jueves, 2 de octubre de 2008

Ovación y saludos

Era (y es, a espera de su definitivo regreso al críptico mundo de lo hip) duro ser fan de R.E.M. Por supuesto que lo más conocido de R.E.M., y al fin y al cabo por lo que la gente va a los conciertos, es por Losing my Religion y por los dulcémeles y mandolinas de Out of Time en general; en fin, por los discos más comerciales. Es por eso que mucha gente, amigos míos de recto criterio incluidos, tienden a ignorarlos y/o despreciarlos, opción que es del todo respetable.

Otro motivo para el desprecio era el hecho, incontestable, de que los últimos discos eran un poco mierdas. Lo cuál es positivamente cierto: a pesar de que a mí me gustó Up (soy de los pocos, pero es que soy asín de raruno) y Reveal era medianamente tolerable, Around the Sun era un truño jamaicano con pocas cosas salvables.

Pero bueno, un fan es un fan, así que apoquiné las 55 del ala para ir a la plaza de Las Ventas, que no había pisado en mi vida consciente (mi hermano dice que fuimos de pequeños, pero la fiabilidad de mi hermano para éstas cosas es un poco mala). Y yo que no me traje la cámara de fotos en previsión de los Tintin Macutes de la SGAE apostados en la puerta; resulté ser el único en no traerla.

Llegué allí sobre las siete y nada más entrar en la arena (yo soy de los de entrada general ¿qué se creen?) no tuve ningún problema en aposentar mis reales en el suelo a esperar. Entre accidentes varios, una constitución no muy atlética y una barriga considerable, mis piernas en general y mis tobillos en particular no tienen mucha capacidad para sostener mi pobre y pesado esqueleto, así que quedarme de pie dos horas y media no era una opción a considerar. En una posición generalmente peligrosa (minis de cerveza que se derraman, pisotones, etcétera) llamé la atención de una pareja, él neozelandés, ella madrileña; por lo que me contó, ella era de las que se hicieron fans a los dieciséis (como yo) pero luego lo dejaron (no como un servidor, que siguió explorando)

A las 20h30 en punto me puse en pie, noté con satisfacción que estaba a seis o siete filas del escenario y entraron los teloneros: We are Scientists, una reedición más de la fórmula Arctic Monkeys/White Stripes/Arcade Fire: doble bombo, acordes de guitarra sencillos y práctica ausencia del bajo; sobre las letras, pues, sinceramente, no parecían demasiado complicadas. En fin, nada que mereciese una atención plena y dedicada. En pleno recital, entran en escena tres personas, dos chicas y un chico: no hacía falta mirarles durante demasiado tiempo para darse cuenta de que eran italianos (Y, por supuesto, él abrazando a las dos) . Entrando entre el público como un elefante en una cacharrería, se dedicaban única y exclusivamente a sacarse fotos a sí mismos, incluso (y lo que sorprendió más a los presentes) cuándo Mike Mills (el bajista de R.E.M.) entró a tocar al escenario con el grupo. Dado que no hacían más que chocarse conmigo, y dado en un par de ocasiones el italiano, que llevaba una melopea del quince, extendió su abrazo colectivo hacia mí (para los que conozcan las fases de la borrachera: los italianos bebidos normalmente viven largas fases de "exaltación de la amistad") puse gestos de resignación y entablé conversación con el grupo.

Eran, naturalmente, tres Erasmus, dos de ellos de Derecho, la otra de Sociología, en distintas fases de la carrera, los tres en la Carlos III. A pesar de que la que estudiaba Derecho estaba más buena (innegable) la que estudiaba Sociología llamó más mi atención: estaba menos borracha y, recordemos, no estudiaba Derecho. Por lo que sé, se llama Roberta, y, aunque no nos volveremos a ver (fui tan salame que no le pedí el teléfono), al menos sé que comparte mi opinión acerca de cantar en los conciertos.

Bueno, al ajo, ¿no? Al contrario de lo que dice la crónica de El País, What's the Frequency, Kenneth? fue la segunda canción en sonar: empezaron con Living Well is the Best Revenge, en mi opinión el mejor tema del último disco, un tema de rock de verdad y con una letra como las que me gustan a mí, de desafiante despecho (Todos tus tristes y perdidos apóstoles / Bufan y murmuran mi nombre / Ahogándose en los huesos que les tiras / Pero no quiero sentarme a darle vueltas / Porque vivir bien es la mejor venganza / Cariño, te llamaba por eso)

Pero sí, luego los clásicos de todos los tiempos, desde los que todo el mundo se conocía, como Walk Unafraid o Imitation of Life, hasta los que sólo conocían unos cuántos, como Ignoreland o Bad Day, pasando por las que sólo conocía yo y unos cuántos frikis más, como Circus Envy o These Days (¡viva!)

En general un concierto más rockero que otra cosa: de las baladas, Strange Currencies (mi himno nacional) a destacar.

R.E.M. en directo gana miles de puntos. Michael Stipe, cuándo entra al escenario, parece un viejuno: cuándo termina el concierto, parece más joven que yo. Peter Buck es decididamente un borracho (mientras que Stipe se tomaba agua mineral y té en las pausas, Buck ahí, con el vinaco) pero toca la guitarra como un condenado a muerte, mientras que Mike Mills, el friki (de un grupo ya de por sí) tuvo que pugnar contra un bajo que no sonaba y un público que se empeñaba en hacer todas sus partes vocales.

Bueno, ésto es lo que he podido sacar en claro: en pleno curro y tras cuatro horas de sueño.

Seguiremos informando.

3 comentarios:

la reina del hielo dijo...

a mí no me importa oír REM, lo que no soporto es que alguien me diga que son la repolla y que no han oído nada mejor. Que luego viene eso de que Bumbury es un genio y ya no puedo más con la vida. Pero, por lo que vi del concierto de música, el concierto tenía muy buena pinta...

terrorista intelectual dijo...

http://www.elmundo.es/albumes/2008/10/03/carteles_vietnam/index.html

habrá que ir no?

CardinalXiminez dijo...

Demasiado naïf, ¿no? Donde esté el über-stalinismo de los chinos...