Antes de nada, éste artículo celebra el regreso de don Rafa al mundo bloguero y lo hace fusilando salvajemente y sin ningún pudor su marca registrada: fotos con subtítulo. Va por usted.
Valencia es una ciudad amante de sus tradiciones. Sus mantos de flores a la estatua de la virgen, sus paellas, sus fallas y sus inevitables acompañantes, sus falleras. Tan amantes de sus tradiciones son, que el honrado pueblo valenciano ha elegido repetidamente a una señora cuyo único aparente atributo intelectual es poder pasar como Fallera Mayor en cualquier circunstancia y condición. O eso, o entonces no lo entiendo.
Valencia es una ciudad amante de sus tradiciones. Sus mantos de flores a la estatua de la virgen, sus paellas, sus fallas y sus inevitables acompañantes, sus falleras. Tan amantes de sus tradiciones son, que el honrado pueblo valenciano ha elegido repetidamente a una señora cuyo único aparente atributo intelectual es poder pasar como Fallera Mayor en cualquier circunstancia y condición. O eso, o entonces no lo entiendo.
La investigación de El País sobre las aventuras y desventuras del señor Correa y sus regalos ha metido el dedo en el ojo a doña Rita y, al contrario que el más nefandamente sutil presidente de la Generalitat, doña Rita ha reaccionado como lo que es: la figura más representativa (aunque sea por el tamaño de la ciudad que preside) de ese personaje tan racialmente hispano: el alcalde populista, campechano, ligeramente vulgar y abiertamente corrupto.
La línea de defensa de doña Rita (definición sencilla: "total, somos TODOS unos chorizos") puede inscribirse dentro de ese desprecio hacia la política, prefiriendo, como no, la dialéctica de la dádiva para el amigo y la mordaza (o el garrote) para el enemigo, que aún planea, como herencia del franquismo, dentro del Partido Bigotista; propuesta que es, por desgracia, abrumadoramente popular en el electorado pepista.
El problema es que, aceptando tácitamente el choricismo como modo de vida, doña Rita entra en choque directo con la estrategia negacionista del partido hasta el momento.
En efecto, el bigotismo había basado toda su argumentación en que aquí no pasaba nada, en éste establecimiento no se juega, y si se jugaba era porque el PSOE y sus aliados en la prensa, la Fiscalía y en todos los juzgados de España se empeñan en sacar a la luz la corrupción del PP para impedir que los españoles se fijen en la crisis de una pugnetera vez.
Pero ahora ya está: el bicho está fuera de la jaula y el debate está en la corrupción: quiénes roban y cuánto. En un alarde de servicio público, Ruina Imponente le ayudará a desmontar esos tópicos que su molesto cuñado le berrea en las fiestas frente a la Mahou y las olivas:
1. Todos son unos chorizos.
Ehm, todos no. De hecho, la inmensa mayoría de los militantes, a todos los niveles y en todos los partidos políticos, tiene una verdadera vocación de servicio, sea a la causa, al ideal, a España o al líder.
2. En el PSOE roban tanto o más que en el PP.
Desde aquí no podemos refutar empíricamente esa afirmación. Lo que sí podemos decir es que en el PSOE, cuándo pillan a alguien metiendo mano en la caja, en la inmensa mayoría de los casos se va a la puta calle en un decir Pablo Iglesias. Y, bueno, en el PP...en el PP se hacen actos de solidaridad. Enough said.
La pregunta del trillón de euros es por qué Rajoy no se convierte en Superguerrero de una vez y echa a todos a la calle. Respuesta: porque el PP se ha convertido en una OSM. ¿Y qué es una OSM? Una OSM es una Organización Sostenida por la Mediocridad: dícese de un grupo u organización en la que las divisiones internas son tan grandes y salvajes (lo que se dice un saco de gatos) que no queda más remedio que poner a la cabeza del tinglado al tipo más mediocre que se encuentra; lo único que se le pide al pobre hombre es poner buena cara y, sobre todo, NO TOCAR NADA.
Echar a Camps significa dar la victoria pavimentada al sector aguirrista; sector al que aún le espera ver qué le va a caer de la pedrea de la Gürtel. Echar a Bárcenas significa poner al tesorero del partido más importante de España (según las últimas elecciones) en una posición en la que puede echar mierda a todo quisque, cosa que el buen señor, en consonancia con su alegre disposición y carácter, ya ha anunciado que estará encantado de hacer.
En todo caso, Rajoy va a tener que hacer ALGO en algún momento. Cada día que pasa las posibilidades que Aznar caiga del cielo a cruspirle a collejas aumentan. Y no hay nada que tema más que ese momento.
Seguiremos informando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario