Éste fin de semana tuve una suerte de momento místico personal en el que me reforcé en mi pasión por ésta mi ciudad, Madrid (el hecho de que viva en Villalba es una anomalía que me ocuparé de corregir a su debido tiempo)
Y justo ahora se presenta el proyecto de reforma del Paseo del Prado; más bien, el cuarto proyecto corregido para la reforma del Paseo del Prado (y Siza Vieira, cobrando).
Nuestra ínclita municipalidad se ve obligada por las pasiones populares (si es que consideramos "pueblo" a Tita Cervera) a reducir su entusiasmo por el hacha arboricida, que ha convertido a muchas plazas y vías públicas de Madrid en explanadas de acero y granito (la Gran Vía me viene a la mente) y para encajar los frondosos y copudos árboles del histórico Prado y las grandes aceras laterales que se quieren introducir, se han de reducir carriles de tráfico rodado.
Y ésto es anatema para el gobierno de la esperanzada Esperanza, que sostiene una política de transporte donde el utomóvil es soberano. Y ya ha venido a decir que a no ser que se construya un túnel para poder llevar el coche (¿cómo que un carril de subida sólo para autobuses?) no va a dar la aprobación que el proyecto necesita.
Wunderbar. La primera vez en doce años que el ayuntamiento de Madrid decide no construir un túnel y viene la Comunidad e insiste en que hay que hacerlo de todas maneras. Como dijo Danny de Vito, el día en el que encontremos el tesoro, tenemos que montar la fiesta del siglo.
Seguiremos informando.
3 comentarios:
lo inverosímil de todo, querido amigo, es que ninguno de los dos piensa ni en Madrid ni en el madrileño.
Es una carrera por vaya usted a saber qué, pero todo lo que se lleva haciendo en Madrid desde los 80, es por decreto.
Y el año que viene es el aniversario del 2 de mayo...
debiéramos recorda que por cosas más impuestas, pero menos malas, nuestros ancestros se liaban a navajazos con el prójimo...
o qué opinión te merecen los nuevos "chirimbolos" de publicidad?
¿Pues qué me va a parecer?
Más propio de una capital de república ex-soviética (donde hay anuncios de Marlboro hasta sobre las estatuas de Lenin) que de una capital cultural europea.
Pero, de las armas del 2 de mayo, prefiero cien veces el tiestazo en la cabeza à la Curro Jiménez que el vulgar navajazo.
Pero, en fin, son gustos.
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