Y seguimos hablando sobre economía, para que no se diga.
Las bolsas rebotan tras el batacazo, por segundo día consecutivo: el Ibex ha vuelto a pasar de los 10.500 y la alegría es general: garantizado por Papá Estado un mullido colchón por si te la vuelves a piñar, los bancos han regresado a prestarse dinero con alegría y a hacer el fistro con el dinero ajeno. De volver a regular lo desregulado para que no vuelvan a pasar cosas como ésta, todavía nadie ha dicho ni mú.
Y mientras, Emilio "yu ara güiner" Botín se va de rebajas: aprovechando que nuestra banca es tremendamente solvente, se gasta 1.400 millones de euros para meter del todo el pie en el sistema bancario norteamericano, de demostrada solvencia.
Le decía el otro día a mi economista de guardia, Jaime "Aserraderos McNeil" (We the Men) que vamos a acabar dándole las gracias a José María Ruiz Mateos y a Mario Conde: el hecho de que éstos dos pájaros pudiesen hacer tal cantidad de barbaridades con el dinero ajeno generó un sistema bancario tremendamente consolidado y über-vigilado en el que las guarreridas del estilo estadounidense no tienen lugar salvo que uno se empeñe específicamente en que le roben (metiendo dinero en el Fórum Filatélico, por ejemplo)
De hecho, para mí, el punto flaco de nuestro sistema bancario no está en los bancos privados, sino en el sitio menos pensado de todos: la banca pública. Estoy hablando de las cajas de ahorros.
El mapa de las cajas de ahorro en España se ha reorganizado de forma pareja a los cambios territoriales en España. Salvo en Cataluña, casi todas las comunidades autónomas han intentado, con mayor o menor éxito, consolidar sus instituciones de ahorro en una entidad monolítica, única para cada comunidad autónoma. Y el objetivo de éstas consolidaciones ha estado claro desde el principio: que cada gobierno autonómico obtuviese un brazo bancario capaz de financiar cualesquiera ideas absurdas que no pudiesen ser financiadas por otros medios. ¿Que quieres tu propio parque temático, con casino, y furcias? Pues aquí vienen Caja Madrid o Bancaja a pagártelo. Y así sucesivamente.
Y más: convertidas las cajas en instrumento preferente de la urbanización salvaje, muchas de ellas se han lanzado en una caza de la hipoteca que les va a pesar. Son más pequeñas, son más vulnerables, y, lo que es peor, la gente confía más en ellas.
¿Qué pasará si una de ellas se hunde?
Seguiremos informando.
Las bolsas rebotan tras el batacazo, por segundo día consecutivo: el Ibex ha vuelto a pasar de los 10.500 y la alegría es general: garantizado por Papá Estado un mullido colchón por si te la vuelves a piñar, los bancos han regresado a prestarse dinero con alegría y a hacer el fistro con el dinero ajeno. De volver a regular lo desregulado para que no vuelvan a pasar cosas como ésta, todavía nadie ha dicho ni mú.
Y mientras, Emilio "yu ara güiner" Botín se va de rebajas: aprovechando que nuestra banca es tremendamente solvente, se gasta 1.400 millones de euros para meter del todo el pie en el sistema bancario norteamericano, de demostrada solvencia.
Le decía el otro día a mi economista de guardia, Jaime "Aserraderos McNeil" (We the Men) que vamos a acabar dándole las gracias a José María Ruiz Mateos y a Mario Conde: el hecho de que éstos dos pájaros pudiesen hacer tal cantidad de barbaridades con el dinero ajeno generó un sistema bancario tremendamente consolidado y über-vigilado en el que las guarreridas del estilo estadounidense no tienen lugar salvo que uno se empeñe específicamente en que le roben (metiendo dinero en el Fórum Filatélico, por ejemplo)
De hecho, para mí, el punto flaco de nuestro sistema bancario no está en los bancos privados, sino en el sitio menos pensado de todos: la banca pública. Estoy hablando de las cajas de ahorros.
El mapa de las cajas de ahorro en España se ha reorganizado de forma pareja a los cambios territoriales en España. Salvo en Cataluña, casi todas las comunidades autónomas han intentado, con mayor o menor éxito, consolidar sus instituciones de ahorro en una entidad monolítica, única para cada comunidad autónoma. Y el objetivo de éstas consolidaciones ha estado claro desde el principio: que cada gobierno autonómico obtuviese un brazo bancario capaz de financiar cualesquiera ideas absurdas que no pudiesen ser financiadas por otros medios. ¿Que quieres tu propio parque temático, con casino, y furcias? Pues aquí vienen Caja Madrid o Bancaja a pagártelo. Y así sucesivamente.
Y más: convertidas las cajas en instrumento preferente de la urbanización salvaje, muchas de ellas se han lanzado en una caza de la hipoteca que les va a pesar. Son más pequeñas, son más vulnerables, y, lo que es peor, la gente confía más en ellas.
¿Qué pasará si una de ellas se hunde?
Seguiremos informando.
2 comentarios:
Hace unos años, los premios Nobel de economía, que habían sido contratados por una confederación de cajas de ahorro de EEUU acabaron en la trena por aplicar su modelo, hundir las cajas y esconder su responsabilidad. No lo recuerdo bien pero creo que Papá Estado tuvo que meter mano para que no se quedaran sin ahorros la mitad de los habitantes del Mid West.
no podemos desdecirnos tan rápidamente de las arengas liberales del pasado reciente, no es estético.
Si hasta el New Labour ha tenido que vestirse del Labour de toda la vida, pero claro tampoco interesa decir eso y se pinta de otra cosa.
El mercado no lo puede todo y necesita del Estado para corregirse. Eso ya lo sabíamos, ¿volveremos a caer?
saludos keynessianos!!
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