siempre lo fue. Como ya dije cuándo murió Yeltsin, representa la imagen idealizada del ruso medio; con su imagen de tipo duro, ha conseguido asustar a Europa y devolverle el miedo al oso del Este.

El proceso sigue.

Seguiremos informando.