Los que hablan regularmente conmigo por el Messenger saben que, en algún momento u otro, lo más probable es que me desconecte sin decir ni adiós; en la inmensa mayoría de los casos (pongamos un 95%), porque mi conexión funciona con los pies (no sé si es culpa del aMSN, pero es que es demasiado confortable para abandonarlo). El otro 5% porque hay algo (normalmente un sueño merecido, en otros casos, pornografía o comida) que me obliga a abandonar su presencia.
Digo ésto porque el otro día abandoné a medias una interesante conversación con mi barbudo compadre el Gentleman, que protestaba (el verbo inglés to rant about something da una idea más aproximada de lo que hacía) acerca de la entrevista que publicaba no sé qué medio a un perroflauta de los del Proyecto Gran Simio, esa iniciativa que dice que los gorilas y los orangutanes son como las personas y que la ley española debería protegerlos (lo cuál es un alivio para la enorme población de gorilas y orangutanes de nuestro país)
Comparto con el Gentleman un sano escepticismo por los demasiado amigos del mundo animal; vale que los bichos molan y son bonitos, pero oye, Darwin y todo eso, somos la especie dominante y no voy a privarme de las cosas importantes (y, no, Espe, conducir por autovía hasta San Martín de Valdeiglesias NO es importante) por la supervivencia de bichos que no estén amenazados de extinción.
Pero mi amigo cometió un error muy básico: vulneró la Ley de Godwin y su primer corolario.
Para quién no lo sepa (y el Gentleman no lo sabía), la Ley de Godwin (también llamada reductio ad hitlerium) reza:
Y así no se habla entre personas civilizadas. Reservo para los perroflautas besabichos comeflores la misma opinión que para los sacerdotes: privarse de los placeres de la vida por un, aparentemente, bien mayor (aunque nadie lo vea salvo ellos) es una opción vital totalmente aceptable y respetable, pero que no me priva de considerarla estúpida y de rechazar de forma enérgica cualquier intento de proselitismo. Compararlo con los nazis es como matar moscas a cañonazos.
¿Y a qué viene todo ésto? Oh, bueno, además de para intentar solventar cualquier malentendido que haya podido tener con el Gentleman, para recordarles que, entre nosotros, el usuario más contumaz de la Gran H en nuestro hermoso país ha sido condenado por hablar de más y pensar de menos.
Seguiremos informando.
Digo ésto porque el otro día abandoné a medias una interesante conversación con mi barbudo compadre el Gentleman, que protestaba (el verbo inglés to rant about something da una idea más aproximada de lo que hacía) acerca de la entrevista que publicaba no sé qué medio a un perroflauta de los del Proyecto Gran Simio, esa iniciativa que dice que los gorilas y los orangutanes son como las personas y que la ley española debería protegerlos (lo cuál es un alivio para la enorme población de gorilas y orangutanes de nuestro país)
Comparto con el Gentleman un sano escepticismo por los demasiado amigos del mundo animal; vale que los bichos molan y son bonitos, pero oye, Darwin y todo eso, somos la especie dominante y no voy a privarme de las cosas importantes (y, no, Espe, conducir por autovía hasta San Martín de Valdeiglesias NO es importante) por la supervivencia de bichos que no estén amenazados de extinción.
Pero mi amigo cometió un error muy básico: vulneró la Ley de Godwin y su primer corolario.
Para quién no lo sepa (y el Gentleman no lo sabía), la Ley de Godwin (también llamada reductio ad hitlerium) reza:
A medida que una discusión en Internet se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno.Y su primer corolario dice que en el momento, en cualquier debate, en que alguien menciona a Hitler o a los nazis, ese debate puede darse por terminado y perdido por el que mentó al austríaco ese. ¿Por qué? Demasiado fácil. Es como mentar a la madre en una taberna o insultar a Gene Roddenberry en la Galaxyfest (esa va por ti, Carlos): ya no hay espacio para las palabras; el siguiente paso es salir a la calle con botellas rotas en la mano.
Y así no se habla entre personas civilizadas. Reservo para los perroflautas besabichos comeflores la misma opinión que para los sacerdotes: privarse de los placeres de la vida por un, aparentemente, bien mayor (aunque nadie lo vea salvo ellos) es una opción vital totalmente aceptable y respetable, pero que no me priva de considerarla estúpida y de rechazar de forma enérgica cualquier intento de proselitismo. Compararlo con los nazis es como matar moscas a cañonazos.
¿Y a qué viene todo ésto? Oh, bueno, además de para intentar solventar cualquier malentendido que haya podido tener con el Gentleman, para recordarles que, entre nosotros, el usuario más contumaz de la Gran H en nuestro hermoso país ha sido condenado por hablar de más y pensar de menos.
Seguiremos informando.
2 comentarios:
A mí es que cuando estoy con el rant about something no se me debe entender. Vamos a ver.
Lo de las leyes estas chungas -O más bien su aplicación, porque la tal ley en sí misma no prohíbe nada- que prohíben mentar a Hitler en las discusiones de Internet, creo que no sirve para mucho en realidad aparte de para mostrar lo mal que está Internet, lo mucho que se crece la gente en cuanto se le da un poco de anonimato, la tendencia al insulto y a la descalificación reinantes y el poco conocimiento de la historia que impera.
En otro orden de cosas yo le comparaba a usted el tipo este de la entrevista con los de cierta plataforma del mismo tipo, que, en los temas que les interesan, piensan como los nazis. Y no lo digo para insultar, es que es así. Recuerdo que un lector habitual de este Blog me contaba una vez, espeluznado, que tras preguntar a un miembro de ese grupo que andaba haciendo propaganda porqué debían tener derechos los animales, le respondieron que algunas personas debido a su retraso mental u otras imperfecciones psíquicas o físicas vendrían a ser como los animales, lo que igualaría a estos últimos con aquellos. Ni que decir tiene que un "razonamiento" tan blando y espurio como este puede desembocar lo mismo en "derechos para los animales" como en "castración para los disminuídos". Los nazis escogieron este segundo, pero el "razonamiento" es el mismo. A eso me refería, narices. Y sí, por cierto, Hitler era vegetariano. Y lo mismo, no lo digo por nada, es que es así.
¿Porqué me recordó cosas como estas el tipo aquel de la entrevista? Bueno, en ella el elemento se preguntaba que si hoy habían conseguido las mujeres los mismos derechos que los hombres, "porqué no los simios". ¿Es para rant about something o no?
¡Que se joda el último gorila, chimpancé, ballena o escarabajo pelotero arbóreo mientras haya seres humanos que vivan de lo que rescatan en un vertedero!
Con respecto a lo que comenta el Gentleman totalmente de acuerdo, odio a los martillos de herejes que se arrogan la posición de saber mejor que nadie lo que nos conviene.
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