viernes, 9 de enero de 2009

¿Y qué querían?

Exultante está la prensa de derechas ante los tres millones de parados: por fin la tan deseada analogía con Felipe González que les da esperanzas de volver a poner a un mediocre y provinciano funcionario en el Palacio de la Moncloa. Incluso El Mundo, en consonancia con la absoluta ausencia de humanidad de su consejo editorial, hasta pone en portada un divertido mural, al estilo de los niños de San Ildefonso, en el cuál una fila de parados sostiene la cifra nefasta.

En fin, qué decir. Nunca habíamos tenido tres millones de parados, pero por otra parte nuestra población activa nunca había superado los 28 millones de personas. En todo caso, no nos engañemos, tenemos lo que hemos construido.

No hay nadie que haya negado todavía que la recuperación de la recesión de 1992-93 ha sido construida, en gran parte, sobre empleo precario: empleo flexible, como dice la patronal, empleo basura, como dicen los sindicatos. En todo caso, un sector servicios (y la construcción) basado en la temporalidad y en la precariedad: sí, tres millones de empleos, pero que pueden desaparecer tan deprisa o más que pueden aparecer.

¿Puede empeorar? Por supuesto que puede, y lo hará. Lo poco que queda de nuestro sector industrial va a cerrar, yéndose a Bulgaria o a China. Y es más, la recesión está haciendo que los españoles estén haciendo lo que no habían hecho desde hace cuarenta años: ahorrar dinero. Las cosas pintan muy mal.

¿Y el Gobierno? Ah, el Gobierno. ¿Qué rayos puede hacer el Gobierno? Las crisis globales son olas. No puedes esquivarlas: o las montas o te hundes. El Gobierno de España está montando la ola con un solo pie y haciendo malabares con guisantes. Aunque no lo parezca, el Gobierno está haciendo lo que debe, que es lo poco que puede hacer: pero todo el mundo está tan seguro de que nos vamos a caer que seguimos sin reconocer el hecho de que seguimos en pie.

Seguiremos informando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una pregunta:

¿Los sindicatos en España existen? Que sí, que todos lo sabíamos, los sindicatos también.