¿No es guay que en éstos tiempos tan descreídos haya tradiciones comunistas que se mantengan? ¿Que sigan existiendo figuras políticas tan tradicionales como los, literalmente, caídos en desgracia?
Sí, amigos, bienvenidos a Cuba, parque temático donde uno puede vivir los tiempos de Brezhnev con un inconfundible sabor tropical. Los que eran los niños mimados del régimen, los que más pintaban como sucesores de Fidel durante el Período Especial, el ya ex-vicepresidente Carlos Lage y el ya ex-ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, han sido echados a patadas del Politburó (los cubanos lo llaman Buró Político) y, en la página 5 (ojo, PDF) del diario Granma los dos muchachos han escrito (quicir) sendas cartitas que seguro están copiadas de la edición ilustrada de Purga Tu Propio Partido Comunista(Ediciones Progreso, Moscú, 1ª edición, 1927). De hecho, creo que las han puesto juntas para que te des cuenta de que las ha escrito la misma persona.
En todo caso, con ésto Raúl Castro parece confirmar dos certezas: primera, que su hermano se va a morir, y segunda, que la transición, a lo que quiera que sea, la va a llevar él y nadie más. Segando las cabezas de los que podrían discutirle, Raúl se prepara para la tormenta final y a saber dónde va a ir a parar todo ésto.
Seguiremos informando.
Sí, amigos, bienvenidos a Cuba, parque temático donde uno puede vivir los tiempos de Brezhnev con un inconfundible sabor tropical. Los que eran los niños mimados del régimen, los que más pintaban como sucesores de Fidel durante el Período Especial, el ya ex-vicepresidente Carlos Lage y el ya ex-ministro de Exteriores, Felipe Pérez Roque, han sido echados a patadas del Politburó (los cubanos lo llaman Buró Político) y, en la página 5 (ojo, PDF) del diario Granma los dos muchachos han escrito (quicir) sendas cartitas que seguro están copiadas de la edición ilustrada de Purga Tu Propio Partido Comunista(Ediciones Progreso, Moscú, 1ª edición, 1927). De hecho, creo que las han puesto juntas para que te des cuenta de que las ha escrito la misma persona.
En todo caso, con ésto Raúl Castro parece confirmar dos certezas: primera, que su hermano se va a morir, y segunda, que la transición, a lo que quiera que sea, la va a llevar él y nadie más. Segando las cabezas de los que podrían discutirle, Raúl se prepara para la tormenta final y a saber dónde va a ir a parar todo ésto.
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