Es una leyenda urbana, pero a mí me encanta la historia de que mientras los americanos en el espacio usaban carísimos bolígrafos presurizados, los soviéticos usaban lápices.
En todo caso, hay muchos ejemplos en nuestro mundo de como nuestra sociedad ha interiorizado de tal forma el ansia por la innovación tecnológica que solemos obviar que, a veces, las soluciones de baja tecnología son más sencillas, baratas y perfectamente útiles.
Y muchas veces, aún más difícil que imponer una nueva tecnología es que, una vez impuesta esa nueva tecnología, darse cuenta de que no funciona tan bien, reconocerlo y dar marcha atrás.
Todo ésto viene porque, según he leído en Barrapunto (sí, lo reconozco, despierta el geek que hay en mí) los Países Bajos abandonan su costosísimo y ya totalmente implantado sistema electrónico de votación y vuelven al sistema de papeleta y lápiz (rojo). Hombre, éstas noticias que no nos gustan a los politólogos frikis como un servidor...
Les conté en el otro blog que yo utilicé uno de esos, cuándo, para mi sorpresa, me incluyeron en las listas electorales de la municipalidad de Rotterdam, en 2006: era un gigantesco panel donde se ponía encima la papeleta (enorme, puesto que los Países Bajos utilizan un sistema de listas abiertas), se pulsaba sobre el nombre del/la candidato/a elegido/a, y una vez seleccionado, se pulsaba un gran botón rojo.
El problema del sistema neerlandés, ha sido, como siempre, la constancia física del voto. Si uno usa un aparato para votar, se quita el engorro de tener que contar papeletas: al final de la noche, uno le da al enter y sale quién a votado al Llamamiento Cristianodemócrata, quién al Partido del Trabajo y quién al Partido para los Animales (los holandeses son asín). Pero ahí reside el problema: si hay un corte de luz, o alguien rompe la máquina, o entra un virus en el sistema, ¿quién sabe cuántos han votado a quién? O peor, si se crea un listado de votos conforme la gente va votando, ¿quién sabe si se puede identificar quién ha votado a quién?
Desde la introducción de los stemcomputers (como los llaman allí) , hará unos años, mucha gente se ha hecho éstas preguntas. En algunos sitios, la protesta ha sido tal que en ciertos municipios se ha llegado a votar con papeleta y lápiz por decisión judicial.
Por fin, el ministerio del Interior neerlandés se ha rendido y ha dicho que no tiene como solventar esos problemas, y que buscar un sistema nuevo resulta, por el momento, demasiado caro. Así que desde las próximas municipales (previstas para 2010) vuelta al lápiz rojo otra vez.
Pues sí, amigos, para que veáis que la tecnología no lo resuelve todo. En todo caso, no implica que el sistema de papeletas y lápices sea perfecto: cuándo fui interventor de mesa electoral, llegué rápidamente a la conclusión de que el único consenso de los electores madrileños era que quién había diseñado esa papeleta del Senado, que no había forma humana de introducirla en el sobre sin dañar uno de ambos, era franca y decididamente un patán.
Seguiremos informando.
En todo caso, hay muchos ejemplos en nuestro mundo de como nuestra sociedad ha interiorizado de tal forma el ansia por la innovación tecnológica que solemos obviar que, a veces, las soluciones de baja tecnología son más sencillas, baratas y perfectamente útiles.
Y muchas veces, aún más difícil que imponer una nueva tecnología es que, una vez impuesta esa nueva tecnología, darse cuenta de que no funciona tan bien, reconocerlo y dar marcha atrás.
Todo ésto viene porque, según he leído en Barrapunto (sí, lo reconozco, despierta el geek que hay en mí) los Países Bajos abandonan su costosísimo y ya totalmente implantado sistema electrónico de votación y vuelven al sistema de papeleta y lápiz (rojo). Hombre, éstas noticias que no nos gustan a los politólogos frikis como un servidor...
Les conté en el otro blog que yo utilicé uno de esos, cuándo, para mi sorpresa, me incluyeron en las listas electorales de la municipalidad de Rotterdam, en 2006: era un gigantesco panel donde se ponía encima la papeleta (enorme, puesto que los Países Bajos utilizan un sistema de listas abiertas), se pulsaba sobre el nombre del/la candidato/a elegido/a, y una vez seleccionado, se pulsaba un gran botón rojo.
El problema del sistema neerlandés, ha sido, como siempre, la constancia física del voto. Si uno usa un aparato para votar, se quita el engorro de tener que contar papeletas: al final de la noche, uno le da al enter y sale quién a votado al Llamamiento Cristianodemócrata, quién al Partido del Trabajo y quién al Partido para los Animales (los holandeses son asín). Pero ahí reside el problema: si hay un corte de luz, o alguien rompe la máquina, o entra un virus en el sistema, ¿quién sabe cuántos han votado a quién? O peor, si se crea un listado de votos conforme la gente va votando, ¿quién sabe si se puede identificar quién ha votado a quién?
Desde la introducción de los stemcomputers (como los llaman allí) , hará unos años, mucha gente se ha hecho éstas preguntas. En algunos sitios, la protesta ha sido tal que en ciertos municipios se ha llegado a votar con papeleta y lápiz por decisión judicial.
Por fin, el ministerio del Interior neerlandés se ha rendido y ha dicho que no tiene como solventar esos problemas, y que buscar un sistema nuevo resulta, por el momento, demasiado caro. Así que desde las próximas municipales (previstas para 2010) vuelta al lápiz rojo otra vez.
Pues sí, amigos, para que veáis que la tecnología no lo resuelve todo. En todo caso, no implica que el sistema de papeletas y lápices sea perfecto: cuándo fui interventor de mesa electoral, llegué rápidamente a la conclusión de que el único consenso de los electores madrileños era que quién había diseñado esa papeleta del Senado, que no había forma humana de introducirla en el sobre sin dañar uno de ambos, era franca y decididamente un patán.
Seguiremos informando.
5 comentarios:
Hola Thiago :o)
Eso de que la simplicidad es buena esta muy bien. Dejando a un lado que no haya que recontar votos al final del dia o que la papeleta no entre en el sobre, la verdad es que para los que pueden estar presentes para ir a votar al fin y al cabo da igual que haya un boton o un lapiz. Pero algun sistema electronico tendran que inventar para que los que vivimos fuera no nos quedemos sin votar por los numerosos fallos que comete nuestro (inutil, lento, ineficaz, idiotico) cuerpo de trabajadores diplomaticos en el extranjero. No se como les lucira el pelo a los holandeses, pero los consulados y embajadas espaNolas funcionan como el culo, y ya van dos elecciones que yo, entre otros muchos, me quedo sin votar por su culpa. Voto electronico????
Es que no conoces como funciona un consulado brasileño. La suerte que tienes.
Quiere eso decir que me tengo que conformar porque otros consulados funcionan peor?? Hmm... pues yo creo que no ...
Ouh, ouh...
Te recuerdo que a Ruina Imponente se ha de entrar con el ironic mode encendido.
Sólo entonces uno puede leer mis paranoias sin indignarse conmigo, e indignarse con el Universo, que mola más.
En todo caso, indiferentemente del país, los funcionarios consulares son otra especie diferente al homo sapiens: son la burocracia encarnada, sin sentimientos, sin compasión y sin sentido del humor.
Y lo dejo aquí, no me vayan a detener.
En todo caso, gracias por el comentario.
ok ... mode irony on ...
Y muerte al homo diplomaticus consularis!! aggrrrrr!!
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