jueves, 20 de diciembre de 2007

La izquierda diluida

Éste artículo va dedicado a mi estimado amigo Hidalgo, puesto que ya ambos trabajamos y casi no nos vemos, para que por lo menos tengamos una excusa para hacer la segunda cosa que más nos gusta, que es hablar de política (la primera es frikear como posesos)

La campaña electoral aún no ha empezado oficialmente y ya tiene rasgos que no me gustan. Primero, la tendencia presidencialista de las elecciones del 2004, simbolizada en el ya indestructible acrónimo ZP, se ha hecho extensiva a todos los partidos políticos de ámbito nacional. Mal van a ir en el bigotismo si no le hacen algo a la foto de Rajoy, pero a la brillante mente que se le ocurrió lo de "seguridaZ y libertaZ" tampoco le tengo yo guardados aplausos. Sorprendente es el presidencialismo de la campaña de Llamazares, cuyas aspiraciones presidenciales son incluso menores que las mías (caramba, yo puedo ser presidente algún día). En todo caso, es una prueba más de la escasa imaginación y la creciente dominación de los expertos en márketing político en las campañas electorales: damos por hecho que el electorado es suficientemente idiota para elegir a su gobierno basado en quién es más guapo, más listo y mejor orador, cuándo el simple hecho de que José María Aznar tenga una carrera política desmiente esa tesis.

Y de ahí viene el segundo problema: mi partido (que por cierto, todavía no me ha enviado el carnet de sociata) ha decidido aprovechar la huida del bigotismo hacia la extrema derecha intentando copar todo el espacio de centro, incluyendo la reconciliación con los sectores más moderados de la Iglesia Católica. De ahí la contención en temas polémicos como el aborto o la eutanasia, la recuperación de Bono, etcétera. Mala idea, como no, por partida doble: primero, se gana (quicir) un electorado extremadamente volátil que se irá (no se puede ir, se irá) en el momento en el que el bigotismo elija a un líder moderado (pfffff), y segundo y para mí más importante: se aliena a un sector bastante notable del electorado (en el cuál yo me encuentro) que vota inspirado no por las cejas de Pepe Luis, sino por convicciones políticas sobre el futuro de éste país.

El ejemplo que está siguiendo el PSOE, como no, es del "New Labour" inglés: todo spin, todo imagen, cero chicha. Y se quieren obtener los mismos resultados: aplastar al PP, convertirle en papilla destruida por sus propios conflictos intestinos. Quizás. Pero en mi modesta opinión, la política no está para eso. No creo encontrarme sólo en esa convicción.

Seguiremos informando.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo del "presidencialismo" ese que dices tú me toca las narices especialmente, porque yo siempre he entendido que las elecciones no son para elegir un señor que dirija con mano férrea y segura los destinos de la nación durante los próximos cuatro años, ni siquiera para elegir un partido que dirija con mano férrea y segura, etc, etc... Sino para remozar cada temporada una cámara con su grupo dirigente, sus distintos niveles de representación en Gobierno y Oposición, etc...

Por cierto, tenéis una manía con que el PSOE es de izquierdas que de verdad, no lo entiendo. Es más de izquierdas que otros, claro, perooo... Ja, ja, ja...

Anónimo dijo...

en cuanto a la campaña... el caso más importante, es dejar claro si unos llevan 4 años de oposición "con razón o sin razón".
Tal cual.
El bigotismo refunfuña, rabia y obstruye, como sólo hace el cacique echado del pueblo tras su última barrabasada por un juicio de paz comprado al fin con los jornales del pueblo. ("quién me ha echado a mí?... si ese pueblo es mio, lo hice yo de las cenizas y asi me lo paga?")Esa ha sido su oposición. A mí me echaron, y el Gobierno legítimo de verdad, "como sabe todo buen español" es el mío.
A tenor de los turnos de debate del Congreso, observen como alienigenas recien llegados... quien piensan que manda? El que exige, ordena, se abrusca, o el que explica, responde y modera?

Y los otros (y lo siento gentleman, pero SÍ es izquierda. Descafeinada tal vez, o acoplada al mundo que corre, pero izquierda sin engañar a nadie... No hace falta ni la hoz, ni la guerra de clases, ni el pañolón rojo y negro, para ser izquierda)
pues eso, los otros tratan de consolidar que si han estado 4 años es porque se les eligió... osea, autoafirmación, y si puede ser a costa del otro, se chinche.

Pero eso no se dira más que aquí, of course... ¡Viva su blog, Excelencia!

Anónimo dijo...

"No hace falta ni la hoz, ni la guerra de clases, ni el pañolón rojo y negro, para ser izquierda."

Jo, pues esa será "La izquierda diluida" del título del Post... No se, es que a mí la socialdemocracia -Por ahí van los tiros, digo yo- me parece muy de centro. Pero vamos, que muy bien, estupendamente.