Lo primero que he hecho ésta mañana al llegar a la oficina (bueno, tras hacer lo que tenía que hacer en el curro y, muy importante, sacarme un café de la máquina) es salir en pos de la Constitución hondureña. Me explico (y más me vale): ésta mañana, en Público, el señor Escolar indica que, efectivamente, el presidente Zelaya incumplió la constitución, pero como ésta es "surrealista" (sic) y su reforma es casi imposible, digamos que queda justificado. Así que, como buen friki politólogo, me puse a revisarla en busca de los artículos que hablen de los procedimientos de reforma. Pero nada más empezar...
Pero a lo que íbamos: los mecanismos de reforma constitucional están indicados en los artículos 373 y 374. El 373, como me esperaba, permite la reforma constitucional por el Congreso, con los márgenes de siempre: dos tercios del Congreso antes de la reforma y dos tercios del Congreso después de la reforma. En España los márgenes son parecidos, cuándo no iguales.
El artículo sustancioso es el 374:
No estoy a favor de la limitación constitucional de mandatos; soy de la muy generalizada opinión de que la limitación de mandatos la establece la ciudadanía a través de elecciones. Pero, sinceramente, cuándo de lo que realmente se trata es de sacar a la población de la miseria, lo importante es que se haga, no quién lo haga. Y por mucho que insistan, dudo seriamente que Manuel Zelaya sea la única persona de izquierdas en Honduras. Me sigue oliendo a quemado todo ésto.
Nota bene: Insisto, por si no ha quedado absolutamente claro: por muy cretino que haya sido el presidente Zelaya en el ejercicio de sus funciones presidenciales, sigue siendo, hasta que el pueblo hondureño decida lo contrario en unas elecciones libres y democráticas, el presidente constitucional de Honduras. El golpe de Estado es inequívocamente condenable y condenado desde aquí. Una cosa no justifica la otra.
Permítanme que dedique la última parte de éste artículo a responder al comentario de don Mastropiero al artículo de ayer.
Es obvio que éste blog se come con patatas miles de hechos relevantes, por no decir millones de matices, a la hora de tratar y comentar los temas. En éste mismo caso, por ejemplo, yo no he estado en Honduras en la vida: malamente voy a poder declararme autoritativo en éste o en cualquier otro caso. Y dicho ésto, que quede absolutamente claro que en ningún caso deseo esquivar el debate razonado ni la discusión civilizada; nada de lo que escribo es la verdad indiscutible.
El populismo es el populismo, tanto en Madrid como en Kuala Lumpur, y en mi modesta opinión es igualmente despreciable en todos los casos. Entiendo por populismo una política que intenta gobernar desde la garganta y el estómago, cuándo no desde el puño: una política de los instintos primarios. Por desgracia, el surgimiento del populismo no tiene que ver ni con la cultura, ni la religión, ni la raza; nadie puede decir que la cultura italiana está subdesarrollada y ahí les tenemos, con el Papichulo en el Palazzo Chigi. En todos y cada uno de los casos, sea en Europa, Asia o América, sea de izquierdas o de derechas, el populismo es una forma despreciable y rapaz de hacer política y desde aquí nuestro objetivo es enfrentarnos a él con todas nuestras fuerzas.
Y, por último, me hago partícipe de su satisfacción por el ascenso de los chicharreros de sus amores, y no puedo sino recomendarle que lo disfrute...mientras le dure.
Seguiremos informando.
ARTICULO 3.- Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos. El pueblo tiene derecho a recurrir a la insurrección en defensa del orden constitucional. (Las negritas son mías)¿Heavy, no?
Pero a lo que íbamos: los mecanismos de reforma constitucional están indicados en los artículos 373 y 374. El 373, como me esperaba, permite la reforma constitucional por el Congreso, con los márgenes de siempre: dos tercios del Congreso antes de la reforma y dos tercios del Congreso después de la reforma. En España los márgenes son parecidos, cuándo no iguales.
El artículo sustancioso es el 374:
ARTICULO 374.- No podrán reformarse, en ningún caso, el artículo anterior, el presente artículo, los artículos constitucionales que se refieren a la forma de gobierno, al territorio nacional, al período presidencial, a la prohibición para ser nuevamente Presidente de la República, el ciudadano que lo haya desempeñado bajo cualquier título y el referente a quienes no pueden ser Presidentes de la República por el período subsiguiente.Caramba. No sé ustedes, pero no veo por ninguna parte ningún impedimento constitucional a consolidar los logros económicos y sociales que pueda haber obtenido u obtener el gobierno del presidente Zelaya. Lo único que impide clara y tajantemente es la reelección del presidente.
No estoy a favor de la limitación constitucional de mandatos; soy de la muy generalizada opinión de que la limitación de mandatos la establece la ciudadanía a través de elecciones. Pero, sinceramente, cuándo de lo que realmente se trata es de sacar a la población de la miseria, lo importante es que se haga, no quién lo haga. Y por mucho que insistan, dudo seriamente que Manuel Zelaya sea la única persona de izquierdas en Honduras. Me sigue oliendo a quemado todo ésto.
Nota bene: Insisto, por si no ha quedado absolutamente claro: por muy cretino que haya sido el presidente Zelaya en el ejercicio de sus funciones presidenciales, sigue siendo, hasta que el pueblo hondureño decida lo contrario en unas elecciones libres y democráticas, el presidente constitucional de Honduras. El golpe de Estado es inequívocamente condenable y condenado desde aquí. Una cosa no justifica la otra.
Permítanme que dedique la última parte de éste artículo a responder al comentario de don Mastropiero al artículo de ayer.
Es obvio que éste blog se come con patatas miles de hechos relevantes, por no decir millones de matices, a la hora de tratar y comentar los temas. En éste mismo caso, por ejemplo, yo no he estado en Honduras en la vida: malamente voy a poder declararme autoritativo en éste o en cualquier otro caso. Y dicho ésto, que quede absolutamente claro que en ningún caso deseo esquivar el debate razonado ni la discusión civilizada; nada de lo que escribo es la verdad indiscutible.
El populismo es el populismo, tanto en Madrid como en Kuala Lumpur, y en mi modesta opinión es igualmente despreciable en todos los casos. Entiendo por populismo una política que intenta gobernar desde la garganta y el estómago, cuándo no desde el puño: una política de los instintos primarios. Por desgracia, el surgimiento del populismo no tiene que ver ni con la cultura, ni la religión, ni la raza; nadie puede decir que la cultura italiana está subdesarrollada y ahí les tenemos, con el Papichulo en el Palazzo Chigi. En todos y cada uno de los casos, sea en Europa, Asia o América, sea de izquierdas o de derechas, el populismo es una forma despreciable y rapaz de hacer política y desde aquí nuestro objetivo es enfrentarnos a él con todas nuestras fuerzas.
Y, por último, me hago partícipe de su satisfacción por el ascenso de los chicharreros de sus amores, y no puedo sino recomendarle que lo disfrute...mientras le dure.
Seguiremos informando.