jueves, 27 de marzo de 2008

Schadenfreude

Ya es estadísticamente oficial: la crisis inmobiliaria ya está aquí y se está llevando varias inmobiliarias y constructoras por el camino.

Y a pesar de que la crisis amenaza con llevarse por delante un buen bocado de nuestro crecimiento económico, la reacción del español medio es curiosamente de satisfacción.

Entendámonos: la burbuja inmobiliaria era de sobra conocida por todos. Y como todo movimiento especulativo, a su calor se ha producido el enriquecimiento obsceno de una nueva clase empresarial que, salvo contadas excepciones, se ha dedicado a una exhibición de gasto conspicuo e igualmente obsceno. Los beneficios de la burbuja inmobiliaria han llegado directamente a unas pocas manos, y aunque por el mero funcionamiento de la economía ésta riqueza se ha redistribuido, ésta redistribución no ha servido para compensar los inconvenientes de la burbuja; no sólo los precios inflados de la vivienda, sino además el impacto ambiental de un crecimiento urbanístico que altera la calidad de vida de la gente.

Así que aunque al fin y al cabo seamos todos los que vamos a pagar la factura, y que casi todo el mundo ya tiene el dinero a buen recaudo, soñar que los Rocas, los Poceros, los pasapisos aprendices de brujo se han ido al traste nos va a dar por lo menos un par de meses de estúpida alegría.

Seguiremos informando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No tan estúpida. Por supuesto que "la redistribución de esa riqueza debido a los propios mecanismos de la economía" ha sido insuficiente, me río yo de esa redistribución.
Insisto -Insisto, porque ya puse algo en este Blog- en que cuando se habla de crecimiento económico desde luego no se está hablando del mío ni, desde luego, del de la mayoría de ustedes. ¡¡No sean necios!!
Así que es normal que la gente se alegre un poco, o al menos se ría. ¡¡Venganza!!