Va a ser duro aguantar a la caterva de perroflautas pro-bolivarianos quejarse de la "agresión" por parte del king al profeta venezolano. Igualmente duro va a ser aguantar a la derecha canina que acusará a Zapatero (dentro de su habitual política) de "haber dejado" que el Rey pierda la compostura en plena Cumbre Iberoamericana.
Pero mucho más duro es aguantar a Hugo Chávez, así que difícilmente podría reprocharle al Carlangas el que se haya puesto como se puso con el presentador de televisión, cantante de rancheras, pelotero de béisbol, y ocasionalmente, presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías. El jombre de Miraflores ha demostrado sobradamente su capacidad de largar como un predicador (con el mismo tono de voz, además) y convertirse para la Cumbre Iberoamericana en el equivalente del cuñado bakala en una celebración familiar.
Y es que es eso: la Cumbre Iberoamericana es normalmente la excusa que tiene el King para comer platos típicos, hincharse a catar licores locales y dormir la siesta mientras que los licenciados presidentes latinoamericanos desfilan uno a uno por la tribuna de oradores para soltar sus ampulosas parrafadas sobre la solidaridad y unidad interiberoamericanas. Que venga Hugo Chávez y le interrumpa la siesta para soltar sus diatribas y, encima, meterse con España (porque no sólo fue Aznar el objetivo de sus dardos, ni mucho menos), le debe haber tocado sus reales sensibilidades cosa mala.
Por otra parte, Aznar no es un fascista. Quizás lo fuese en 1977, pero no lo es ahora. Y sí, es un cretino, ególatra, autoritario y creído, pero a pesar de esas cualidades, y (sigh) puede que por causa de ellas, fue elegido dos veces presidente del Gobierno.
Y, sí, presidente Chávez, en su programa de la tele puede decir usted lo que le venga en gana. Pero si le sacan por ahí y le invitan a langosta de Chiloé y Concha y Toro reserva, lo mínimo que puede hacer es subir a la tribuna y decir muy despacio que la América hispana es un prodigio mundial de solidaridad y cooperación. Y dejar dormir al Rey.
Seguiremos informando.
Pero mucho más duro es aguantar a Hugo Chávez, así que difícilmente podría reprocharle al Carlangas el que se haya puesto como se puso con el presentador de televisión, cantante de rancheras, pelotero de béisbol, y ocasionalmente, presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías. El jombre de Miraflores ha demostrado sobradamente su capacidad de largar como un predicador (con el mismo tono de voz, además) y convertirse para la Cumbre Iberoamericana en el equivalente del cuñado bakala en una celebración familiar.
Y es que es eso: la Cumbre Iberoamericana es normalmente la excusa que tiene el King para comer platos típicos, hincharse a catar licores locales y dormir la siesta mientras que los licenciados presidentes latinoamericanos desfilan uno a uno por la tribuna de oradores para soltar sus ampulosas parrafadas sobre la solidaridad y unidad interiberoamericanas. Que venga Hugo Chávez y le interrumpa la siesta para soltar sus diatribas y, encima, meterse con España (porque no sólo fue Aznar el objetivo de sus dardos, ni mucho menos), le debe haber tocado sus reales sensibilidades cosa mala.
Por otra parte, Aznar no es un fascista. Quizás lo fuese en 1977, pero no lo es ahora. Y sí, es un cretino, ególatra, autoritario y creído, pero a pesar de esas cualidades, y (sigh) puede que por causa de ellas, fue elegido dos veces presidente del Gobierno.
Y, sí, presidente Chávez, en su programa de la tele puede decir usted lo que le venga en gana. Pero si le sacan por ahí y le invitan a langosta de Chiloé y Concha y Toro reserva, lo mínimo que puede hacer es subir a la tribuna y decir muy despacio que la América hispana es un prodigio mundial de solidaridad y cooperación. Y dejar dormir al Rey.
Seguiremos informando.
1 comentario:
Desde luego, cómo te pasas con el "compañero" Chávez, él sólo ejercía su libertad de expresión y denunciaba una realidad que salta a la vista. Ya veo a todos los perro-flauta-niños-de-papá-vestidos-de-quicksilver empezar a despotricar sobre Juancar... Lo que yo no sé es cómo pueden aguantar tanto discurso y tanta diatriba sin empezar a matar gente.
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