Antes de nada, agradecer al Calvo, a Marta, al Metal, a Ruth, a Diana, al James y al Rubiano, por una gran Semana Santa. Y, en una opinión que creo compartida, a la gente de Muchachada Nui y de El Bananero: muchachos, sin vosotros éstos cuatro días en la playa hubiesen sido más variados léxicamente, pero desde luego, no hubieran sido tan divertidos.
Al tajo: cuándo empecé a interesarme por la política canadiense, allá en mis tiempos de instituto, me sorprendió que los partidos políticos provinciales podían compartir nombre pero no intereses con sus equivalentes federales. Así, por ejemplo, el Partido Liberal de Québec es una miajilla más conservador que el Partido Liberal de Canadá, así como el Bloc Québécois es un poco más conservador que el Parti Québécois. Me parecía extraño entonces, pero es una consecuencia lógica de la cultura política de un país federal, donde hay dos electorados diferentes a los que satisfacer: el federal y el regional.
Vengámonos a nuestro querido país, dónde el secretario general del PNV ha dejado claro en el Aberri Eguna (pregunta: ¿cuántos Aberri Egunak hay al año? Porque estoy convencido de que en la prensa esas fotos de Ibarretxe y compañía paseándose por el campo en compañía de gente en txapela y poniéndose ciegos a pintxos salen más de una vez al año) que si el PSOE quiere pactar con ellos, se podrá hacer "si se decide ampliar el autogobierno". Del referéndum de autodeterminación, del "derecho a decidir de los vascos", ni flowers.
Dos lenguajes, dos ideas, monstruos de dos cabezas: de cara a Madrid y al electorado de las generales (donde el rival es el PSE-PSOE), somos amiguitos, podemos hablarlo, hagamos las cosas de forma civilizada; de cara al electorado de las autonómicas (donde el rival del PNV, para qué negarlo, es la izquierda abertzale) referéndum de autodeterminación y con dos cojones, pues.
¿Cuál es la verdadera opinión del PNV, la que finalmente contará? Siempre he sido de la opinión de que el tal referéndum era un órdago de Ibarretxe para mantenerse a flote en un escenario político como el vasco, donde el que no se radicaliza pierde (véanse los artículos sobre Rosa Díez); los plazos eran (y son) demasiado largos como para tomárselo en serio. Ahora que el PNV tiene posibilidades de tocar pelo en Madrid, el órdago vale la pena: cualquier cosa que no sea un referéndum será escuchada (otra cosa es que se le haga caso).
Éstos acontecimientos demuestran que en un sistema político cada vez más federal, los partidos políticos tienen que saber distinguir entre electorados para conseguir resultados homogéneos en unas elecciones y en otras. A ver si aprenden.
Seguiremos informando.
Al tajo: cuándo empecé a interesarme por la política canadiense, allá en mis tiempos de instituto, me sorprendió que los partidos políticos provinciales podían compartir nombre pero no intereses con sus equivalentes federales. Así, por ejemplo, el Partido Liberal de Québec es una miajilla más conservador que el Partido Liberal de Canadá, así como el Bloc Québécois es un poco más conservador que el Parti Québécois. Me parecía extraño entonces, pero es una consecuencia lógica de la cultura política de un país federal, donde hay dos electorados diferentes a los que satisfacer: el federal y el regional.
Vengámonos a nuestro querido país, dónde el secretario general del PNV ha dejado claro en el Aberri Eguna (pregunta: ¿cuántos Aberri Egunak hay al año? Porque estoy convencido de que en la prensa esas fotos de Ibarretxe y compañía paseándose por el campo en compañía de gente en txapela y poniéndose ciegos a pintxos salen más de una vez al año) que si el PSOE quiere pactar con ellos, se podrá hacer "si se decide ampliar el autogobierno". Del referéndum de autodeterminación, del "derecho a decidir de los vascos", ni flowers.
Dos lenguajes, dos ideas, monstruos de dos cabezas: de cara a Madrid y al electorado de las generales (donde el rival es el PSE-PSOE), somos amiguitos, podemos hablarlo, hagamos las cosas de forma civilizada; de cara al electorado de las autonómicas (donde el rival del PNV, para qué negarlo, es la izquierda abertzale) referéndum de autodeterminación y con dos cojones, pues.
¿Cuál es la verdadera opinión del PNV, la que finalmente contará? Siempre he sido de la opinión de que el tal referéndum era un órdago de Ibarretxe para mantenerse a flote en un escenario político como el vasco, donde el que no se radicaliza pierde (véanse los artículos sobre Rosa Díez); los plazos eran (y son) demasiado largos como para tomárselo en serio. Ahora que el PNV tiene posibilidades de tocar pelo en Madrid, el órdago vale la pena: cualquier cosa que no sea un referéndum será escuchada (otra cosa es que se le haga caso).
Éstos acontecimientos demuestran que en un sistema político cada vez más federal, los partidos políticos tienen que saber distinguir entre electorados para conseguir resultados homogéneos en unas elecciones y en otras. A ver si aprenden.
Seguiremos informando.
1 comentario:
¡¡¡POR FIN EN INTERNÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ!!!
No tienes porqué dar las gracias, compañero, pues hemos pasado unos días de asueto de lo más agradables gracias a TODOS. Me consta que nos lo hemos pasado todos estupendamente.
Me gustaría que me explicaras por qué das por hecho que estamos en un sistema cada vez más federalista, pues lo das por hecho y me encantaría leer tus argumentos. Muchas gracias.
En fin...
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