Que María San Gil haya dejado la redacción de la ponencia política del Congreso bigotista y que eso sea importante es algo que no todos mis lectores (afortunadamente, los menos) comprenderán así, de primeras dadas.
La relación del pepismo con los nacionalismos es plural y diversa como el partido mismo. Por una parte están las personas pragmáticas, que son perfectamente conscientes que, salvo implosión del PSOE, el Partido Popular necesita a los nacionalistas para gobernar. Por otra parte, están los ideológicos (por utilizar la expresión de Espe) que pretenden que el partido se fundamente en unos principios básicos, entre ellos el que propugna que pactar con los nacionalistas es contribuir a la ruptura y balcanización de España.
Naturalmente, María San Gil puede incluirse en el segundo grupo: cinco años de retórica "yo soy Ermua y los demás son unos terroristas" le hacen imposible volverse atrás y aceptar la ponencia que le iban a obligar a firmar.
Mariano Rajoy tiene un objetivo y lo tiene muy claro: quiere ser Presidente del Gobierno, y si para ello hay que pactar con los nacionalistas moderados lo hará. Pero con ésto, suma y sigue a la lista de fanatizados ideológicos, que eran más de lo que parecían y han encontrado un paladín liberal y que suman un coro de descontentos bastante poblado.
Aunque María San Gil puede no querer sumarse a las jordas esperancistas: estoy convencido que en el Circo Multipistas de Una Sola Intérprete también puede tener acogida.
Seguiremos informando.
La relación del pepismo con los nacionalismos es plural y diversa como el partido mismo. Por una parte están las personas pragmáticas, que son perfectamente conscientes que, salvo implosión del PSOE, el Partido Popular necesita a los nacionalistas para gobernar. Por otra parte, están los ideológicos (por utilizar la expresión de Espe) que pretenden que el partido se fundamente en unos principios básicos, entre ellos el que propugna que pactar con los nacionalistas es contribuir a la ruptura y balcanización de España.
Naturalmente, María San Gil puede incluirse en el segundo grupo: cinco años de retórica "yo soy Ermua y los demás son unos terroristas" le hacen imposible volverse atrás y aceptar la ponencia que le iban a obligar a firmar.
Mariano Rajoy tiene un objetivo y lo tiene muy claro: quiere ser Presidente del Gobierno, y si para ello hay que pactar con los nacionalistas moderados lo hará. Pero con ésto, suma y sigue a la lista de fanatizados ideológicos, que eran más de lo que parecían y han encontrado un paladín liberal y que suman un coro de descontentos bastante poblado.
Aunque María San Gil puede no querer sumarse a las jordas esperancistas: estoy convencido que en el Circo Multipistas de Una Sola Intérprete también puede tener acogida.
Seguiremos informando.
1 comentario:
al final se van a ir todos a UPyD y verás que risa xD
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