Hombre, hombre, hombre, qué propia la encuesta de El Mundo publicada hoy:
El 55% de los votantes del PP quiere una oposición más dura
Pues sí, amigos, el Dúo Ambiguamente Gay de la derecha española, Pedro J. y J.Lo., empiezan las hostilidades contra el presumible giro al centro del bigotismo para ganar las elecciones, del que ya he hablado aquí. Carentes de la obediencia atávica al Querido Líder que viene junto al carnet del PP, la derecha mediática prepara su bombardeo diario a Rajoy y a cualquier intento de civilizar la derecha.
El hecho de que tanto Pedro J. como Jiménez Losantos tengan una concesión de televisión generosamente ofrecida por Esperanza Aguirre seguro que no tiene nada que ver.
Las guerras en el PP son guerras de guerrillas. Se hacen a oscuras, a puerta cerrada, y nadie muestra sus cartas. Rajoy ha jugado bien su primera baza: como buen galaico, ha esperado a que todo el mundo mostrase sus fichas (o al menos mostrase las que les definirán públicamente) para posicionarse él mismo. Refuerza la tensión del combate el hecho de que nuestro sistema electoral, como hemos visto, penalizaría la escisión del bigotismo con una mayoría absoluta para el PSOE; el que gane tiene que llevárselo todo; al perdedor le espera la muerte, o peor, el Parlamento Europeo.
Los combatientes están preparados, elegidas las armas; la guerra por el control del bigotismo ha empezado.
Ginger, get the popcorn.
Seguiremos informando.
El 55% de los votantes del PP quiere una oposición más dura
Pues sí, amigos, el Dúo Ambiguamente Gay de la derecha española, Pedro J. y J.Lo., empiezan las hostilidades contra el presumible giro al centro del bigotismo para ganar las elecciones, del que ya he hablado aquí. Carentes de la obediencia atávica al Querido Líder que viene junto al carnet del PP, la derecha mediática prepara su bombardeo diario a Rajoy y a cualquier intento de civilizar la derecha.
El hecho de que tanto Pedro J. como Jiménez Losantos tengan una concesión de televisión generosamente ofrecida por Esperanza Aguirre seguro que no tiene nada que ver.
Las guerras en el PP son guerras de guerrillas. Se hacen a oscuras, a puerta cerrada, y nadie muestra sus cartas. Rajoy ha jugado bien su primera baza: como buen galaico, ha esperado a que todo el mundo mostrase sus fichas (o al menos mostrase las que les definirán públicamente) para posicionarse él mismo. Refuerza la tensión del combate el hecho de que nuestro sistema electoral, como hemos visto, penalizaría la escisión del bigotismo con una mayoría absoluta para el PSOE; el que gane tiene que llevárselo todo; al perdedor le espera la muerte, o peor, el Parlamento Europeo.
Los combatientes están preparados, elegidas las armas; la guerra por el control del bigotismo ha empezado.
Ginger, get the popcorn.
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