lunes, 5 de mayo de 2008

Días de cine: "Rebobine por favor"

Las películas de Michel Gondry tienen en éste su corresponsal un efecto peculiar: gustan, pero no marcan. Tienen pocos momentos memorables (bueno, sí, Kirsten Dunst en camiseta y braguitas, que nadie es de hierro) y, a pesar de hacer pasar un rato más que agradable, no calan demasiado hondo.

Y éste es el caso de la última taradez del gabacho, "Be Kind Rewind" (de ésta vez coherentemente traducido como "Rebobine, por favor"), que, dentro de lo que ya es una constante en Gondry, trata de la acción e influencia de nuestros sueños en la vida real. Si "La Ciencia del Sueño" trata de la influencia de los sueños en la vida personal y en "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" trata de su influencia en la vida en pareja, "Be Kind Rewind" trata de la influencia de los sueños en la vida comunitaria, a través del instrumento onírico de masas más popular: el cine.

Éste es el tipo de películas que los críticos de El País invariablemente definen como "una fábula de amor al cine", lo que también invariablemente le da varias estrellitas, porque si hay algo que los críticos de cine aman son films que les demuestren que no están solos en el mundo en su frikismo cinemático. (Desde aquí, confirmo: no estáis solos)

La película trata de un viejo vídeoclub situado en un igualmente viejo edificio de la Nueva York suburbana donde el Sencillo, Medio Friki y Resignado Antihéroe de Michel Gondry™ (coherentemente interpretado por Mos Def, lo que vuelve a dar un golpe a mi teoría respecto a los raperos y las películas) trata con su anciano y bondadoso jefe (interpretado por un avejentado Danny Glover) y con un friki histriónico (Jack Black, que no tiene ningún problema en encasillarse). Ante una serie de pequeños (el edificio del videoclub es declarado ruinoso) y grandes (todos los vídeos del local se desmagnetizan) problemas, los muchachos deciden que lo mejor es rodar de nuevo las películas del catálogo, en un proceso que denominan "suecar" (en mi opinión, por Lars von Trier y el Dogma 95; mi maestro el Metalero dice que Lars no es sueco, es danés, pero, sinceramente, en Passaic, Nueva Jersey, ¿alguien conocerá la diferencia?)

Pasa la película a una hilarante sucesión de coñas cinematográficas (aunque un friki tarado como yo hubiera gustado de una segunda e incluso tercera vuelta de tuerca metalingüistica, de preferencia implicando a Danny Glover y a Arma Letal, soy consciente que haría que la peli cayese en un aire de parodia que queda mejor evitada)

Tras un cameo de una casi irreconocible Sigourney Weaver (el tiempo pasa, nos vamos haciendo viejos) entra el hilo conductor de la historia, Thomas "Fats" Waller, uno de los reyes del ragtime. "Fats" sirve de excusa y motivo para integrar al barrio, recuperar una historia y devolver a la gente el amor al cine.

Nótese que no he usado la expresión "realismo mágico" hasta ahora. Recordemos que, en éstos tiempos cínicos en los que vivimos, el realismo mágico se ha usado como excusa para justificar notables errores de continuidad, cuándo no flagrantes incoherencias de guión (recuerden la conferencia de prensa en La Mazmorra del Androide: "Fue un mago")

Sin embargo, en ésta película queda bien; por un momento, la fantasía tiene lugar en nuestro mundo real, y la gente puede ser feliz a través del amor al cine, la amistad y la alegría.

Pero por un momento sólo.

Seguiremos informando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Preferiría salir de copas vestido de pollo amarillo a tragarme esta cosa. Encima con Jack Black, Dios mío...

¿Y en efecto, si no fuera sobre cine sino sobre otras artes, pongamos música, literatura o tebeos, cuantas estrellas tendría? Porque yo, solo con ver en el periódico el tipo de film que es, me lo pregunté -Veo que mis dudas se confirman-. Lo dicho.