El Líder ha hablado.
Obviamente no ha dicho las cosas directamente y a la primera. Si hay algo en lo que José María Aznar López se ha especializado tras su retirada de la Moncloa es en no decir nada de forma directa. Una cosa queda clara: si fuese a apoyar a Rajoy lo hubiera dicho con bastante más claridad.
Si la lucha en el PP es entre personas, obviamente Aznar no ha metido baza porque para éste hombre la única voz autorizada de la derecha es él.
Pero si la lucha interna es entre ideológicos y pragmáticos su opción es claramente la primera. No va a atacar directamente a Rajoy porque supondría que Él, el Hombre, el Líder, el Sabio, se equivocó al elegir sucesor, y eso es anatema; Aznar nunca se equivoca.
Pero sí acaba de dejar claro que el pragmatismo no es lo suyo; que el PP tiene que seguir dándole leña al mono hasta que hable español y nada más que español, y que si Rajoy insiste en quedarse sólo y crear una nueva generación de líderes bigotistas (y Gallardón, que se ha subido al carro descaradamente) le irá mal.
¿Hasta qué punto mal? Veamos en el Congreso de Valencia.
Obviamente no ha dicho las cosas directamente y a la primera. Si hay algo en lo que José María Aznar López se ha especializado tras su retirada de la Moncloa es en no decir nada de forma directa. Una cosa queda clara: si fuese a apoyar a Rajoy lo hubiera dicho con bastante más claridad.
Si la lucha en el PP es entre personas, obviamente Aznar no ha metido baza porque para éste hombre la única voz autorizada de la derecha es él.
Pero si la lucha interna es entre ideológicos y pragmáticos su opción es claramente la primera. No va a atacar directamente a Rajoy porque supondría que Él, el Hombre, el Líder, el Sabio, se equivocó al elegir sucesor, y eso es anatema; Aznar nunca se equivoca.
Pero sí acaba de dejar claro que el pragmatismo no es lo suyo; que el PP tiene que seguir dándole leña al mono hasta que hable español y nada más que español, y que si Rajoy insiste en quedarse sólo y crear una nueva generación de líderes bigotistas (y Gallardón, que se ha subido al carro descaradamente) le irá mal.
¿Hasta qué punto mal? Veamos en el Congreso de Valencia.
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