Que las afirmaciones de Rajoy se caen por su propio peso, no hay prácticamente ni que explicarlo: son ustedes lectores inteligentes. En resumen, si 180.000 inmigrantes cobran el paro es porque han cotizado para ello, y si 20.000 andaluces están en la vendimia francesa es porque llevan toda la vida haciéndolo, incluidos los tiempos de las vacas gordas.
Lo más triste de todo es que, efectivamente, en Génova saben que son declaraciones falaces. Los datos están ahí, la historia está escrita, y aunque el PP es hogar de toda clase de ignorancias (tipo Fabra) el investigar el trasfondo de esas declaraciones dura cinco segundos para cualquier persona medianamente instruida.
Rajoy no ha querido denunciar nada. No es su objetivo. Es un ambiente, una idea, la que el líder (ejem) bigotista quiere pasar, la de "la inmigración está descontrolada", los "inmigrantes nos quitan el trabajo", "ZP amigo de los inmigrantes", etcétera, etcétera.
Y otra idea falaz: que el PP "controlará" la inmigración. Si hay algo que el proceso de grandes migraciones a escala global durante los últimos veinte años ha sido, ha sido incontrolable. Por mucho que Berlusconi amenace a los ilegales con la deportación, la concentración o la muerte, ésta mañana habrá un subsahariano en Sfax o en Trípoli, o un kosovar en Durrés o en Goricia, dispuesto a saltar la valla a ganarse la vida en las ciudades italianas. Ni siquiera los Estados Unidos pueden. Aznar no pudo. ¿Y Rajoy va a poder?
Pero el PP no va a dejar que la realidad estorbe un buen slogan. Cuánto peor mejor, y a crear miedo en los ciudadanos: la estrategia eterna de la derecha moderna. Cosas como éstas justifican la inexistencia de un partido parlamentario específicamente de extrema derecha en España.
Porque el bigotismo se basta solo para crear ambiente.
Seguiremos informando.
Lo más triste de todo es que, efectivamente, en Génova saben que son declaraciones falaces. Los datos están ahí, la historia está escrita, y aunque el PP es hogar de toda clase de ignorancias (tipo Fabra) el investigar el trasfondo de esas declaraciones dura cinco segundos para cualquier persona medianamente instruida.
Rajoy no ha querido denunciar nada. No es su objetivo. Es un ambiente, una idea, la que el líder (ejem) bigotista quiere pasar, la de "la inmigración está descontrolada", los "inmigrantes nos quitan el trabajo", "ZP amigo de los inmigrantes", etcétera, etcétera.
Y otra idea falaz: que el PP "controlará" la inmigración. Si hay algo que el proceso de grandes migraciones a escala global durante los últimos veinte años ha sido, ha sido incontrolable. Por mucho que Berlusconi amenace a los ilegales con la deportación, la concentración o la muerte, ésta mañana habrá un subsahariano en Sfax o en Trípoli, o un kosovar en Durrés o en Goricia, dispuesto a saltar la valla a ganarse la vida en las ciudades italianas. Ni siquiera los Estados Unidos pueden. Aznar no pudo. ¿Y Rajoy va a poder?
Pero el PP no va a dejar que la realidad estorbe un buen slogan. Cuánto peor mejor, y a crear miedo en los ciudadanos: la estrategia eterna de la derecha moderna. Cosas como éstas justifican la inexistencia de un partido parlamentario específicamente de extrema derecha en España.
Porque el bigotismo se basta solo para crear ambiente.
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