miércoles, 12 de agosto de 2009

Qué duro es ser de izquierdas

Mariano Rajoy, en lugar de tener vacaciones, como haría cualquier persona en su posición, decide salir a la palestra a decir que el Gobierno está resucitando la Inquisición contra el Partido Popular.

El chiste, de tan viejo, sale sólo.

La reacción del bigotismo a las sucesivas boutades de doña Mariloli y don Vivonduras viene dada porque, como ya indiqué con anterioridad, el PP ahora mismo es una Organización Sostenida por la Mediocridad; y como tal, existe una necesidad atávica de insistir constantemente en que "somos una piña", necesidad ésta que te obliga a salir de la ducha a deshoras para mostrar tu absoluta e incontestable solidaridad con el penúltimo cuñao del PP de Orense que acaba de decir que los socialistas tienen una irrefrenable tendencia a fornicar con burros.

Uno, que es un tipo letrado y con estudios, se ve tentado a pensar que ésta pirotécnica forma de echar mierda a los demás viene derivada de la estupidez innata de los bigotistas, pero por desgracia, no es así.

Una vez más: al PP lo que le conviene es que la gente no crea en la política en general y en los políticos en particular. Que se desencante de la democracia y de la ciudadanía. Que le de asco abrir las páginas de información política de los periódicos, que cambie de canal cuándo se empieza a hablar de política, que se quede en casa el día de las elecciones.

Y eso es tremendamente fácil. Porque en la mayoría de hogares de nuestro país, esa es la reacción atávica, la educación que se da a los hijos: son todos unos ladrones, no hacen sino chuparnos la sangre, son todos unos gilipollas, etcétera, etcétera.

Porque, al fin y al cabo, siguen insistiendo, la política no tiene por qué existir. Existe el poder, y los que lo ejercen desde siempre y han de seguir ejerciéndolo para siempre. Nada de lo que haga el ciudadano de a pie puede afectar a las decisiones que se toman en las altas esferas. Para los hombres y mujeres de la calle, lo único importante es el pan, el circo y la misa, esos sí, que no falten.

Y es desalentador lo pervasivo que puede llegar a ser ese pensamiento, y lo extendido que está.

Y es por eso que es duro, muy duro, ser de izquierdas.

Es duro porque exige que uno vea más allá de sus propias narices, que sea capaz de obviar sus propias reacciones atávicas por sus ideas.

Es duro porque exige tener una fe en el ser humano que la evidencia empírica no hace sino minar.

Es duro porque te obliga a recibir el insulto de tus adversarios y el desprecio de los desencantados que también lo intentaron y fracasaron.

Es duro porque te obliga a informarte y aprender cosas sobre temas que, "en principio", no tendrían por qué interesarte. Y, al final, cuándo ya sabes más sobre esos temas, te acusan de elitista.

Es duro porque te fuerza a abandonar una confortable carcasa de cinismo egoísta por salir ahí y hacer un esfuerzo para mejorar la vida de completos desconocidos.

Pero si tanta gente, a pesar de tanto esfuerzo y penuria, es de izquierdas, es por una sencilla razón: la gente lo vale.

Vale por la abuelita, o la hija pequeña curada en un hospital público, vale por el hijo de inmigrantes que va a la universidad, vale por el parado que no se queda en la miseria, vale por el muerto menos en la carretera, vale por tantas historias de gente menos triste, o incluso, si se me permite, más feliz.

Es por eso que es necesario insistir en que, a la larga, el trabajo que pueda suponer el creer en el poder taumatúrgico de la política, en la dignidad, en el valor de la política, en que existe gente dispuesta a trabajar por uno y por todos desde y en las instituciones, es no sólo válido, sino directamente bueno.

Y por eso es necesario salir del pozo de barro donde la derecha nos está metiendo; no caer en su juego de competir a ver quién está más podrido; dejarles cocinarse en su propia basura.

Nosotros, como gente de izquierdas que somos, sólo debemos tener un objetivo: mejorar la vida de las personas. Es la dedicación objetiva e integral a ese objetivo lo que nos llevó, nos lleva y nos llevará al poder. Hay que decirlo cuántas veces sea necesario: las elecciones se ganan diciendo lo buenos que somos nosotros, no lo malos que son los demás.

Coño ya.

Seguiremos informando.

2 comentarios:

Cuervo Blanco dijo...

Con decisión y ánimo inquebrantables. Con alegría y esperanzas incondicionales. Con el Fuego y la Luz de la Sabiduría para desvanecer las Tinieblas de la Ignorancia.

Porque el Miedo mata a la Mente. Porque no tenermos nada que perder, salvo nuestras cadenas. Porque la poesía es un arma cargada de futuro...

¡¡¡CUERVO BLANCO, PRESENTE!!!

coprophagic proctologist dijo...

"A man is a man for a´that"