A ver, como decía Jack el Destripador, vamos por partes (
pulse el botón rojo)
Pasé la Noche en Blanco con mi estimado amigo
Hidalgo y su encantadora compañera de andanzas. El plan era ir a ver a la Orquesta Nacional de Jazz en las escalinatas del Congreso, luego ir a ver al funambulista que iba a cruzar Alcalá por su parte más ancha, y por último ir al Templo de Debod a ver el mar embotellado que allí presentaban.
La noche estaba definitivamente mejor para salir que la del año pasado, cuándo hizo un calor pastoso que a mi entender, aumentaba el cansancio, y, en consecuencia, la confusión. Ayer hacía fresco (frío para algunos) así que las aglomeraciones no se volvían tan desagradables.
La Orquesta Nacional de Jazz es, en principio, una contradicción en los términos; un arte subversivo y basado en la improvisación y en "el caos medido" no combina bien con el concepto de orquesta nacional: funcionarios en frac tocando instrumentos bajo la batuta de un director.
Y en principio, los peores temores tomaron cuerpo: empezaron en quinta, con una basura posmoderna flamenco-fusión-free-jazz que dejó al público más atónito que embelesado.
Pero los
jazzmen (y
women) que había sobre el escenario sólo estaban entrando en calor: conforme se fueron liberando de las heterodoxias del programa se sacaron un "
I've got rhythm" de la manga que sacó del público las primeras aclamaciones.
Mucho tiene que ver el director de la orquesta, Ramón Farrán, un señor cincuentón de éstos adorables que era pródigo en las tres cosas que los músicos aman: respeto, reconocimiento, y ganas de jugar.
Pero la estrella de la noche fue Antonio Canales. El bailarín entró en escena, se sentó, vio como la
jam session se acomodaba para dejarle sitio, se levantó y
calló al público. Yo estaba boquiabierto, como todo el mundo. Como un señor que tiene más o menos mi tamaño lateral puede levantarse y hacer eso con los pies, no lo sé. Pero en aquél momento, la plaza de las Cortes vivió un momento de magia; por otra parte, el único de la noche.
A partir de ahí, el público se soltó, y las siguientes
jams fueron aplaudidas y bailadas con entusiasmo. Lo único problemático fue la pésima realización de sonido; los continuos gruñidos y explosiones de los altavoces hacían crujir y rechinar los dientes, tanto del público, como de los propios músicos.
El concierto, entre saxos y flautas, empezó a las doce y veinte, cuándo el funambulista estaba previsto para la una; pero bastaba mirar hacia arriba, hacia donde ondeaba la bandera sobre el Congreso, para darse cuenta que sólo a un loco redomado se le ocurriría subir a la azotea del Círculo, cuanto menos cruzar Alcalá sobre un cable. El viento estaba muy fuerte y coincidimos en que el funambulista decidiría preservar su vida y no salir, así que preferimos quedarnos y ver el concierto hasta el final. Afortunadamente,
tuvimos razón.
Seguimos hacia el templo de Debod, y a pesar de tener los pies destruidos fuimos caminando. Tras asomarnos al rubí gigante de la plaza de Oriente (nido de chonis queriendo sacarse fotos) y la luna colgante de la plaza de España, llegamos al templo de Debod, donde entre la alternativa de quedarnos dormidos entre los árboles y volver a casa, elegimos prestamente la segunda.
En resumen: ésta vez elegí qué quería hacer y lo hice, por lo que evité el caos de la pasada edición, que me hizo marcharme al Zaratustra (snif) a beber minis de Coca-Cola.
Dos cosas a criticar: primera, la über-pseudo-intelectualidad de la Municipalidad, que insiste en hacer cosas respecto a las cuales la única reacción posible del público es hacer "aaaah". Cierto es que no hay que caer en el populismo y traer a Bisbal, pero entre Bisbal y ésto hay pasos intermedios y más didácticos. Igualmente estaría bien que las embajadas y casas regionales instalasen tenderetes de comida típica. Los sentidos no son sólo la vista y el oído.
Y segunda, la habitual y totalmente vergonzosa indiferencia del Consorcio Regional de Transportes hacia éste tipo de grandes eventos, que le hace mantener las mismas frecuencias y número de autobuses nocturnos hacia la periferia (3 millones de personas,
remember) que en una noche de sábado cualquiera. Al ver como 90 personas se agolpaban para subir en un autobús de 42 plazas, no quise ni esperar a los municipales. Me volví en taxi.
Y, ahora, turno de respuestas:
Rubiano: De nada, hombre.
Gentleman: Pues nada, un día de éstos hago un artículo sobre armamento del siglo XVI, que entre bombardas y culebrinas sólo nos vamos a entender vuesa merced y yo.
Celia: A ver, cuándo me refiero a opusitas me refiero a señoritas de mirada altiva y gélida cuya única vocación aparente es llevar una vida virtuosa y estudiosa. Siempre he tenido vocación de pervertidor. Y así me va.
Sarah Palin puede ser todo lo puritana que quieras, pero se le puede ver en los ojos una actitud
folksy hacia el sexo que traducida al castellano sería "
Espatárrate Genara que te la clavo". Nada erótica. Además, las maduritas no me van.
JaviHeavyRIP: ¿Conque la Universidad de Navarra, eh? Sepa usted que uno de mis objetivos, si algún día el Poder cae en mis manos (inserte risa malvada aquí) es hacer que los títulos universitarios como el suyo (si ya lo tiene, si no, el que piense obtener) tengan que pasar por los mismos procesos de convalidación que pueden tener los títulos de una universidad extranjera. Aquí el único título universitario con validez
prima facie sólo puede ser el emitido y certificado por el Estado. Los demás, a mirarlos.
En todo caso, yo ya tuve apuros con una canadiense de origen neerlandés, como no, en Rotterdam. Se llamaba Élise y era, como ya dije antes, una puritana frígida y altiva (pero rubia, alta y tremendamente encantadora) . Por supuesto, me convertía en una pasta gelatinosa y balbuceante nada más verla, y terminamos muertos de miedo el uno del otro. En fin.
Respecto a lo de los presupuestos, Miguel Sanz está descubriendo ahora que lo de la gran coalición quizás no fuese tan buena idea después de todo. Con el PSN-PSOE apretándole los huevines y la coalición socialistas-nacionalistas siempre posible (era mi opción deseada, de todas formas; para mí, Patxi Zabaleta tiene unos huevos como piedras de molino) UPN tendrá que pasar por el aro y comerse los presupuestos con patatas. Obviamente los del grupo parlamentario no quieren que les corran a collejas cada vez que se metan en una misma sala con los del PP, pero en España, la independencia del parlamentario es un chiste. Harán lo que les diga Pamplona y santas pascuas.
Por último, el título de éste artículo es una dedicatoria al para mí gran ausente de la noche de ayer, mi maestro el Metalero, que, empeñado en aprender suficiente inglés para convertirse en profesor de secundaria
y entender las letras del rock progresivo, está prácticamente desaparecido. Él será capaz de descifrar el título original del artículo.
Seguiremos informando.